Tlatlaya: violencia
de Estado
El Universal
Alejandro Encinas
Rodríguez
23 de septiembre de 2014
Durante la
comparecencia del Secretario de Gobernación ante el Senado de la República el
pasado 9 de septiembre, hice referencia a la denuncia de Amnistía Internacional
respecto a que la violación a los derechos humanos y la tortura persisten y se
toleran en México, y destaqué de manera particular que de nueva cuenta, surgen
acciones de violencia de Estado, que no han sido debidamente esclarecidas y
sancionadas.
Puse como ejemplo
el enfrentamiento de las fuerzas armadas con presuntos delincuentes en el poblado
San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México, el pasado 30 de
junio, donde diversas fuentes periodísticas y organizaciones defensoras de los
derechos humanos, como Human Right Watch, la Comisión Mexicana de Defensa y
Promoción de los Derechos Humanos, y el Centro Prodh han señalado que existen
evidencias suficientes para presumir que, lejos de tratarse de de un
enfrentamiento, fue una ejecución de 22 personas, perpetrada por elementos de
las fuerzas armadas, sin que a la fecha el Gobierno federal haya aclarado ni
dado ninguna respuesta alguna, como sucedió en la propia comparecencia.
En los últimos días
el asunto ha cobrado mayor relevancia al darse a conocer en diversos medios de
comunicación nacionales y extranjeros, testimonios de distintas personas que
presenciaron estos hechos, donde aseguran que elementos del Ejército mexicano
dispararon a quemarropa y dieron “el tiro de gracia” a los presuntos
delincuentes, aun cuando éstos ya habían sido sometidos, al tiempo que el
peritaje realizado en el lugar de los hechos revela que los disparos fueron
directos al pecho.
Una de estas
testigos, “Julia”, quien se dice fue rescatada de los presuntos delincuentes
victimados, ha mencionado que fue presentada ante la Procuraduría General de
Justicia del Estado de México en la ciudad de Toluca y posteriormente en las
instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de
Delincuencia Organizada en el Distrito Federal, donde, asegura, la mantuvieron
tres días sin comer, y que incluso la fotografiaron junto a las armas
incautadas, haciéndole firmar documentos sin recibir copia alguna.
La justicia por
propia mano y las ejecuciones sumarias no están permitidas ni pueden formar
parte del desempeño de la autoridad en un Estado legalmente constituido. Este
tipo de prácticas son ilegales e inaceptables, ya sean cometidas por grupos
delictivos, policías, elementos de las fuerzas armadas o por cualquier
autoridad, y deben ser castigadas conforme a la ley.
De confirmarse
estos sucesos, se trataría de una de las peores ejecuciones extrajudiciales
cometidas en el país por elementos del Ejército mexicano tras la guerra sucia
de los años setenta, que no puede quedar impune, pues tolerar este tipo de
acciones, rompe con el Estado de derecho, vulnera las garantías y derechos
fundamentales de las y los mexicanos, al tiempo que denigra el desempeño de las
fuerzas armadas, que hoy realizan tareas de seguridad pública, que competen a
la autoridad civil.
No puede
desestimarse lo señalado por el relator especial de la Organización de las
Naciones Unidas sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias y Arbitrarias,
Christof Heyns: “el derecho a la vida está gravemente amenazado en México, la
tasa de homicidios es ‘demasiado alta’ y la impunidad persiste de manera
sistemática”. El relator indicó que es difícil que el enfoque militar mejore la
situación y advirtió que, en cambio, puede exponer a la población civil a
violaciones de sus derechos, por lo que es necesario fortalecer el Estado de
derecho para que quienes cometan abusos rindan cuentas ante la justicia.
He solicitado de
manera formal al secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, en mi
carácter de Senador de la República por el Estado de México, toda la
información de que disponga la dependencia a su cargo sobre estos atroces
acontecimientos, independientemente de la necesaria respuesta pública que
merece la sociedad mexicana. Espero que ahora sí dé respuesta.
(Senador de la
República)
No hay comentarios:
Publicar un comentario