Transcripción
del discurso ofrecido por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, lìder moral del
Partido de la Revolución Democrática, durante la inauguración del XIV Congreso Nacional
del PRD
Viernes, 22 Noviembre 2013
Compañeras, compañeros delegados a este
décimo cuarto Congreso Nacional de nuestro partido, el Partido de la Revolución
Democrática, muy queridos y estimados amigos todos.
Pensaba hacer referencia a la lucha que
estamos librando en defensa de nuestro petróleo nacionalizado, pero consideré
que era preferible hacer algunas consideraciones ante este congreso en relación
a la organización del partido, en la perspectiva de corto y medianos plazos.
Primero y lo tenemos muy a la
vista una elección confrontada, un manejo equivocado del proceso electoral,
puede llevar a una fractura grave de nuestra organización y a un retraso con
consecuencias históricas de nuestro proyecto de construcción de una nación
soberana, democrática, igualitaria y justa, generosa para con sus hijos.
Si nos dividimos, podríamos contribuir
además del debilitamiento obvio del propio partido y de las fuerzas
progresistas y democráticas en lo general a que la representación de la izquierda
mexicana, la representación que la gente reconoce como la izquierda en el
sentir y el habla comunes, quede en fuerzas que han venido trabajando por la
división, sin definición ideológica, sin verdadero proyecto nacional,
consciente o inconscientemente apoyando al entreguismo y a la reacción.
El partido, en este Congreso, debe
plantearse cambios radicales en sus formas y prioridades de trabajo, para ser
congruente con su compromiso originario, con el pueblo y la nación mexicanos.
Debemos reconocer que estamos en falta y que en mayor o menor grado, es
responsabilidad de todos nosotros, los integrantes del partido, y
principalmente, de quienes hemos tenido y tienen responsabilidades de
dirección.
Sé que aquí, en estos días, se va a
revisar la línea política, las políticas de alianzas, los objetivos
prioritarios de nuestras luchas inmediatas. El partido de la Revolución
Democrática debe ser claro y firme en sus posiciones, distinguirse de las demás
fuerzas políticas del país por verdaderamente buscar interpretar los sentires
populares, nunca atropellar sus propios principios, no entrar en
contradicciones en acuerdos locales cuando en las grandes líneas políticas
nacionales esas contradicciones no las entiende la gente, no las entendemos y
no las compartimos muchos de los que estamos encuadrados en el PRD, nos
desacreditan, nos debilitan , nos desdibujan. Ninguna ventaja partidaria real
hemos obtenido de ellas salvo alguna posición burocrática que no política y por
cierto menor.
No debieran tener que lucrar nunca más.
Para la dirección del partido,
independientemente de la cuál sea el procedimiento para elegir a la que debe
substituir a la actual, considero necesario.
En lo interno:
Primero terminar con el régimen de
repartición de cuotas para la designación de los integrantes de los comités
ejecutivos nacionales, estatales y municipales.
Las cabezas de estos organismos,
fundamentales en la conducción del partido, deben tener libertad para integrar
los equipos de dirección, con aprobación de los consejos correspondientes. De
otro modo lo hemos visto, se libran combates internos, se pierden de vista las
razones de ser del PRD y se dejan de cumplir sus compromisos de lucha. La
gente, la base más valiosa del partido, la que da la confianza a las
dirigencias merece respeto y responsabilidad partidaria y ciudadana.
Las cuotas, las cuotas están matando al
PRD, tomemos conciencia de ello, que las corrientes, las elegantemente llamadas
expresiones defiendan visiones políticas, posicionamientos ideológicos, no
preventas para dirigentes o migajas para las burocracias.
Pongamos todos, la vista hacia afuera,
salgamos a unir fuerzas con la militancia, al encuentro de los problemas y a
trabajar juntos por las soluciones progresistas y democráticas.
En los estados, que son fácilmente las
dos terceras partes de las entidades federadas del país, en los que en las
elecciones de julio pasado o en las intermedias federales de 2009, que en este
caso son más representativas que las del 2012, las votaciones fueron bajas para
el PRD (10%, 7%, 5% este Congreso debiera decidirlo), debieran ir a un proceso
prioritario de afiliación y organización, y no debieran elegir direcciones
definitivas hasta contar con comités integrados con por lo menos 50 o 100
militantes (otra decisión de este Congreso), en por lo menos el 50 o 75% de los
municipios.
Mientras tanto, en esas entidades, la
dirección del partido debiera quedar a cargo de la dirección nacional y
ejercerse a través de delegados, con la encomienda específica de trabajar en la
organización y fortalecimiento de las bases territoriales del partido, hasta
alcanzar las metas propuestas antes de convocar a elegir a nuevas direcciones.
De otro modo, en esos estados o en los distintos y municipios correspondientes,
no habrá partido para nadie ni en el 2015 ni el 2018.
Un elemento fundamental para una buena
conducción del partido, es la coordinación de la dirección nacional con las
presentaciones legislativas. Hasta ahora, en lo general no se han presentado
problemas mayores. En la actualidad las cosas van bien. Pero sería conveniente
pensar seriamente en garantizar una coordinación eficiente, otorgando al
presidente del partido para la elección federal intermedia, o al candidato
presidencial del partido, en el caso de elecciones presidenciales federales, la
facultad de designar, en cada circunscripción para elegir diputados de
representación proporcional, a dos candidatos, en lugares de la lista viables
de ser elegidos, por ejemplo el 3 y el 6 o el 2 y el 5, algo similar debiera
considerarse en las elecciones estatales respecto a las legislaturas locales.
Entre las prioridades de la actividad
partidaria, hoy, a lo primero que debemos abocarnos, es a la defensa del
petróleo nacionalizado. Por otro lado, el PRD no puede dejar de ser ajeno a
todo aquello que representa luchar por el rescate pleno ejercicio de la
soberanía nacional, por una política de creación de empleo formal y crecimiento
económico sostenido en el largo plazo, por la recuperación productiva del
campo, la democracia sindical, por revertir las reformas laborales y la
supuesta reforma educativa que recientemente se aprobó, por una educación de
calidad, por la integración latinoamericana, el fortalecimiento de la paz, la
no intervención y el respeto a la autodeterminación.
Pero vuelvo, en lo inmediato la lucha
está en el no permitir que pase o que se impongan los daños que pueden
ocasionar las reformas al 27 y 28 constitucionales.
Les pido nos ayuden a recolectar firmas
para exigir se convoque a una consulta que, en caso dado, pueda revocar estas
reformas.
Faltan pocas firmas para cumplir con el
requerimiento constitucional. Les pido a todos que aceleremos el paso, en una
prioridad de y para los mexicanos, está el futuro de México.
Antes de concluir está intervención,
quisiera decirles que compañeros con diferentes afinidades internas me han
planteado la posibilidad de presentar mi candidatura a la presidencia del
partido, en caso de darse, en caso de darse una reforma estatutaria que lo
permita.
Quiero, ante todo, agradecerles que
hayan pensado, según me lo han expresado, que pueda yo así a contribuir a
evitar rupturas, a fortalecer la unidad del partido y a impulsarlo a un futuro
inmediato de buenos resultados partidarios.
Debo decirles, que ante las
experiencias vividas, considero conveniente la reforma estatutaria que permita
a quienes ya tuvimos la responsabilidad de condicir al Partido de la Revolución
Democrática, de volver a hacerlo, así como que se levante la prohibición, así
como que se levante la prohibición para que los legisladores del partido puedan
ser integrantes de sus cuerpos ejecutivos de dirección, sin abandonar sus
responsabilidades legislativas.
Tenemos, así lo han manifestado ya tres
compañeros que han hecho público su interés por dirigir al PRD. Los tres, por
cierto, además de compañeros del PRD, son buenos amigos míos, los aprecio y
creo ser correspondido.
La reforma estatutaria de la que se ha
venido hablando, que como digo, la considero conveniente, necesaria para no
seguir perdiendo la colaboración de cuadros formados nacionales, estatales y
municipales, en esta ocasión, véasele como se le quiera ver, tiene dedicatoria.
Así se ve de fuera y de adentro. Así la vemos todos. Aún así, la reforma debe
realizarse. Conviene al PRD. Y ese es mi punto de vista.
Tenemos, decía hace un momento, a tres
compañeros de hecho ya en campaña. Faltan las formalidades: la convocatoria,
los registros, dar difusión a sus propuestas, al partido y a la nación. Vemos
ya a compañeros que se están alineando con ellos. Son tres buenos candidatos.
No creo en las reformas legales con
dedicatoria. Pero independientemente de eso, he analizado con mucha atención y
quiero pensar que con responsabilidad para con el partido, para con mis
compañeros de muchas batallas, con los que hemos de seguir pues a nuestro
proyecto de nación le falta mucho para que se alcancen sus objetivos
fundamentales, quiero decirles que lo he pensado muy seriamente, y estimo que
esta debe ser una oportunidad para otros.
Yo agradezco la confianza de mis compañeros,
yo agradezco mucho la confianza de mis compañeros de quienes han pensado que yo
pueda volver a la presidencia del partido, pero debemos ir por la renovación,
con compromisos claros y firmes con el país y con el partido.
De este Congreso debe surgir un
compromiso de todos, de delegados, dirigentes y candidatos, de unidad interna,
de conductas responsables y sobre todo quiere así decírselo a los aspirantes a
encabezar nuestra organización y a sus partidarios más cercanos y de mayor
confianza, para llegar más fuertes al final de esta ya cercana jornada de
renovación. Hoy, podemos enorgullecernos de tener ya tres buenos candidatos.
Los conocemos. Y sabemos que quieren trabajar.
Hagamos de la próxima una elección
ejemplar, que de ella resulte un partido más fuerte, con mayores perspectivas y
alcances. Un partido que sea el núcleo de la nueva mayoría política de la
nación.
Tenemos todos responsabilidad para con
el proyecto de soberanía y democracia del Partido de la Revolución Democrática,
todos tenemos compromiso con una verdadera izquierda plural, tolerante y
progresista, nacionalista e internacionalista. No tenemos derecho a fallar.
¡Democracia ya! ¡Patria para todos!
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