Intervención de
Alejandro Encinas en el lanzamiento de
“Por México Hoy”
Estación Indianilla, Ciudad de México
3 de octubre de 2015
Compañeras y compañero:
Queremos agradecer sinceramente la
atención que han tenido con la convocatoria que nos reúne hoy que es el
lanzamiento de Por México Hoy. Se trata de una iniciativa para
repensar en colectivo nuestro proyecto de país. De trazar una hoja de ruta para
salir de las coordenadas de desafección con la democracia, corrupción e
injusticia por las que actualmente navega el país.
México enfrenta la peor crisis
humanitaria y de violación de los derechos humanos de su historia. A la
violencia e inseguridad; la corrupción y la impunidad, se suma la
descomposición y el descrédito del Estado mexicano, de las instituciones
públicas y de los partidos políticos.
México se encuentra dividido. Existe un
país de ellos, el uno por ciento, que concentra la riqueza nacional, y el de
nosotros, quienes la crean. El de ellos, la burocracia y la partidocracia de
privilegios, el de nosotros, el de la igualdad, las libertades y los derechos.
El país de ellos, para quienes el cambio generacional significa la construcción
de una nueva oligarquía criolla; y el país de nosotros, el indígena y mestizo,
el que se reconoce en nuestras culturas y tradiciones.
El actual sistema político se ha
agotado. Las instituciones públicas y los órganos de representación carecen de
credibilidad. Los actuales partidos políticos no representan las aspiraciones
de nuestra sociedad.
Los intereses mundanos y el pragmatismo
han contribuido al divorcio de la política de las causas populares. Nuestro
país se ha convertido en un archipiélago de indignaciónque reclama
de un movimiento ciudadano que se constituye como una alternativa a la crisis
mexicana, y que deje atrás las viejas concepciones, valores y símbolos de la
política tradicional. Se necesita un movimiento que exprese la diversidad
de ideales y aspiraciones de nuestra sociedad.
Que tenga como principal objetivo, la
defensa y promoción de los derechos ciudadanos, destacando como principios
fundadores la igualdad, la justicia, la libertad, la tolerancia y la soberanía
popular, y que ofrezca una alternativa que dé cohesión a la indignación para
dar respuesta a los grandes desafíos, producto de una globalización salvaje y
de gobiernos ineficientes que han sido incapaces de reducir la enorme brecha
existente entre pobreza y riqueza, justicia e impunidad, transparencia y
corrupción. Entre el país que somos y el que podemos ser.
No pretendemos construir un nuevo
partido político, pero vamos hacer política, a través de un frente político y
social que proyecte la necesidad de vivir de mejor manera la democracia en su
dimensión colectiva, representando lo público, lo que es de todos.
Un frente que reivindique la política
como una virtud, y no como símbolo de la degradación, la corrupción, la
impunidad y la ineficacia en que hoy la han convertido quienes ejercen el
poder.
Queremos reivindicar la política como
un asunto del interés público. Reinventar la política significa regresarla a su
sentido clásico: ponerla al servicio de la gente, no de los poderosos. La
política no es propiedad de los poderosos, como la democracia no es posible sin
la participación del pueblo.
Es hora de volver a imaginarnos nuestro
ser colectivo y reconstruir un proyecto alternativo al de la élite en el poder.
Para ello, debemos replantear nuestro
desempeño, abandonar los lugares comunes, modificar nuestras prácticas e
incluso nuestro lenguaje. Necesitamos aprender a escucharnos y aprender de
nuevo a leer lo que sucede en el país, para responder a las aspiraciones
populares y para fortalecer una iniciativa social con autonomía del poder
político y con un ideario renovador.
Tenemos que escuchar a la gente y dejar
de hablarnos a nosotros mismos. Escuchar el dolor de las víctimas, de los
padres que perdieron a sus hijos por la violencia del Estado o en la absurda
guerra contra el crimen; del campesino despojado de sus tierras por la
voracidad de los negocios: del empresario acechado por la extorsión y por la
corrupción. Escuchar al joven al que le conculcaron su derecho para seguir
estudiando; al profesionista que no encuentra empleo; al migrante y al
desplazado que quieren regresar a su tierra; a las jefas de hogares
monoparentales que tienen que trabajar dobles jornadas para sacar adelante a su
familia.
Tenemos que escuchar a quien
injustamente está preso porque no puede pagar su defensa; al periodista al
quien el poder quiere silenciar; al vecino que atestigua cómo la voracidad
inmobiliaria deteriora el barrio que lo vio crecer y escuchar a los niños que
quieren vivir en un país que no lo despojen de su derecho a soñar.
Queremos mirarnos de frente para
identificarnos, para saber que no estamos solos y que como nosotros, hay
millones de mexicanas y mexicanos indignados que quieren salir de su
aislamiento y están dispuestos a organizarse para rescatar a nuestro país.
Quienes queremos el cambio y la
dignificación nacional somos mayoría, pero debemos organizarnos en torno a
causas concretas desde el territorio; los barrios, colonias, ejidos, escuelas,
universidades y centros de trabajo, para que esta mayoría social se traduzca en
una nueva mayoría política.
Para lograrlo, debemos encauzar esta
energía social en causas transformadoras y vertebrar la indignación cívica en
organización partiendo de tres premisas:
Primero. No se trata de hegemonizar iniciativa alguna ni de fusionar
los diversos movimientos sociales, sino de sincronizar sus luchas y
acompañarlas para que cada demanda tenga mayor resonancia. Nadie debe venir a
imponer ni a decir lo que se tiene que hacer. Se trata de sumar esfuerzos
respetando las definiciones y estrategias de cada individuo y organización.
Segundo, así como lo coyuntural tiene un encadenamiento histórico, las
problemática local no surgen de manera espontánea ni son fenómenos aislados. Lo
que se busca es articular agendas comunes: la defensa de los derechos humanos,
la agenda feminista, la ambientalista, la sindical, y demandas locales como la
lucha por la defensa del territorio y los recursos naturales de las comunidades
indígenas y campesinas del país, y vincularlas con un proyecto integral de
país.
Y tercero, acompañar este proceso con la deliberación y movilización social, que
sume esfuerzos y acumule fuerzas. Ya que si bien la fuerza sin ideas carece de
sentido, las ideas sin una fuerza social que las impulse son estériles. La toma
de consciencia y empoderamiento popular son procesos que van de la mano en la
construcción de ciudadanía.
Por México Hoy busca ser un espacio de confluencia y diálogo
sincero, para superar desconfianzas mutuas y levantar la mirada al horizonte
para construir un futuro común. Superar los desencuentros para abrir
oportunidades e incorporar a sectores sociales que no suelen participar en los
asuntos públicos.
Las lógicas de la vieja política tienen
que dar paso a la interpelación de todos los sectores sociales, alentar la iniciativa
personal o colectiva, y reconocer al mismo tiempo nuestras diferencias en la
pluralidad, con flexibilidad organizativa para conjugar espacios de
participación de organizaciones e individuos, en función de sus interés,
capacidades y posibilidades, para coordinar acciones diversas, dejando
atrás las prácticas clientelares, la corrupción y el burocratismo.
Tres valores deben articular nuestra
acción: ética, justicia y solidaridad con las causas sociales.
Por México Hoy reconoce la importancia electoral e
institucional, pero reitero, no es ni pretende ser un partido político. Vamos a
hacer política, levantando miras para comprender que ésta no es una época de
cambios, sino un cambio de época.
En esta nueva época, quienes hoy
difícilmente se saludan van a tener que aprender a convivir. Los partidos con
los movimientos, la administración con la autogestión popular, la organización
con la flexibilidad, la voz experta con la voz sentida, el voto con la libertad
de sufragio, la eficacia ejecutiva con la democracia deliberativa y, los viejos
militantes que ejemplarmente aún resisten, con las generaciones emergentes que
tienen que asumir ya las riendas en la conducción del país.
No hay un solo camino ni una sola
verdad. En la conjugación de estrategias y la inclusión de la diversidad reside
la fortaleza de una política alterna.
Reinventar la política es también
disputar el sentido común y la solidaridad. Los poderosos han logrado que su
ideología sea asimilada como algo normal para los sometidos. La vida cotidiana
se basa en la competencia y el consumismo, en la lógica del mercado donde sólo
sobreviven los más aptos. Cuando la desigualdad es el principio ordenador. En
el surgimiento de una nueva época es posible vislumbrar una sociedad basada en
la reciprocidad en la cual todos debemos hacernos cargo de que nadie quede
rezagado.
A la política ideologizada y fantasiosa
de los últimos decenios le siguió una política pragmática, anodina y
burocrática alejada de los fines democráticos. A diferencia de nuestros padres que
confiaban en transformar a la política, las generaciones más jóvenes han
encontrado al final del camino sólo un gran vacío ético y moral.
Con Por México Hoy estamos apostando por algo nuevo. Qué la
sociedad se apropie de esta iniciativa y la encuentre como una plataforma de
participación política. Vamos a democratizar la democracia y vamos a construir
un México sin exclusiones, en la que todas y todos tenemos un lugar. Este es
nuestro reto, hacer de nuestro país, un México para todos y deseamos con todo
corazón que ustedes y que muchas mexicanas y mexicanos más compartan este
proyecto y se asuma en este sueño para rescatar a nuestro país.
Muchas gracias.
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