Infiltración del crimen organizado es un problema
de descomposición política profundo que no se queda en el ámbito municipal:
Alejandro Encinas
Intervención
en Tribuna
Intervención en tribuna del senador Alejandro Encinas Rodríguez,
del Grupo Parlamentario del PRD, durante el debate sobre acciones anunciadas
por el Ejecutivo Federal en materia de combate a la corrupción e inseguridad.
Alejandro Encinas Rodríguez, (AER): …favor de este decálogo que habrá de traducirse, o
pretende traducirse en diversas disposiciones constitucionales que ha
presentado el Ejecutivo federal.
Sin embargo, creo que las preguntas que se han formulado no son las
correctas, porque deberíamos de partir de reconocer que la crisis por la cual
está atravesando nuestro país es una crisis que atraviesa a los tres Poderes
federales, los tres órdenes de gobierno, a los partidos políticos y a un sector
muy basto de la sociedad mexicana.
Nuestro
país vive una crisis de descomposición y de pérdida de credibilidad en todas
las instituciones públicas; y la respuesta que se tiene que dar debe responder
a este proceso de deterioro tan profundo de la ética, de la moral
pública y de la forma en que se desempeña el gobierno y se gestionan
sus distintos programas.
¿Qué
hay problemas severos en los municipios y en sus policías municipales, eso es
innegable. Qué ahí se han expresado de manera muy nítida como el caso de
Iguala, de Cocula de Chilapa, de Tlatlaya, de Tejupilco, de Apatzingán, de
muchos municipios, la profundidad de esta crisis y en nivel de descomposición
que existe? Sí.
¿Pero
los planteamientos que ha hecho el Ejecutivo federal son la respuesta para
resolver esta situación? Yo creo que no.
Efectivamente,
el municipio siempre lo quieren presentar como el patito feo y el responsable
de todas las crisis y de todos los problemas del país.
Qué
hay un problema de seguridad, hay que hacer un mando único; qué hay un problema
de mal manejo de recursos y endeudamiento por parte de los gobierno estatales,
hay que controlar a los municipios su endeudamiento; que hay sujetarlos, sin
lugar a dudas, a una mayor fiscalización.
Pero
también tenemos que asumir que el municipio se encuentra en una contradicción
permanente desde hace muchos años en lo que respecta el enorme desprecio
institucional al que se ve sometido por la autoridad estatal y la autoridad
federal; y al mismo tiempo por la incapacidad que tiene para atender el
reclamos de los ciudadanos para acceder a los servicios básicos mínimos,
incluido el tema de la seguridad.
Y ahí
evidencia de esta debilidad deliberada es la forma en que se distribuyen los
recursos públicos, dónde sólo 4 centavos de cada peso llega a los municipios
del país, mientras que el gobierno federal se queda con 80 centavos de cada
pesos que se genera en el país.
Y
efectivamente esta injusta distribución de los recursos ha seguido aumentando
la vulnerabilidad y la debilidad de los municipios del país.
Y
evidentemente ya hemos llegado a un nivel tal para poder asumir que el modelo
municipalista que existe en nuestro país está agotado y que se necesita un
replanteamiento de fondo.
¿Pero
este replanteamiento del municipalismo parte de la noción de desaparecerlos y
de avanzar a una mayor centralización? Pues yo creo que evidentemente no,
porque los cambios que se requieren son cambios muy profundos que tienen que
ver con la transformación de las instituciones públicas, de las políticas
económicas y culturales que se requieres en este país
Y la
propuesta de Enrique Peña Nieto no avanza en esa dirección, por el contrario,
lo que está planteando es dar la puntilla final al municipio, minar aún más la
ya debilitada soberanía de los estados y permitir una centralización política
en donde ya, hasta los temas de seguridad por la sola presunción de un
funcionario les va a permitir no ejercer el mando único, sino tener el control
de las policías estatales o solicitar al Senado la disolución de la autoridad
municipal.
Bueno,
resumiéndolo en dos frases: ya acabaron con el Pacto Social fundacional que
tenía este país al momento de las reformas constitucionales, lo que hoy están
planteando es acabar con el Pacto Federal que nos constituyó en una República
Federal representativa.
Y para
ello basta ver las iniciativas que se nos han presentado por parte del
Ejecutivo al Senado.
Una
iniciativa en la que se pretende facultar al Congreso para expedir una ley
contra la infiltración del crimen organizado en las autoridades municipales,
incluyendo la hipótesis de disolución del ayuntamiento.
Desde
ahí partimos mal en el diagnóstico. Lo dijo el senador Roberto Gil,
efectivamente los vínculos con la delincuencia organizada ya están tipificados
como delito; pero el problema de este país no es el problema de infiltración
del crimen organizado sólo en las autoridades municipales, sino también en las
autoridades estatales, en las autoridades federales, en los cuerpos de de
seguridad pública e incluso las corporaciones que representan las fuerzas
armadas de este país.
Este
es un problema de descomposición política más profundo que no se queda en el
ámbito municipal; y en todo caso deberíamos discutir una ley general para
combatir la infiltración del crimen organizado en todos los órdenes de
gobierno, en todas las instituciones públicas, incluidos los organismos
autónomos, e incluso la infiltración de los partidos políticos de los que ha
dado cuenta los hechos de Iguala, de Tamaulipas, de Michoacán, del Estado de
México y que por mucho ruido que se ha hecho no ha habido respuestas
contundentes para castigar a ninguna de las autoridades responsables.
Y
sería mejor que, en lugar de estar haciendo anuncios espectaculares de
convertir el teléfono 066 en el 911, de convertir el Registro Único de
Población en una sola identidad, mejor se tomara con firmeza una decisión para
que aquellos gobernadores, diputados federales, senadores, diputados locales,
presidentes municipales, funcionarios públicos involucrados con la delincuencia
organizada paguen por lo vínculos que estos tienen y no se mantengan en la
impunidad.
Y
disolver las policías municipales no va a resolver el problema, sino va a
profundizar esta contradicción entre el desprecio institucional y las
incapacidades del municipio para atender sus demandas, porque hay que partir
del principio de que el que tiene el mando, manda.
Y la
autoridad goza de dos monopolios de manera exclusiva para poder ejercer sus
atribuciones: el monopolio de la aplicación de la ley y el monopolio del
ejercicio legítimo de la fuerza pública.
Y en
el momento que se le reste esta facultad al municipio, no solamente dependerá
de la buena relación o de la disposición que tenga el gobierno del estado, sino
de los mecanismos que pretende hoy inducir el Gobierno federal contra nuestro
federalismo.
Porque
en esta prometida ley contra la infiltración del crimen organizado en las
autoridades municipales, bastará la presunción, el hecho de que exista un
indicio para que el fiscal general, a través del secretario de Gobierno, le
solicite al Senado de la República pues la disolución del ayuntamiento.
Que
por cierto, ni siquiera eso hizo bien quien presentó la iniciativa, no se
disuelve el municipio, se disuelve el ayuntamiento que es el órgano de gobierno
y tampoco se define como delito el vínculo con el crimen organizado porque lo
que tipifica la ley son los vínculos con la delincuencia organizada, hasta eso
viene mal en las iniciativas.
Pero
basta el indicio para suplantar la facultad que hoy tienen los congresos el
estado, de los estados, para poder disolver alguno de los ayuntamientos y esto
va en demérito de la autonomía de los estado, va en demérito de las facultades
de los congresos locales y ahora la presunción del fiscal con el apoyo del
secretario de Gobernación y mayoría aquí, pretende imponer los gobiernos
municipales en donde presuma, haya o no pruebas, que tengan algún indicio.
No hay
autoridad jurídica, no hay un debido proceso y la discrecionalidad con la que
se pude aplicar esta medida, sin lugar a dudas tendrá que aplicarse un enorme
uso de carácter político.
Plantean
también en este esquema de rediseño de facultades, competencias y concurrencias
de la Federación y las entidades federativas nuevas disposiciones en los
Códigos Penales.
Ya ni
siquiera un Código Penal único que fue lo que discutimos aquí ene le periodo de
sesiones anterior, sino incluso la aplicación del Código directamente por parte
de la Federación, sin intervención de la autoridad local, porque incluso se
establece también que ya no es un asunto de concurrencia, sino de equiparación
de delitos del fuero común con el federal, lo que implicaría en todo caso una
recategorización del tipo de delito para que no hubiera contradicción con las
disposiciones locales y federales.
Y
finalmente, respecto a la policía única, no es un asunto solamente de
desaparecer las policías municipales, sino también el Gobierno
federal pretende arrogar la facultad para asumir el mando de las policías
estatales en el momento que en su juicio no están cumpliendo con su
responsabilidad.
Ahí le
dejan a los municipios la facultad de hacer cumplir el mando municipal, se va a
encargar del alumbrado público, de la limpieza de las calles, del ordenamiento
vial, de los usos del suelo, etcétera, pero sin ninguna facultad positiva para
ejercer esas atribuciones.
Y le
van a (inaudible) el municipio al gusto del gobernador a todos los presidentes
municipales, éste era el sueño de Genaro García Luna, tener desde la Secretaría
de Seguridad Pública Federal el mando indirecto de las policías estatales para
poder desde ahí desarrollar un modelo muy centralizado del poder.
Yo
creo que lamentablemente esta propuesta no resuelve el problema, qué bueno que
haya operativos en Tierra Caliente o en Michoacán, en Tamaulipas, operativos
que hubiera sido mejor con la intervención oportuna anterior del Gobierno
federal.
Porque
los hechos de Iguala, de Cocula y de Chilapa y de otros lugares se pudieron
haber evitado, porque el procurador general de la República, el secretario de
Gobernación, el Cisen, tenían la información suficiente para acreditar los
vínculos del señor Abarca con la delincuencia organizada y no lo hizo.
Mejor,
en lugar de estar discutiendo este decálogo de buenas intenciones, hay que
exigirle al Ejecutivo federal que aplique la ley, que vea por qué el señor
Yarrington tiene una orden de aprehensión en los Estados Unidos y aquí se goza
de plena impunidad.
¿Por
qué no nos ha dicho la Procuraduría cómo se tejió la red de complicidades y de
corrupción que permitió la colusión de autoridades municipales locales,
federales, para que operen los Guerrero Unidos y otros grupos delictivos en la
zona de Guerrero?
¿Por
qué no ha habido deslinde de responsabilidades, no solamente de autoridades, de
autores intelectuales o materiales, sino de quienes permitieron esta situación
por acción o por omisión?
Sería
mejor que hubiera una rectificación de fondo, se acabe con la impunidad y la
corrupción que existe en lugar de ir generando mayores contradicciones en un
esquema centralizado que nos está conduciendo para la disolución del pacto
federal que había originalmente dado lugar a nuestra nación.
Por
eso creo que hay que discutir esto con más cuidado, debería de regresarse esta
iniciativa al Ejecutivo federal para que podamos hacer una discusión en serio y
no estar discutiendo muchas ocurrencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario