Estupidez
Alejandro Encinas Rodríguez
El Universal
Martes, 17 Noviembre 2015 00:07
Como tal deben calificarse los atentados terroristas perpetrados en
París que han sido reivindicados por el Estado Islámico. El terrorismo ha
demostrado a lo largo de la historia su fracaso para dirimir las pugnas
políticas dejando una secuela de sangre que ninguna causa, por legítima que
sea, lo justifica.
Estos atentados se suman a una larga secuela de actos de terror
realizados por este grupo fundamentalista en Egipto, Arabia Saudita, Túnez,
Kuwait y Nigeria, así como contra la propia población siria, que hoy huye de la
represión que asola a su país.
Son hechos absolutamente condenables, pero que también dan cuenta del
rejuego de intereses y posiciones en la recomposición de la geopolítica global
y ponen en evidencia la manipulación irresponsable del gobierno norteamericano
y sus aliados en la relación Oriente-Occidente, que en su afán por expandir su
dominio alientan la formación de grupos radicales para consolidar su presencia
en Oriente Medio y África, consolidar su alianza con Israel y contener a los
aliados de Rusia, China e India, como remantes de la guerra fría, sobre los que
a la postre pierden su control dejando igual su secuela de terror y
muerte.
Ahí están los casos de los talibanes en Afganistán; Saddam Hussein en
Irak, Osama Bin Laden y al mismo Estado Islámico, fundado en el concepto de
“guerra obligatoria”: “Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante
vosotros al filo de la espada”.
Traigo a la memoria las palabras de Noam Chomsky,
para quien los Estados Unidos es uno de los creadores fundamentales del Estado
Islámico a partir de sus acciones destructivas en medio oriente y la guerra de
Irak, y quien en enero de 2015, tras los atentados contra “Charlie Hebdo”
en París, señaló que el problema reside en que Occidente olvida sus propios
crímenes: "La razón tiene que ver con el concepto de 'memoria viva',
una categoría construida cuidadosamente para incluir Sus crímenes contra
Nosotros, mientras escrupulosamente excluimos, Nuestros crímenes contra ellos.
Estos últimos no son crímenes, sino noble defensa de los valores más
altos", en la lógica occidental.
Y puso como ejemplo el ataque masivo de la OTAN en
Serbia, en abril de 1999, a la televisora serbia RTV, donde resultaron
muertos 16 periodistas, ante lo cual el portavoz del Pentágono, Kenneth
Bacon, dijo entonces que "la televisión serbia es una parte importante de
la máquina de muerte de Milosevic, igual que su Ejército" y, por lo tanto,
un objetivo legítimo de ataque.
"No hubo manifestaciones o gritos de
indignación, no hubo gritos de 'Somos RTV', no hubo investigaciones sobre las
raíces del ataque contra la cultura y la historia cristiana. Por el contrario,
el ataque fue alabado por la prensa”. "Cuanto más culpamos a nuestros
enemigos de algunos delitos, mayor es la indignación; cuando mayor es nuestra
responsabilidad en un crimen -y, por lo tanto, cuanto más podemos hacer
para ponerle fin-, menor es la preocupación, tendiendo incluso a olvidarlo
o a negarlo".
El estrujante ensayo “La orgía de destrucción global de los yihadistas
apoyados por los Estados Unidos”, de la doctora Christina Lin, citada hace unos
días por Alfredo Jalife en el periódico la Jornada, para quien los motivos
geopolíticos del terrorismo yihadista obedecen a una clara amenaza no sólo a
Rusia, que ha entrado a la guerra siria, sino también contra India y China.
La respuesta fue la esperada: “Debemos destruir al Estado Islámico”
declaró el presidente Francois Hollande ante el parlamento francés. Mas la
secuela de violencia, que se escalará, no se limitará al conflicto bélico
contra el grupo extremista, sino que acarreará una ola de asepsia anti
migratoria arabofóbica e islamófobica en
Europa, y en la intervención de la OTAN en Siria superando las reticencias
manifiestas hasta ahora por Francia y Alemania.
El terrorismo es, a fin de cuentas, un acto de provocación. La expresión
más estúpida del fundamentalismo y la intolerancia, en demérito de los pueblos
y sus causas.
Senador de la República
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