Intervención
del Padre Miguel Concha, durante la realización del Foro Movimientos Sociales y
Civiles y la Reforma Política:
Nadie duda que el régimen político del país debe cambiar, la
alternancia electoral no fue suficiente para modificarlo y por ello el consenso
nacional resulta cada vez más difícil. Este estancamiento político del país es
hoy ya la principal causa del estancamiento en el desarrollo económico y
social.
Se ha hablado por parte de las organizaciones partidarias de
la necesidad de una reforma política, pero en lo que han hecho público ésta se
reduce a los intereses de la clase política, a los mecanismos de ascenso y
permanencia en los puestos electivos. Pretender resolver la falta de consenso
nacional a través de la reelección, es suponer que la permanencia en el poder
de quienes han causado los problemas pudiera resolverlos, o que la vuelta al
centralismo decimonónico fuera un avance para democratizar el pacto federal.
Lo que se requiere para inicia la real transformación del
régimen político es ir mucho más a fondo: modificar la relación entre el
gobierno y la sociedad, a fin que ésta controle a sus representantes, para que
no sólo gobiernen a nombre de ella, sino para que cumplan efectivamente su
mandato, supuesto fundamental de toda democracia. Para ello se requiere
ampliar mucho más la agenda de la reforma política, entre los aspectos
principales deben de estar:
1) El establecimiento de mecanismos e instrumentos de democracia
directa, a través de los cuales sea el pueblo quien, en uso de su soberanía,
tome las decisiones fundamentales para el destino del país. Lo cual implica:
a) Acotar las decisiones del
poder legislativo, de tal manera que estas tengan que someterse en los asuntos
básicos, como lo serían entre otros las modificaciones a la Constitución
Política, a la aprobación popular por medio del referéndum.
b) Acotar las decisiones del
Ejecutivo en los asuntos fundamentales a través del plebiscito.
c) Someter a consideración del
Congreso, y de toda la sociedad, iniciativas de ley surgidas de la propiedad
sociedad.
d) Acotar al poder judicial
e) Revocar el mandato de
aquellos que incumplan la función para la cual fueron electos.
2) El establecimiento de
mecanismos e instrumentos de democracia participativa, a través de los cuales la sociedad
intervenga de manera efectiva en la gestión de los asuntos públicos, a fin que lo
que se pueda ganar en las decisiones no se pierda en su ejecución, esto
implica:
A) Establecer instrumentos
para la participación de la sociedad en todo el ciclo de las políticas
públicas, no sólo de manera consultiva sino también decisoria.
B) Establecer mecanismos de
acceso efectivo a la información pública y de rendición de cuentas de los
funcionarios, con las modalidades e indicadores que la propia sociedad
establezca.
C) Establecer mecanismos para
la evaluación social de la función pública.
3) Modificar la relación
entre poder y entre órdenes de gobierno. El centralismo real y el predominio presidencial ya no puede, ni
debe, ser resucitado, por tanto:
a) Habrá que modificar la
relación entre el ejecutivo y el legislativo;
b) Entre federación, estados y
municipios
4) Derivado de lo anterior, pero por su importancia es necesario
destacarlo, reconocer los
derechos políticos plenos a la ciudadanía del Distrito Federal, estableciendo a la Ciudad de México como parte constitutiva del
pacto federal y con ello la autonomía de sus ciudadanos y no sólo de su
gobierno, para esto se requiere:
a) Una constitución de la
Ciudad, que reconozca la prioridad de los derechos humanos, de la participación
ciudadana y del desarrollo social.
b) Que su mismo proceso de
elaboración sea un proceso participativo y no espacio privado de negociación
ente la clase política.
5) La democracia no inició ayer en el país,
tiene raíces profundas en la cultura de los pueblos originarios,
por ello se requiere reconocer sus formas democráticas de ejercicio de su vida
pública, tanto en la elección de autoridades como en sus formas de impartición
de justicia.
Los puntos anteriores conforman nuestra agenda para la reforma política, su concentración
inmediata en propuestas específicas será el aporte de las muchas organizaciones
que se identifican con esta agenda, sus temas están abiertos, a la
participación de los diversos espacios sociales. No pretendemos el monopolio
sobre ellos, sino hacer un llamado a toda la sociedad para intervenir en el
reordenamiento de la vida pública del país, de tal suerte que podamos construir
los consensos que el desarrollo nacional requiere.
Los puntos anteriores no son planteamientos utópicos, sino
plenamente realizables, bastará para ello con cambiar el horizonte de nuestra
mirada, para no sólo comparar nuestra democratización con el norte, sino que
veamos también hacia el sur, en donde muchos avances constitucionales se han
hecho para devolver la autoridad política a la propia sociedad.
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