En el contexto del aumento de los índices delictivos en el Estado de México y con la inauguración de la Gendarmería Nacional y su entrada en el municipio de Valle de Bravo con cinco mil elementos, el pasado 27 de agosto, el Senador Alejandro Encinas señaló que esto es una consecuencia de la inexistente política de seguridad pública, hecho que desdibuja aún más la imagen del gobernador Eruviel Ávila quien ha perdido el control sobre una de las asignaturas prioritarias: las seguridad física y patrimonial de los habitantes de este Estado, puntualizó el legislador.
Recordó que han pasado dos años desde que el entonces candidato a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, propusiera en julio de 2012 la creación de un cuerpo de seguridad compuesto por 40 mil elementos para combatir al crimen organizado. Este viernes 22 de agosto, la Gendarmería Nacional inició formalmente sus operaciones. Sin embargo, manifestó el Senador Encinas esto es un síntoma alarmante ya que representa la militarización de las policías.
Vale la pena, abunda el legislador por el estado de México, preguntarse ¿por qué en Valle de Bravo? Hay que recordar que este municipio se ha visto azotado por una ola de secuestros a los turistas que visitan el lugar; y resulta curioso que el mismo día de la entrada de estos gendarmes, el procurador de justicia del Estado de México, Alejandro Jaime Gómez Sánchez, dio a conocer que ya habían sido liberadas todas las personas que se encontraban privadas de la libertad y el jueves 28 fueron capturadas tres mujeres, presuntas cómplices de estos delitos.
La inauguración de la Gendarmería Nacional en Valle de Bravo, tiene un significado estratégico que rebasa la protección a la zona turística, enfatiza Encinas Rodríguez, es un municipio clave desde el punto de vista electoral ya que ahí se registra la mayor actividad turística, además de ser cercano al municipio de Atlacomulco, donde radica el llamado Grupo Atlacomulco, perteneciente a los denominados Golden Boys, encabezados por el propio Peña Nieto y del que el gobernador Ávila no forma parte. De este grupo han salido la mayor parte de los candidatos priistas y posteriormente presidentes de la República.
Para el Senador Alejandro Encinas, a Eruviel Ávila le resultó contraproducente solicitar la intervención del ejército en el Estado ya que ante el evidente estado fallido y la ingobernabilidad que permean el Edomex, abrió la posibilidad para que, en los hechos, fuera relevado por la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) encabezada por Monte Alejandro Rubido García, quien declarara a los medios de comunicación la urgencia de la intervención de la fuerzas federales para frenar la ola delictiva.
Para Peña Nieto, la Gendarmería “se trata de cuerpos con formación y adiestramiento militar, que estarán bajo el mando civil.” Este es el mismo modelo aplicado en Michoacán con la entrada de Alfredo Castillo. ¿Acaso Peña Nieto estará pensando intervenir a Eruviel Ávila? cuestiona el legislador.
Para Alejandro Encinas lo cierto es que la imagen que muestran a la ciudadanía es que para luchar contra el crimen organizado es inevitable construir una nueva división de la Policía Federal. ¿No son suficientes las cuatro Bases de Operación Mixta (BOM) en Valle de Bravo, ahora el poblado tiene que convivir con la presencia de cinco mil militares pertenecientes a la Gendarmería?
Pero lo inquietante no es el número de elementos, apunta el Senador, sino la calidad de éstos. Peña Nieto con su constante improvisación nos quiere asombrar con el aprendizaje de una nueva palabra, gendarmería, la cual no tiene nada que ver con el uso que se le daba en Francia, España, China, en donde los miembros de este grupo se regían bajo estrictos cánones de ética. Las gendarmerías existieron principalmente en países con conflictos con el crimen organizado o con el terrorismo, sus elementos estaban capacitados para defender a la ciudadanía, tenían un grado que los separaba de los policías comunes. Sin embargo, el término gendarmería ha pasado de moda y el uso de estos grupos también.
Habitualmente, una gendarmería era definida como un cuerpo militarizado que cumplía funciones de policía en zonas rurales y pequeñas poblaciones. Casi todas las existentes son un resabio histórico: la francesa fue fundada en 1791, la italiana (los Carabinieri) en 1814 (en el reino de Piemonte-Cerdeña, originalmente), la española (la Guardia Civil) en 1844, la portuguesa en 1834, la argentina en 1938. Es decir, proceden casi sin excepción de épocas sin buenas vías de comunicación, donde el transporte de personal era difícil y la mayoría de la población habitaba en el campo.
Pero esas no son las condiciones que prevalecen hoy en México, abunda el legislador mexiquense; el país es urbano y lo será cada vez más. 95% de la incidencia delictiva y 80% de los homicidios se concentran en zonas urbanas. Sin duda, la Gendarmería Nacional hubiera sido una idea innovadora unos 200 años atrás.
El Senador fue contundente al señalar que esta gendarmería no está lo suficientemente capacitada para cumplir con las responsabilidades que le confiere el nuevo Código de Procedimientos Penales.
Mencionó que recientemente, en entrevista con Denise Maerker, el presidente Peña declaró que la corrupción se trata de un problema “cultural”. Si esta concepción del ejecutivo tuviera un argumento sólido, no le vendría a bien tener puestas sus esperanzas en la nueva Gendarmería Nacional presentada la semana pasada, pues dado nuestra “cultura corrupta” pronto esta división también se contaminará. Entonces, si aceptamos que la corrupción es cultural, habría que aceptar que no es posible pensar en la modernización del país en un futuro cercano.
Tampoco habría por qué hacer reformas, pues bajo el escudo del fenómeno cultural, el gobierno se muestra tolerante con la corrupción, lo cual pone en riesgo la esperada transformación del país.
Luego entonces, resulta estrepitoso el hecho de que el titular de la naciente Gendarmería Nacional, Manelich Castilla Cravioto, quien fuera separado de su mando en la Policía Federal (PF) en agosto del año pasado como titular de la División de Seguridad Regional de la PF sea ahora puesto al mando de la Gendarmería. Cabe mencionar que su destitución nunca fue aclarada, aunque se produjo luego de un fallido operativo antidrogas de la PF en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Para el Senador Alejandro Encinas el anuncio de la puesta en marcha de la Gendarmería es otro ejemplo de las deficiencias en el diseño de una política de seguridad pública. Pese a que en su campaña Peña Nieto prometiera crear esa policía militarizada con 40 mil soldados y marinos bajo el mando de un civil, como respuesta institucional al problema de la inseguridad y el crimen organizado, ya en Los Pinos, la idea se puso en marcha, pero por todos lados se les señaló a los nuevos funcionarios responsables de la seguridad que no era una buena idea crear otro cuerpo policiaco sin objetivos ni funciones claras, sin el adecuado fundamento jurídico.
Finalizó contundente al señalar que la creación de la Gendarmería está lejos de representar una solución al problema de la inseguridad y tampoco puede decirse que sea parte de una estrategia o política integral en materia de seguridad pública por varias razones. Al paso del tiempo, la pérdida de confianza en la Policía Federal al mismo tiempo que la delincuencia se acrecentaba a pasos agigantados, la nueva Gendarmería Nacional se vislumbró como la nueva policía que nos devolvería la tranquilidad como fue en un momento en Colombia, España, Francia, Argentina, Italia; pero sin temor a equivocarme, será otro intento costosísimo seguramente, que no le devolverá la tranquilidad a los mexicanos.