El centralismo no está en el gobierno
de la Ciudad de México, sino en la desmedida concentración de facultades
políticas: Alejandro Encinas
Intervención en tribuna del Senador Alejandro
Encinas Rodríguez, del Grupo Parlamentario del PRD, para hablar a favor del
dictamen con proyecto de decreto por el que se reforman, se adicionan y se
derogan diversas disposiciones de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, en materia de reforma política de la ciudad de México.
Alejandro Encinas Rodríguez, (AER): Gracias, Senador Barbosa.
La verdad es que resulta paradójico
cómo en los momentos donde los órganos representativos de nuestro país
atraviesan por la peor crisis de credibilidad; todos los órganos de
representación popular, las instituciones públicas, los partidos hagamos un
esfuerzo tan profundo por demeritar y desvirtuar nuestro propio trabajo.
Porque la verdad, si revisamos con
detenimiento el contenido de la reforma, con la sola excepción de la
integración por designación del 40 por ciento del congreso constituyente,
estamos dando un paso que, sin lugar a dudas, va a marcar no solamente una
diferencia profunda en el ejercicio de la vida democrática y en el ejercicio de
los derechos políticos de la Ciudad de México, sino que va a abrir un nuevo
espacio a modalidades de organización y de participación ciudadana distinta.
Y uno de estos ejercicios novedosos es
la elección del 60 por ciento del constituyente a partir de una lista de una
sola circunscripción, lo cual es propio de muchos sistemas parlamentarios en el
país, es el caso de España, es el caso de Italia, es el caso de otros países donde
en el régimen parlamentario la lista define la composición de los órganos
legislativos y eso no demerita su origen y legitimidad democrática.
Y lamentablemente, como lo advertí
desde mi primera intervención, seguimos regresando a la vieja discusión que
tiene ya más de un siglo, en esta lógica de que la Ciudad de México es el fiel
reflejo del centralismo, cuando no se quiere entender que el centralismo no
está en el gobierno de la Ciudad de México, sino que el centralismo es la
desmedida concentración de facultades políticas y de manejo de los recursos
públicos en el gobierno federal.
Y hay que diferenciar el gobierno
federal y el centro, de lo que es el gobierno del Distrito Federal, y no creo
que sea un asunto, en ocasiones, de regionalismo o de provincianismo, yo creo
que a veces es desconocimiento, falta de información, aunque también hay que
señalar que esa visión regionalista y esa actitud que se acendró durante muchas
décadas en contra de los habitantes del Distrito Federal, llegó a situaciones extremas
en el estado de Jalisco, en los años 60 y 70, con aquella consigna que decía:
“Haz patria y mata un chilango”, y eso es justamente lo que hay que erradicar
en esta discusión y en este tipo de concepciones, porque insisto, el
centralismo no está en la capital de la República, está en la desmedida
concentración del poder público en el gobierno federal.
Y aquí se han señalado algunos de los
supuestos privilegios de la Ciudad de México, del gobierno del Distrito
Federal, que tienen un trato presupuestal privilegiado, lo tuvo, yo lo dije en
mi primera intervención, cuando esta se erigió en la ciudad del Presidente.
Pero a partir de la elección de los
gobiernos democráticos, no solamente ha ido disminuyendo significativamente
cada año las participaciones federales que le corresponden, sino que también de
manera inducida se reportaron la posibilidad de obtención de mayores recursos a
la ciudad, donde recuerdo, cuando es electo el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas,
Jefe de Gobierno, por primera ocasión, aquí en el Distrito Federal, se hereda
una deuda de 18 mil millones de pesos de los gobiernos del PRI, del
Departamento del Distrito Federal, que tuvo que asumir el gobierno de la Ciudad
de México.
En ese año, y en los subsiguientes, el
gobierno federal nunca pagó 2 mil 800 millones de impuestos sobre la nómina que
debió haber enterado a la ciudad, y a la fecha no lo hace, e incluso, en 1998,
en la Cámara de Diputados no se autorizó el techo de endeudamiento de la
ciudad, y se habla de favorecer a la Ciudad de México con el subsidio a la
educación y a los servicios de salud.
Yo quiero recordarles, que en el
convenio en el proceso de descentralización educativa, lo que se acordó fue, no
solamente descentralizar la administración de los servicios educativos a los
estados, sino los recursos económicos de la federación para asumir esos gastos,
lo que no sucedió.
Al Distrito Federal, en el momento de
la descentralización educativa, se le recortaron 14 millones de pesos de
participaciones, supuestamente para sufragar el costo que implicaría la
descentralización a los otros estados de la república. Y lo que sucedió es que
el gobierno federal no cumplió con la obligación de entregar las
participaciones que le correspondían más que en el primer año.
Y hoy están en el colmo de lo absurdo,
porque hoy en los estados, ni administran los servicios educativos federales,
ni sirven los planes y programas de estudio, ni incide en la contratación y en
las condiciones generales de trabajo que les impone el gobierno federal a los
maestros, ni inciden en el ingreso de promoción y permanencia de los maestros a
partir de la creación de la reforma educativa y el Instituto Nacional Para la
Evaluación de la Educación, y ni siquiera pagan la nómina, ni definen las
comisiones de los maestros en su estado.
Aquí la discusión debería ser al revés.
Lo que deberían de plantearse hoy los estados de la república es regresarle al
gobierno federal los servicios educativos, porque solamente descentralizaron la
administración del conflicto y no administraron la prestación de los servicios
educativos, y eso es lo que hay que discutir en serio, porque además nunca quisieron
descentralizar los servicios educativos al Distrito Federal, primero, porque
establecieron como condición en el convenio de descentralización, que hubiera
acuerdo con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, y por
supuesto, porque no solamente el SNTE quería conservar el control sobre los
maestros del Distrito Federal y una Subsecretaría de Educación Pública en el
ámbito federal, sino porque sabían la enorme fuerza que implicaría darle a la
izquierda el poder incidir en los planes y programas de estudio y en el
desarrollo de la educación en la Ciudad de México, porque incluso esta es la
relación negativa con el gobierno federal, que teniendo una ley que otorga los
útiles escolares a todos los estudiantes de las escuelas públicas, la SEP no
permite al gobierno de la Ciudad entrar a las escuelas a entregar, ni los
libros de texto, ni los útiles escolares, ni los uniformes gratuitos a los
estudiantes de las escuelas públicas, y otros componentes, como el caso del
sector salud.
Yo nada más, por economía de tiempo,
voy a dar algunos datos que actualmente existen, por ejemplo, el día de hoy, el
21 por ciento de los estudiantes de las escuelas públicas, en primaria y
secundaria del Distrito Federal, provienen del Estado de México; el 21 por ciento
de las atenciones médicas de los servicios de salud del Distrito Federal, se
proporcionan a habitantes de otras entidades, principalmente del Estado de
México, pero también de Hidalgo, de Guerrero, de Oaxaca, de Morelos, de
Tlaxcala, de Jalisco.
El 36 por ciento de las atenciones en
los servicios de salud del gobierno de la Ciudad de México, es para atender a
población de otras entidades del país.
El 90 por ciento de las emergías
médicas del Estado de México se atienden en el Distrito Federal.
El 46 por ciento de los usuarios del
Metro que está subsidiado su boleto, provienen del Estado de México y de
Hidalgo, particularmente, y qué bueno que eso suceda, porque tiene que
entrarnos en la cabeza que este país cambió, este ya no es un rancho, este es
un país que vive en zonas metropolitanas que tienen relaciones de
interdependencia común, y así como el Estado de México abastece en cerca del 33
por ciento de agua potable a la zona metropolitana del Valle de México, no
solamente al Distrito Federal, porque el 65 por ciento del abasto de agua del
Distrito Federal viene de los acuíferos de la ciudad, hoy hay que entender esa
relación de reciprocidad, y por eso los avances en materia de desarrollo
metropolitano.
No subestimemos lo que estamos
haciendo. Yo soy crítico de la composición del Congreso Constituyente, pero lo
que estamos logrando hoy es lo que, por ejemplo, el gobierno de Miguel de la
Madrid no nos otorgó en 86, porque ni siquiera quisieron dictaminar una reforma
política para el Distrito Federal, o como nos sucedió en 91, que el PRI, en el
Senado, echó para atrás la votación mayoritaria de la Cámara de Diputados de
una reforma que daba autonomía a la ciudad.
Tomemos decisiones en función de los
intereses de los ciudadanos. Yo sé que aquí ya hubo quien inició su campaña por
la Jefatura de Gobierno, descalificando la reforma, no se la quieren dar en
prenda al Gobierno de la Ciudad, por eso ese demérito, por eso juego electoral
por esa forma de reacomodo y de no reconocer el mérito de la misma, pero yo lo
digo: no me gusta la integración del Congreso Constituyente, pero hoy, les
guste o no, hemos logrado las principales reformas y demandas que la izquierda
se propuso, que la izquierda se propuso para lograr la autonomía y los derechos
plenos para los habitantes de la ciudad.
Muchas gracias.
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