Nadie merece concesiones en la
reivindicación de los derechos de los ciudadanos.: Alejandro Encinas
15 de diciembre, 2015
Intervención
en Tribuna
Intervención en tribuna del
senador Alejandro Encinas Rodríguez, del Grupo Parlamentario del PRD, para
referirse al proyecto de decreto por el que se reforman y derogan diversas
disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en
materia de reforma política de la Ciudad de México.
Alejandro Encinas Rodríguez,
(AER): Muchas
gracias, señor Presidente.
De manera muy breve, porque no voy a ser yo quien
siga alargando la discusión para postergar este debate de más de dos siglos,
creo que es ya momento de pasar a votar.
Pero no puedo guardar silencio frente a algunas
afirmaciones que con mucha ligereza se han venido realizando en esta tribuna. Y
menos con la presencia de mi querida maestra Ifigenia Martínez y de mi
compañero Porfirio Muñoz Ledo, que no solamente fueron los primeros Senadores
de la oposición electos por el Distrito Federal en 1988, sino quienes con muchos
otros más hemos venido construyendo, a lo largo de décadas, el gobierno de esta
ciudad y la ampliación de los derechos políticos de los capitalinos.
Yo he tenido la oportunidad, desde 1986, de
participar en la elaboración de las iniciativas de reforma para construir el
estado 32, posteriormente para dotar de autonomía al Distrito Federal y las
últimas iniciativas que se han venido presentando en los últimos 15 años. En
todos esos procesos hemos participado en la idea de construir el más amplio
espectro de alianzas y de acuerdos.
Yo tengo muy presente cómo la iniciativa de 1986 la
suscribimos no solamente el Partido Socialista Unificado de México, el Partido
Acción Nacional, el Partido del Pueblo Mexicano y otros más, y una oposición
radical del gobierno priísta en ese momento.
Y con muchos compañeros hemos construido esta
situación de gobierno y de derechos en la ciudad a la que hoy se cuestionan los
que ya llegaron cuando todo estaba construido, y que fueron la oposición
fundamental en su momento.
Después de los sismos de 1985, la insurgencia
ciudadana, cuando se apanicó el gobierno de Miguel de la Madrid y de Ramón
Aguirre, que fueron incapaces de salir a dar la cara, a rescatar a los
capitalinos de los escombros, dieron una respuesta democrática de gran
avanzada, una Asamblea de representantes del Distrito Federal, el 10 de agosto
de 1987, que tenía la facultad de reglamentar, de emitir bancos de reglamento y
buen gobierno, esa era la concepción democrática de entonces.
Luego en 1994, después de la insurgencia también
electoral del 88, los triunfos del Frente Democrático Nacional se obligó a una
Reforma que permitió en 94 convertir esa Asamblea de Representantes en una
Asamblea Legislativa, y elegir, por primera vez, al Jefe de Gobierno, y, posteriormente,
en el 2000 a los jefes delegacionales.
Y aquí es una historia que hemos construido durante
décadas, y yo no estoy inventando nada, este libro lo escribí después de salir
de la jefatura de gobierno del Distrito Federal, recogiendo experiencias y, por
lo menos, más del 80 por ciento de lo aquí contenido hoy está en este dictamen
que es superior en su contenido con la sola excepción, como lo dije aquí, de la
conformación del Constituyente a todas las iniciativas que anteriormente
habíamos presentado, habíamos, me incluyo en estas, incluso la que se aprobó en
la Cámara de Diputados y fue limitada aquí en el Senado de la República.
Yo creo que, por eso, aquí yo no conozco de pactos
en lo oscurito ni vergonzantes, ni vengo a decir lo contrario que hice en las
negociaciones y en las propuestas en las que participé, como aquí lo han hecho
otros oradores, yo asumo aquí plenamente mi responsabilidad con plena
conciencia, apegado a mis convicciones y sin deberle ningún favor absolutamente
a nadie, porque nadie me merece concesiones frente a los principios que yo
reivindico en lo que es el ejercicio democrático de los derechos de los
ciudadanos.
Muchas gracias.
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