Municipios: el patito feo
El UniversalAlejandro Encinas Rodríguez
26 Marzo 2013
26 Marzo 2013
De nueva cuenta se sienta a los municipios en el banquillo de los acusados. So pretexto del indebido endeudamiento en que han incurrido algunos estados y municipios del país, se pretende avanzar en establecer nuevas disposiciones que permitan el control centralizado del manejo de sus finanzas y con ello disminuir sus ya mermadas capacidades.
Cierto es que hace falta establecer normas y controles adecuados que permitan superar la laxitud de los órganos de fiscalización y la subordinación de los Congresos de los estados al
Ejecutivo local, que han derivado en actos de corrupción que han sido ampliamente documentados en los casos de Humberto Moreira en Coahuila, Juan Sabines en Chiapas o Andrés Granier en Tabasco.
De igual manera es preciso focalizar el problema de endeudamiento de los municipios, ya que de los 2 mil 456 municipios del país, solo 980 tienen un endeudamiento por 44 mil 600 millones de pesos. De éstos, sólo 100 municipios tienen una deuda superior a 60 millones de pesos; concentrándose el problema en 20 municipios que aglutinan el 42% del total (19 mil millones de pesos), entre ellos: Guadalajara, Tijuana, Monterrey, Benito Juárez, Nuevo Laredo y León, que suman 9 mil millones de pesos.
Por otro lado, la mayor parte de los municipios no tienen deuda con la banca comercial o de desarrollo, y sus deudas se concentran en el pago de alumbrado público, drenaje, agua en bloque o laudos laborales.
Por ello, la naturaleza del problema es distinta y debe asumirse que el modelo federalista y municipalismo hasta ahora vigentes se han agotado, por lo que es necesaria una profunda revisión de las competencias, atribuciones y mecanismos de financiamiento de los gobiernos locales.
Un primer paso es transformar la desigual distribución de los ingresos y egresos nacionales que hoy concentran el 80% del presupuesto nacional en el gobierno federal y sólo el 16% en
los estados y 4% en los municipios. Ello implica, además de un cambio en la Ley de Coordinación Fiscal y en la formula de asignación de la Recaudación Federal Participable, que incremente a 25% el monto de los recursos asignados a los municipios, una reforma hacendaria que elimine las exenciones en las contribuciones locales que gozan tanto el sector público como el privado, tanto en el predial como en el uso y aprovechamiento del espacio público; que los ayuntamientos perciban las contribuciones que establezcan las entidades federativas sobre la propiedad inmobiliaria, su fraccionamiento, traslación, construcción vertical, así como las que tengan por base el cambio de valor de los inmuebles, incluyendo el uso del suelo de instalaciones subterráneas o instalaciones en vía pública.
Que el subsidio para la seguridad municipal, Subsemun, se convierta en un fondo para la creación y restructuración de los cuerpos de seguridad municipales que hoy enfrentan una profunda debilidad institucional: 12 de las 31 entidades federativas no tienen policía en todos sus municipios, 400 de los 2,456 municipios no tienen policía, de los 2 mil restantes el 65% tienen de uno a 30 elementos; 10 municipios concentran al 15% de los elementos. El 20% de los policías gana mil pesos mensuales, el 68% tiene educación básica y el 2% es analfabeto.
Se requiere también, revisar las reglas de operación de los programas federales, principalmente los de infraestructura social, eliminando burocracias y disminuyendo el pari passu para los municipios, así como crear un programa de financiamiento emergente a las haciendas municipales que atienda las deudas históricas con Banobras, Conagua y CFE.
Recursos existen. Así como el gobierno anterior entregó 14 mil millones de dólares al FMI –lo que no hizo el gobierno de los Estados Unidos- puede disponerse de 10 mil millones de dólares para abatir el rezago en servicios básicos.
Pese al legítimo cuestionamiento a los actos de corrupción y abusos que se registran en muchos municipios del país, el reclamo que por lo general se hace desde el gobierno federal al municipio es injusto, y lejos de fortalecerlo se busca vulnerar y debilitar a la autoridad más cercana al ciudadano. Se requiere de un nuevo municipalismo, con fortaleza y vigor, ello entraña el rediseño del sistema federal actual. Para que el municipio deje de ser el patito feo de la federación, es necesaria una descentralización de los recursos nacionales y del poder público, sin necesidad de crear un embrollo centralista que rompe con nuestro pacto federal.
Senador de la República
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