Háganme
suyo
Alejandro Encinas
El Universal
22 febrero 2018
“Háganme suyo”, la frase sintetiza la
orfandad en que se encuentra el PRI. Con esa declaración el candidato se dio un
balazo en el pie, y sepultó su candidatura. Se agotaron los otrora eficaces
métodos del destape y la cargada, por más que Carlos Aceves del Olmo, líder de
lo que queda de la CTM, lo llame “candidato de la esperanza”, o los buenos
deseos de Augusto Gómez Villanueva: “Va a lograr remontar el escepticismo que
trae esta crisis”.
No basta con que Meade Kuribreña insista: “No
los voy a defraudar”, “soy simpatizante del PRI y es el mejor partido”. La
militancia priísta no lo ha hecho suyo, le es ajeno.
A ello se suma un discurso homófobo y
discriminatorio plagado de ocurrencias y cinismo de los dirigentes priístas, en
una campaña en la que solo crece la inconformidad en las entrañas del
dinosaurio.
Es el caso del abanderado del tricolor a la
jefatura de Gobierno, Mikel Arriola, quien representa un vuelco de lo que
fue la antigua tradición liberal del PRI, y retoma el discurso rancio de la
derecha más conservadora, similar al que dividió al país en los lamentables
años de la guerra cristera, el de la intolerancia y el pensamiento único.
El candidato hace gala de su desconocimiento
de la Constitución de la Ciudad de México —aprobada por la mayor parte de sus
correligionarios— al pronunciarse en contra de los matrimonios entre parejas
del mismo sexo y su derecho a adoptar, así como al oponerse al uso recreativo
de la marihuana: “Nuestros gobernantes han promovido la ruptura del núcleo
familiar y el desprecio, profundo desprecio, por los valores, y esto nos ha
llevado al caos en que hoy estamos metidos”, y amagó con que, de ganar las
elecciones (lo cual es una remota posibilidad), en su primer día como jefe de
Gobierno someterá a consulta pública “todos los temas que nos dividen como
ciudadanos, como son la marihuana recreativa, el aborto, la adopción y el
matrimonio entre parejas del mismo sexo, para que ahora sí todas las voces sean
escuchadas”.
Arriola ignora las resoluciones de la Suprema
Corte y los contenidos de la Constitución capitalina, que en ningún momento
establece el uso recreativo de la marihuana y que señala con claridad que los
derechos no se votan.
El líder nacional del PRI, Enrique Ochoa
Reza, no se queda a la zaga, por más disculpas que ofrezca tras el desatino de
llamar “prietos” a los militantes y simpatizantes de Morena: “A los prietos de
Morena les vamos a demostrar que son prietos, pero ya no aprietan”, declaró
durante un discurso en la Convención Estatal del PRI en Tabasco o cuando,
sumando a su larga lista de agravios, ha pretendido culpar a López Obrador de
la violencia en el país, al señalar que ésta se incrementó luego de que el
candidato a la Presidencia de la República por Morena, propusiera, entre otras
medidas, una amnistía a quienes hubiesen delinquido en delitos contra la salud,
aludiendo de manera irresponsable que la violencia contra personajes políticos
ha afectado a todos los partidos, menos a Morena. “Es importante señalar que la
violencia en contra de los precandidatos y de algunos políticos se ha
incrementado más del doble desde el momento en que López propuso como idea
darle una amnistía a los narcotraficantes y a los criminales”, dijo, olvidando
la estela de muerte extendida a lo largo del sexenio.
Tan solo en 2017, el año más violento en
décadas, se registraron más de 25 mil 300 homicidios, a los que se suman 12 mil
811 feminicidios, así como el resurgimiento de la tortura, la desaparición
forzada y las ejecuciones extrajudiciales por parte del Estado.
No son de extrañar estos desvaríos. El PRI
enfrenta una profunda crisis e inconformidad con el grupo político que encabeza
Peña Nieto, cuyos alcances se expresan en todas las encuestas, y que crecerá en
la medida que se acerque la fecha de la elección. Aunque es necesario señalar
también, que esta crisis es síntoma de un fenómeno que alcanza a todo el
sistema de partidos, donde el pragmatismo, las alianzas entre contrarios, los
reacomodos y el tránsito de dirigentes y militantes a otras las partidistas, se
han convertido en el pan de cada día, en la lucha por la sobrevivencia de unos
y la disputa de otros por capitalizar el descontento popular para alcanzar
diferentes cargos, en particular la Presidencia del país.
Senador de la República
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