Nada que festejar
Alejandro
Encinas Rodríguez
El Universal
Domingo, 10
Enero 2016
La recaptura de Joaquín Guzmán Loera ha
sido festinada por el gobierno federal como uno de los grandes logros de la
presente administración. “Misión cumplida”, twitteo el titular del Ejecutivo
Enrique Peña Nieto, quien posteriormente afirmó que esta captura “confirma la
fortaleza de las instituciones”.
La andanada mediática y las
declaraciones de voceros oficiales y oficiosos deshaciéndose en la exaltación y
loas a las instituciones y a los órganos de inteligencia y seguridad del Estado
mexicano, los mismos que se corrompieron y coludieron con este grupo delictivo,
las mismas que fueron responsables de la fuga, no se hiso esperar, buscando
convertir el que ha sido uno de los hechos más vergonzosos en la vida política
del país, en un éxito.
El Secretario de Gobernación ha
exaltado también el trabajo leal y patriótico, que a lo largo de seis meses,
las instituciones de seguridad del Estado mexicano que con la recaptura “le han
cumplido a la ciudadanía”. En fin…
Que bien que el señor Guzmán Loera ha
sido recapturado. Es lo menos que el Estado mexicano debía hacer para reparar
sus propios errores y omisiones, y cumplir con sus responsabilidades. Pero por
más enternecedor que ahora resulten las aspiraciones cinematográficas del Chapo
Guzmán, el Presidente de la República debe informar y responder a la sociedad las
siguientes interrogantes:
Quiénes fueron los funcionarios, y en
que dependencia pública están adscritos, que permitieron la fuga del señor
Guzmán Loera del penal del Altiplano. Ya que hasta ahora solo se encuentran
bajo proceso funcionarios de mandos medios y personal de custodia, cuando ha
quedado demostrado que el nivel de operación y logística en el diseño y
ejecución de esta fuga traspasó los muros del penal, involucrando tanto a los
órganos de inteligencia y seguridad del Estado, como de otras áreas, y que si
no tuvieron conocimiento o colusión con el grupo delictivo, al menos fueron
omisas o negligentes ante estos hechos, sin que a la fecha se hallan deslindado
responsabilidades para su castigo.
Quien desarrolló las labores de
inteligencia que permitieron la ubicación y detención del señor Guzmán y otros
individuos. Cuál es el nivel de desarrollo de las capacidades institucionales
nacionales en esta materia y qué nivel de participación tuvieron agencias
extranjeras en estos operativos.
Qué capacidad tiene el sistema
penitenciario nacional para –ahora sí- garantizar la reclusión y custodia del
personaje reaprendido. Cuáles son las capacidades institucionales para que éste
sea juzgado por los delitos cometidos por el Poder Judicial en nuestro país, y
cuál es la posición oficial del Gobierno mexicano respecto a la solicitud de
extradición del señor Guzmán a los Estados Unidos.
Cuáles fueron los costos económicos del
operativo para reparar el fallo y la corrupción de las autoridades e
instituciones ahora exaltadas, que requirió la recaptura del señor Guzmán.
Se necesita deslindar y asumir
responsabilidades. El festejo podrá extenderse y querrá ser utilizado para
atemperar las malas nuevas en la cuesta de enero, la caída del precio del
petróleo y el desplome histórico del peso frente al dólar, pero ello no
reparará los problemas y fallas estructurales que prevalecen pese a la
recaptura: el empoderamiento de la delincuencia organizada, su enorme poder
corruptor, la descomposición y vulnerabilidad de las instituciones públicas y
la pérdida de confianza y de credibilidad en éstas.
Ello requiere un replanteamiento
integral de la estrategia de combate a la delincuencia organizada y de las
áreas de seguridad del Estado.
Podrá optarse por la salida fácil de la
extradición. Deshacerse de la “papa caliente” y apostar a convertir en película
esta historia. Esperemos que por lo pronto resguarden al señor Guzmán en una
celda del primer piso. (Senador de las República)
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