En
qué cabeza cabe
Alejandro
Encinas Rodríguez
El
Universal
Martes, 06 Septiembre
2016 00:05
¿Por qué? ¿Para qué?
¿Cuál fue la razón de Estado, el objetivo en materia de política exterior o en
la relación con el vecino del norte? ¿A quién benefició esa visita?, nos
preguntamos millones de mexicanos indignados e incrédulos por la visita del
señor Trump a nuestro país.
En qué cabeza cabe
invitar a un personaje que ha sembrado un discurso de odio y desprecio contra
México y los mexicanos, quien ha afirmado: "No quiero nada con México
más que construir un muro impenetrable y que dejen de estafar a EE.UU".
"México no se aprovechará más de nosotros”. “El más grande constructor del
mundo soy yo y les voy a construir el muro más grande que jamás hayan visto. Y
adivinen quién lo va a pagar: México". "México no es nuestro amigo.
Nos está ahogando
económicamente". "Cuando México nos manda gente, no nos mandan a los
mejores. Nos mandan gente con un montón de problemas, que nos traen drogas,
crimen, violadores". "Es una decisión fácil para México: hagan un
pago único de 5 a 10 mil millones de dólares para asegurar que continúe el
flujo de 24 mil millones de dólares (de remesas) al país al año".
Por qué el Ejecutivo
federal no tuvo la inteligencia de rechazar la idea de invitar a un candidato
en declive en su campaña electoral y brindarle trato de Jefe de Estado en un
lugar emblemático de nuestro país, la residencia oficial de Los Pinos, ubicada
justamente en el lugar donde el 8 de septiembre de1847, se libró una de las
batallas más sangrientas de la guerra contra la invasión norteamericana, la
Batalla del Molino del Rey, que fue definitiva para que posteriormente, el 13 y
14 de septiembre, cayera el Castillo de Chapultepec y posteriormente, el 20 de
septiembre, la Ciudad de México, cuando el presidente Gómez Farías se rindiera
ante el general Winfield Scott y el ejército invasor izara su bandera en el
Palacio Nacional.
De aquellas batallas de
amarga memoria surgieron héroes que la historia popular guarda en la memoria
colectiva. Un joven cadete envuelto en la bandera nacional optó por la muerte
antes de la rendición. Hoy la bandera nacional se tiende de tapete a un
personaje non grato para los mexicanos.
El Ejecutivo federal
continúa transitando por un derrotero de escándalos y errores sistemáticos y
recurrentes: La casa blanca; el departamento en Miami; el plagio de su tesis de
licenciatura; la impunidad a gobernadores corruptos como Humberto Moreira,
Javier Duarte y Roberto Borge, en momentos en los que de acuerdo con la
encuesta de El Universal, el 63 por ciento de los ciudadanos rechaza su
gestión.
No es para menos. De
acuerdo con el IV Informe Presidencial, la violencia supera los niveles
registrados durante el gobierno de Felipe Calderón, 78 mil 109 personas
ejecutadas en 45 meses de gobierno; la estimación de crecimiento económico
superará apenas el 2 por ciento en 2016; el recorte al gasto público en 2017
será de 300 mil millones de pesos; la fuga de capitales suma 11,400 millones de
dólares. Durante el primer semestre del año la balanza comercial registró un
déficit de 9 mil 900 millones de dólares. En los últimos tres años la deuda
pública aumentó 33 por ciento, y se estima, cerrará el año en 468 mil 372
millones de pesos. México forma parte del grupo de las 20 economías más grandes
del mundo, pero mantiene a más de 60 millones de mexicanos en la pobreza.
Nuestro país enfrenta
una situación de vulnerabilidad y riesgo, que asociada a la violencia, la
inseguridad y la creciente conflictividad social, ha creado un escenario de
ingobernabilidad e incertidumbre, que ha puesto en evidencia las incapacidades
institucionales para enfrentarla, profundizando la ausencia y debilidad de la
figura presidencial, lo que obliga a plantear más que una rectificación, un
cambio de régimen que encuentre una salida institucional y democrática a esta
crisis y evite un escenario explosivo de cara a la sucesión presidencial.
La invitación a Trump
representó una ofensa a la inteligencia y la dignidad de todas y todos los
mexicanos, tocando una de las fibras sensibles de nuestra cultura, el
nacionalismo, que durante décadas el neoliberalismo ha pretendido enterrar. Por
lo que la respuesta a la pregunta: ¿en qué cabeza cabe?, es sencilla y
preocupante: en ninguna, pues lo que sucede es que el gobierno federal y la
conducción del país, no tiene cabeza. (Senador de la República)
No hay comentarios:
Publicar un comentario