Herencia infame
Alejandro Encinas
Rodríguez
El Universal
13 de noviembre de 2018
Indignante,
al igual que las decenas de miles de homicidios cometidos en el país, el artero
asesinato de Valeria, hija de la diputada Carmen Medel Palma; como indignante
es también constatar el morbo y la frialdad de sus compañeros diputadas y
diputados federales, tomando fotografías y grabando videos del dolor de la
diputada en el salón de sesiones, para publicarlos en las redes sociales.
El
asunto no es intrascendente, menos aun tratándose de quienes integran la
representación popular del país, pues es el reflejo de cómo la indiferencia e
insensibilidad ante el dolor humano se han venido incrustando en nuestra vida
cotidiana a lo largo de dos décadas de violencia, impunidad y muerte.
Concluye
un sexenio que, tras la deleznable “guerra contra las drogas”, hereda al
próximo gobierno una secuela de violencia extrema y dolor a lo largo y ancho
del país: más de 200 mil homicidios; decenas de miles de personas desplazadas
de su lugar de origen; cerca de 40 mil desaparecidos; 26 mil cuerpos sin identificar
en precarios servicios forenses; y el país convertido en una inmensa fosa
clandestina. Situación que no ha sido ajena al escrutinio internacional.
La
semana pasada se llevó a cabo la Tercera Revisión de México en el Examen
Periódico Universal del Consejo de Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, así como
el Informe del Comité de Desaparición Forzada.
Pese
a la tozudez de la representación mexicana, que insistió en la defensa de la
Ley de Seguridad Interior, y de las acciones que ha realizado en materia de
derechos humanos, los Estados miembros del Consejo de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas cuestionaron a México por tortura; desaparición forzada de
personas; agresiones contra defensores de derechos humanos y periodistas;
violencia contra las mujeres; violaciones a los derechos de personas migrantes;
discriminación contra grupos en situación de vulnerabilidad como pueblos indígenas,
niños, niñas y adolescentes, personas con discapacidad y LGBTTTI; trata de
personas; así como los cuestionados avances en el caso Ayotzinapa; asuntos,
respecto de los cuales emitió más de 2600 recomendaciones que corresponderá
atender al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Si
bien el Comité reconoció avances como la Ley General de Desaparición Forzada,
así como en la instalación de la Comisión Nacional de Búsqueda, en algunas
acciones en materia de atención a migrantes y en las reparaciones colectivas de
la Guerra Sucia, calificándolas de “buenas noticias”, también expresó su
preocupación por la falta de un plan para completar los registros de fosas y
personas desaparecidas; en especial, de personas migrantes, por lo que demandó
que el Estado mexicano ratique la competencia del Comité para recibir y
examinar recomendaciones individuales, al tiempo que se solicitó una invitación
para que miembros del Comité visiten nuestro país.
Dentro
de las preocupaciones expresadas durante esta sesión destacan: que las acciones
urgentes dictadas por el Comité no se consideren obligatorias o vinculantes
para el Estado mexicano, a pesar de haber ratificado esta Convención
Internacional; las limitaciones de la Comisión Nacional de Búsqueda, la cual
carece de personal, recursos e infraestructura suficientes para cumplir con su
encomienda; el rezago en la instalación de las comisiones estatales de búsqueda
(sólo se han integrado en ocho entidades); y la falta de coordinación entre
éstas.
Cuestionó,
además, que el Estado mexicano carezca de mecanismos de coordinación con
gobiernos extranjeros, en particular con los centroamericanos para la atención
a las víctimas migrantes desaparecidas en territorio nacional; entre un
sinnúmero de observaciones, que la delegación mexicana bateó para que el
próximo gobierno las resuelva.
Son
graves y vastas las secuelas de la fallida guerra contra las drogas y la
corrupción e incompetencia de un Estado debilitado y ausente. Una de las más
graves es el impacto en el imaginario y la conciencia popular que se ha
acostumbrado a ver la violencia como parte de su cotidianeidad que permite, sin
ningún recato, subir a las redes un video o hasta tomarse una selefi.
Integrante del equipo de transición
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