“Esta
contrarreforma energética, significa la privatización de las ganancias y la
socialización de las pérdidas.” Alejandro Encinas
INTERVENCIÓN EN TRIBUNA DEL SENADOR ALEJANDRO ENCINAS EN RELACIÓN AL ÚLTIMO DICTAMEN SOBRE LA REFORMA ENERGÉTICA
Senado de la República
Senador Alejandro Encinas
Rodríguez
6 de agosto de 2014.
PUEBLO
DE MÉXICO….
El día de hoy se cierra un ciclo político y
legislativo que pasará a la historia como uno de los momentos de mayor
ignominia del país.
Los primeros dos años de esta Legislatura representan la mayor regresión política que haya enfrentado nuestro país en más de un siglo.
Los primeros dos años de esta Legislatura representan la mayor regresión política que haya enfrentado nuestro país en más de un siglo.
Nunca como en este periodo histórico, se ha acudido
a reformar los ordenamientos legales, afectando severamente los principios
fundacionales de la nación mexicana.
Los cambios impulsados desde las esferas del poder a lo largo de más de tres décadas, han desmantelado la Constitución y al Estado mexicano. Se ha renunciado a la propia originaria de la Nación sobre su territorio, privatizando los bienes y recursos de todos los mexicanos.
Se trata de un golpe de estado legislativo que rompe con el pacto social que resultó del Constituyente de 1917 y que permitió, pese al autoritarismo, la intolerancia e incluso la represión gubernamental, avanzar en la construcción de espacios de ejercicio democrático.
Las llamadas reformas estructurales en materia laboral, energética, educativa, hacendaria y en telecomunicaciones; quedarán registradas en la historia al igual que los Tratados de Guadalupe Hidalgo y los Tratados de Bucareli como un acto de traición a la patria.
Se ha impuesto el pensamiento conservador y un modelo económico, que ha conducido a la miseria a la mayoría de los mexicanos, permitiendo la concentración de la riqueza nacional en una oligarquía que desprecia la desigualdad en que viven la mayoría de los mexicanos y los derechos más elementales que les permitirían vivir con bienestar.
Se ha dado un golpe de mercado a la economía social. Se somete a México al culto al mercado. El Estado abdica a la rectoría de la economía y a sus responsabilidades para velar por el interés general, imponiendo el interés privado sobre los asuntos públicos. Se busca diluir el ser colectivo que da identidad a nuestra nación para imponer el yo por encima del nosotros.
Se ha dado un golpe político a los mexicanos.
Estamos ante la reconfiguración del poder político y económico en el país. Se
ha gestado una coalición conservadora que ha cedido poder y soberanía a las
corporaciones y a los grupos económicos predominantes. Esta conformación
política alienta además, la centralización del poder público, en demérito del
federalismo, de los estados y de los municipios.
El despojo de nuestro petróleo representa un
triunfo político, ideológico y cultural de la derecha, que incluso logró
subordinar a las escasas fuerzas nacionalistas que aún subsisten dentro del
PRI.
Se impuso una estrategia que conjugó una campaña de comunicación que engañó a la población acerca de los alcances privatizadores de la reforma energética.
Al eliminar el carácter estratégico del sector energético, y al declarar de interés público y social la industria de los hidrocarburos, cuya actividad será preferente sobre cualquier otra actividad económica; se profundiza la vulnerabilidad de la propiedad pública, social y privada; al permitir la expropiación de las tierras o su ocupación temporal, para el establecimiento de negocios privados.
Esta ocupación temporal profundiza el despojo y el engaño. La expropiación de tierras ejidales y comunales para la explotación de hidrocarburos, prevalece en distintas leyes, en tanto la ocupación temporal permitirá el saqueo indiscriminado de las tierras que hoy son patrimonio de las familias mexicanas y que si algún día le son devueltas, carecerán de valor.
Las leyes secundarias de la contrarreforma energética que han aprobado, sintetizan de manera nítida la visión patrimonialista, que sobre los asuntos públicos han impuesto el actual gobierno y sus aliados, violando además el derecho al libre acceso al agua y a un medio ambiente sano; al presentar modelos energéticos que fortalecen una dependencia económica de recursos no renovables, y al permitir la práctica de la fractura hidráulica para extraer el gas shale, que requiere millones de litros de agua y contamina los mantos freáticos y las aguas superficiales.
La creación de la Agencia de Seguridad Industrial y
Protección del Medio Ambiente, además de crear una burocracia onerosa que
invadirá competencias de otras instituciones, se convertirá en el principal
especulador inmobiliario y depredador de los usos del suelo; llegando al
extremo de que podrá autorizar el manejo forestal o el cambio del uso de suelo
forestal en las áreas ya concesionadas.
A la par de las reformas constitucionales, se ha emprendido un embate contra los derechos de los trabajadores y sus sindicatos. Primero fue la persecución al Sindicato Minero Metalúrgico que allanó el camino para concesionar a particulares la cuarta parte del territorio nacional. Posteriormente liquidaron a Luz y Fuerza del Centro, pretendiendo desaparecer al Sindicato Mexicano de Electricistas.
La reforma educativa eliminó las condiciones de trabajo del magisterio, al crear el Instituto de Evaluación Educativa que pretende asumir el ingreso, promoción y permanencia de los maestros en su empleo y, finalmente, con esta contrarreforma que transforma a Pemex y a la CFE en empresas productivas del estado, se disolverán los contratos colectivos, se fragmentará la industria eléctrica y energética en empresas privadas, públicas y mixtas que impondrán sus propias condiciones de contratación.
La Nación pierde el dominio sobre el petróleo y la electricidad, Pemex y CFE dejan de ser organismos públicos propiedad de la nación para convertirse en empresas productivas del Estado, “propiedad exclusiva del gobierno federal”, reduciéndolas a su mínima expresión, a fin de transferir las actividades sustantivas de este sector a particulares, afectando la seguridad energética de nuestro país.
Las contraprestaciones y regalías que las empresas entregarán al Fondo Mexicano del Petróleo, no formarán parte de la administración pública, se sujetarán a la legislación civil y mercantil; los integrantes de su Comité Técnico, encabezado por la Secretaría de Hacienda, no serán considerados servidores públicos y actuarán de manera independiente de la legislación que regula a los entes públicos, actuando como un particular que establecerá contratos con otros particulares con el manejo arbitrario de los recursos públicos sin ningún control legislativo.
Las licencias que se otorgarán en la práctica son concesiones del territorio nacional para la extracción y venta directa de los hidrocarburos por parte de las empresas privadas, cediendo a los particulares, fundamentalmente extranjeros, la decisión de la velocidad del aprovechamiento de los hidrocarburos en función de maximizar ganancias sin garantizar la seguridad energética del país.
En el caso de los contratos de utilidad y producción compartida, los contratistas privados podrán recuperar los costos de exploración fallida y deducirlos hasta tener una explotación exitosa de hidrocarburos. Es decir, aquel planteamiento de compartir riesgos con el sector privado, constituye una nueva mentira, ya que los inversionistas no correrán riesgo alguno y se verán beneficiados al entregarles parte de la renta petrolera que actualmente es exclusiva de la nación.
Esta contrarreforma energética, significa la privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas. La privatización se nutre del patrimonio nacional y del despojo de los derechos sociales conquistados a través de décadas por las mexicanas y los mexicanos en este país.
Con la aprobación de estas leyes secundarias se consolida la economía de mercado, la captura del Congreso de la Unión, la cooptación de líderes políticos, el control monopólico sobre la opinión pública, y se atomiza y fortalece el desánimo y la frustración social ante el abuso, la corrupción y la impunidad.
A lo largo de estos años, se canceló el Parlamento como la vía democrática de la consolidación de los cambios en este país. Urge a esta Soberanía replantearse el quehacer parlamentario y su función de contrapeso en las decisiones fundamentales del Estado. Y hay que recodar, quien legisla en beneficio propio o de una casta oligárquica traiciona la soberanía popular que dice representar.
Por eso no me extraña la actitud de la derecha. La derecha al igual que el capital no tiene memoria, no tiene historia ni valores. Tiene intereses. Por ello, la ultra derecha, de nueva cuenta, hoy, haciendo gala de una enorme ignorancia e hipocresía, pretende borrar la memoria histórica e imponer un pensamiento único.
Esta ignorancia e hipocresía alienta el encono social y alentará la confrontación entre las clases sociales.
Cárdenas está más vivo que nunca, su pensamiento y visión de estado están plenamente vigentes. No estamos derrotados, estamos indignados; y esta indignación aumenta nuestro espíritu libertario y nuestra rebeldía y esta rebeldía la transformaremos en respuesta y en organización social.
Ya nos veremos las caras en las urnas y en la
consulta popular en el 2015.
Que ¡Viva Cárdenas! y que ¡Viva México!
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