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"Estamos en una crisis humanitaria que deriva de la ausencia del Estado":

Alejandro Encinas Rodríguez

Venimos de lejos

Dtto 30

Constituyente

Senador



Hermilo Lopez-Bassols
El pueblo unido jamás será vencido (III-III)
El Sol de México
5 de junio de 2009


SAN SALVADOR, El Salvador. Para aquellos que participamos en la tarea diplomática de negociación, bajo los auspicios de la ONU, entre FMLN y el Gobierno de El Salvador, fue motivo de profunda satisfacción la juramentación del presidente Mauricio Funes y de Salvador Sánchez Cerén como vicepresidente y ministro de Educación.

Un auditorio con más de 4 mil personas que expresaron en todas las formas posibles, los sentimientos que les embargaban. Desde una esposa del expresidente saliente que lloraba, otro expresidente que se exaltaba, hasta los cientos de partidarios del partido en el poder que daban rienda suelta a su alegría. En el centro del local, habilitado como Asamblea Legislativa, los dos presidentes y vicepresidentes y el nuevo gabinete -la mitad son amigos muy próximos de quien escribe-, a su derecha los jefes de Estado, algunas de sus esposas y el príncipe de Asturias y Letizia. A la izquierda la Corte Suprema. Abajo, los diputados miembros de la Asamblea Legislativa entrante con una ausencia, atrás los invitados especiales del presidente y del partido.


En la primera banca, Porfirio Muñoz Ledo, Alejandro Encinas, Gustavo Carvajal y López-Bassols. Ingresaron los jefes de Estado en orden alfabético, la concurrencia manifestó sus preferencias, silencio ante el primer ministro de Belice, el presidente de Costa Rica, Guatemala y Honduras. Una enorme ovación para el vicepresidente cubano como también para el brasileño. Un sector se pronunció por los príncipes de Asturias. Correa se llevó muchas palmas al igual que Michelet. Algún grito fuerte por allí hacia Calderón y un fuerte abucheo a Uribe, como también al presidente de Taiwán. Por diversas razones no estuvieron, ni Evo, ni Hugo Chávez y Daniel llegó hasta la tarde. A las 10:53 a.m. tomó protesta el presidente Funes y después Salvador Sánchez Cerén ("Leonel"). (Tres miembros de la Comandancia General vivieron en la residencia de la Embajada de México -Schafik, Leonel y Villalobos- por varios meses en 1992.

Había expectación por conocer el mensaje inaugural, unos esperaban una respuesta enérgica a los últimos ataques de Arena otros un llamado a la conciliación y la unión de fuerzas. Funes fue categórico. Denominó a su gobierno del cambio y se pronunció por los más desprotegidos. Si bien pidió trabajar conjuntamente a todos los sectores, pronto informó del desastre que dejaban cuatro gobiernos areneros que literalmente saquearon al país. Por ello dijo que había que reinventar un nuevo proyecto de país que disminuya las desigualdades y recupere el tiempo perdido. Dijo que el país vivía una crisis económica muy profunda cuyas causas no solamente estaban en el exterior. Propuso medidas inmediatas para atacarla, especialmente en cuanto a las finanzas públicas que fueron manejadas arbitrariamente por la élite gobernante, resguardar los empleos, proteger a los sectores más vulnerables, impulsar una política de Estado en materia económica. Por lo que creará 100 mil empleos en los próximos 18 meses. Ofreció infraestructura básica a los más pobres municipios del país -electricidad, vivienda, agua y escuelas-. Ofreció -reivindicación del FMLN- dotar de uniformes todos los niños que concurran a las escuelas públicas y servicio de salud gratuito a quienes pierdan el empleo.

Pero el golpe más contundente vino al abordar la economía, prometió austeridad, racionalización de los subsidios y combate a la evasión fiscal, prometiendo convocar a un foro de diálogo que marque la estrategia para la política económica. Habló de la necesidad para recuperar la eficacia pública ante las amenazas del narcotráfico y el crimen organizado. Subrayó que no habría protegidos por el apellido, y privilegiaría a los más pobres, en una certera evocación a monseñor Romero, la que se llevó los mayores aplausos de la jornada.

Teniendo presentes a Lula y a Hillary Clinton, señaló como sus ejemplos a seguir a Obama y al presidente brasileño. Se pronunció por la unidad latinoamericana pero fue cuidadoso de no mencionar el ALBA. Sonora ovación se oyó al esperado anuncio de la reanudación de relaciones con Cuba más no hizo alusión a la República Popular de China por cortesía al mandatario taiwanés.

El regocijo entre la izquierda latinoamericana era enorme, los gritos de "El pueblo unido jamás será vencido" tronaban en el recinto. Más tarde, en el estadio Cuscatlán, varios mandatarios hablaron a las fuerzas populares del FMLN, Correa, encendido, inteligente, convincente; Daniel, como en sus viejos tiempos; Cuba mesurada y Funes se puso la camiseta roja de la victoria. Allí los saludamos. Al día siguiente, Tania, viuda de Schafik, nos invitó al cementerio, donde el vicepresidente cubano le rindió homenaje al gran caudillo de la izquierda Schafik Handal. En privado, nos habló sobre los detalles de la última traición en Cuba.

Así, un país para nosotros de singular cariño, se encamina a un profundo cambio social. México ya no tiene el lugar de antaño, lo ha perdido por las veleidades y torpezas de su política exterior.


Hoy El Salvador encuentra en Lula a su líder carismático en el continente. En esta tesis, Porfirio, Encinas y Carvajal -viejos zorros- asintieron plenamente.


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