Adiós al federalismo
Alejandro Encinas Rodríguez
El Universal
Martes, 10 Febrero 2015
Después del desmantelamiento del Pacto Social de
nuestra constitución y de que el Estado ha abdicado de sus facultades para
regir la economía y cumplir con su responsabilidad social, toca el turno al
Pacto Federal.
Las reformas propuestas por Enrique Peña Nieto en
diciembre pasado, trascienden con creces la intención de establecer el mando y
la policía única en las 32 entidades federativas, ya que propone reformar siete
artículos constitucionales, cuyo contenido rompe con bases fundamentales de
nuestro federalismo.
Se pretende reformar el artículo 115 constitucional
y redefinir las competencias de cada orden de gobierno en materia de seguridad
pública, eliminando esta facultad de los gobiernos municipales, al establecer
que la función policial será competencia exclusiva del gobierno estatal, por lo
que la autoridad municipal dependerá de una autoridad “superior” para hacer
cumplir el Bando de Buen Gobierno, sancionar las faltas administrativas,
regular el tránsito, aplicar el reglamento de vía pública, y hasta detener
borrachitos o a quien cometa –como existe aún en muchos lugares- “faltas a la
moral pública” en su jurisdicción. Obligándolo además, a pagar al
gobierno estatal la prestación del servicio.
Se busca además facultar al Congreso de la Unión
para expedir una Ley contra la Infiltración de la Delincuencia Organizada en
las Autoridades Municipales –como si éste fuera la única institución infiltrada
por el crimen-, la que permitiría al gobierno federal disolver los
ayuntamientos en los que “existan indicios” de infiltración de la delincuencia;
nombrar a la autoridad suplente, y asumir, total o parcialmente, las funciones
municipales, interviniendo así en el régimen interno de los estados y en la competencia
de los congresos locales, para legislar respecto a la disolución de
ayuntamientos, nombrar a los comités municipales sustitutos y convocar, en su
caso, a nuevas elecciones.
Resulta difícil suponer la operación de la policía
única en los municipios gobernados por usos y costumbres, como absurdo imaginar
a la autoridad federal asumiendo las tareas de recolección de basura.
La avidez centralista ha enfocado su campaña contra
el municipio como el eslabón más débil de la cadena institucional, donde ha hecho
su enclave el crimen, cuando en realidad el municipio es víctima de un sistema
que lo ha desmantelado política y económicamente. Debilidad que encubre las
responsabilidades federales y estatales.
Quien tiene el mando, manda, y existen experiencias
nefastas sobre la concentración desmedida del mando policial, como sucedió con
el General Arturo Durazo y su “Hermandad” en el Distrito Federal, o el Barapem
en el Estado de México, los que acabaron administrando el crimen. Como alerta
Edgardo Buscaglia: policía única, mafia única.
Senador de la República
No hay comentarios:
Publicar un comentario