Es hora de que exijamos al Ejecutivo federal una estrategia nacional de
calidad del aire: Alejandro Encinas
Intervención
en tribuna del senador Alejandro Encinas Rodríguez, del Grupo Parlamentario del
PRD, para referirse a la contingencia ambiental en el Valle de México.
Alejandro Encinas Rodríguez, (AER): … la importancia de este tema y los riesgos
a los que se somete la salud pública y en los que se encuentra gran parte de la
población.
Todos los datos demuestran cómo la
contaminación atmosférica tiene graves impactos en la salud, se estima que a
nivel mundial cada año mueren 7 millones de personas derivadas de la
contaminación atmosférica.
Aquí lo ha señalado ya el diputado Pinto
Torres sobre los costos sociales en materia de salud pública que implica en
nuestro país y cómo esas muertes se asocian desde la bronquitis, el asma y la
hipertensión arterial, hasta el infarto cardiaco o el infarto cerebral.
Ahora bien, el tema que nos ocupa no es
privativo de la Zona Metropolitana del Valle de México, es un problema que se
presenta en todas las concentraciones metropolitanas del país.
¿Cuál es el problema? Que no se mide la
contaminación. Hay que ver los datos del propio Instituto Nacional de salud
Pública, que hace un monitoreo muy regular de cerca de 21 ciudades en distintos
estados de la República donde su inmensa mayoría no cumple con los estándares
de emisión de contaminantes y no tienen ninguna regulación al respecto en el
ámbito de su entidad federativa.
Y por eso creo que tenemos que discutir con
toda sobriedad y en su justa dimensión porque luego el amarillismo y el
alarmismo pues pretenden encubrir este problema.
Yo he escuchado frases como por ejemplo, de
que estamos ante la peor contingencia ambiental que haya conocido la Zona
Metropolitana del Valle de México, lo cual afortunadamente no es cierto, porque
tuvimos la más grave en materia de ozono en 1992 cuando alcanzamos los 400
puntos IMECA de ozono, o en 1998 la primera contingencia en partículas
suspendidas –quizá hubo antes pero nunca se reportaron- cuando alcanzamos los
280 puntos IMECA en partículas menores a 10 micrómetros.
Ahora también hay quien dice que es tal la
contaminación que no se ven los edificios de la Ciudad, lo cual tampoco es
cierto porque el ozono no se ve, el ozono es un átomo adicional al oxígeno y es
invisible; lo que se ve es una bruma, pero cualquier gente que estudió un poco
los (inaudible) de contaminación, sabe que el ozono no se ve, por eso se mide.
Y ahora estamos en situación de contingencia
porque después de muchos años que habíamos logrado mantener niveles
sistemáticos de reducción de las emisiones contaminantes a la atmósfera, hoy
tenemos picos superiores a los 150 puntos IMECA que es el momento en que se
detonan las contingencias; cuando antes, el punto donde se detonaban era de 250
puntos en materia de ozono y de partículas.
Sin embargo, habría entonces que preguntarnos
por qué después de haber tenido una caída sistemática muy importante en la
contaminación hoy tenemos algunos repuntes.
Y creo que las respuestas son muy puntuales:
primero, aquí ya lo dijeron, un incremento muy importante en la población en la
región centro del país, no solamente en la Zona Metropolitana del Estado de México
y de la Ciudad de México, que ya la conforman las 16 delegaciones políticas y
59 municipios del Estado de México, como también el muy importante crecimiento
del parque vehicular donde pasamos del año 2000 de 3 millones 100 mil vehículos
a m{as de 5 millones de vehículos el día de hoy, los cuales generan 78 por
ciento de la contaminación atmosférica, particularmente los vehículos
particulares que son cerca de 3 millones que consumen en su conjunto 36
millones de litros de gasolina y de diesel y que tienen recorridos promedio
anual, esta flota vehicular, de 84.5 mil millones de kilómetros anuales.
Ésa es una parte del problema, pero la otra
parte son las fallas institucionales. La primera porque esto tiene un momento
de inflexión que particularmente el año 2006, cuando el entonces Presidente de
la República, Vicente Fox, decretó una moratoria regulatoria para flexibilizar,
se decía, las inversiones en el sector industrial.
¿Y qué sucedió con esa moratoria
regulatoria?, dejaron de implementarse normas ambientales como aquellas que
regulan la emisión de compuestos orgánicos volátiles y dejaron de aplicarse
programas muy importantes como toda la obligación de establecer un sistema de
recuperación de vapores en las estaciones de servicios, en las gasolinerías, en
los momentos en que mayores concesiones de estaciones de servicios se dio, o
incluso en la verificación de la industria manufacturera, que cada año emite
alrededor de 930 toneladas de estos compuestos orgánicos volátiles que son los
más agresivos en la generación de ozono porque provienen el del benceno y de
otro tipo de productos químicos.
Hubo un relajamiento en todo lo que era la
verificación industrial, en esta moratoria regulatoria, con lo cual hubo una
gran laxitud, y eso lo podemos ver, no solamente en que no se han actualizado
las normas ambientales, sino que se relajaron a tal manera que por ejemplo la
verificación de la placa federal que es el transporte de carga, pues
prácticamente no se cumple.
Y el programa de renovación del transporte
pesado que corresponde al Gobierno federal no se cumplió y hoy la mayor parte
del parque vehicular de transporte de carga tiene más 20 años de antigüedad y
no solamente cumplió su vida útil sino que es altamente contaminante.
Hubo también algunos problemas de carácter
local. No solamente no se actualizaron los órganos de verificación de los
Vereficentros, sino que incrementó la corrupción.
Y hubo programas que fueron muy eficaces como
era la renovación del convertidor catalítico que ya no se cumplen o incluso el
más grave es el relajamiento que hubo en el programa Hoy no Circula, donde tras
un amparo promovido por el Partido Acción Nacional, se dio marcha atrás en la
Comisión de la Megalópolis a las normas estrictas que existían en materia de
verificación y de la noche a la mañana se arrojaron 600 mil vehículos
adicionales a la circulación.
Entonces yo creo que esto amerita una
discusión distinta, de acuerdo a la magnitud del problema, y este es muy
sencillo, ésta es la magnitud del problema, ésta es la cuenca atmosférica de la
región centro del país, es una imagen de satélite nocturna, para que se den
cuenta del nivel de concentración y el problema que significa hoy la emisión de
contaminantes en la atmósfera que va mucho más allá de la Zona Metropolitana
del Valle de México.
Por eso lo que deberíamos discutir aquí es en
primer lugar exigir al Gobierno federal, que es quien emite las normas
ambientales, no es competencia local el establecimiento de normas ambientales,
que vaya a un replanteamiento del programa ProAire, el programa para enfrentar
los problemas de contingencia atmosférica porque ya estamos en un escenario
donde el ozono ha dejado de disminuir, los niveles de partículas menores a 10
micras y a 2.5 micrómetros no se han reducido y se debe frenar la alta tasa de
motorización, lo cual implica inversión en transporte público, tiene que
frenarse el explosivo crecimiento de la actividad vehicular, el desarrollo de transporte
público, la inspección técnica en fuentes fijas, de industria y móviles en
materia de emisiones, y debe crearse una estrategia para le Megalópolis.
¿De qué nos sirve una Comisión Ambiental de
la Megalópolis donde está Puebla, Morelos, Tlaxcala, el Estado de México, la
Ciudad de México, Querétaro si no existen programas que se apliquen en esas
entidades?
El programa de verificación en Morelos no
cumple con las mismas normas que están para el Distrito Federal y el Estado de
México. ¿Para qué queremos aplicar la contingencia en los carros de mi
compadre? Porque ahí lo aprueban los gobernadores de otros estados, que se hace
en el Estado de México y el Distrito Federal, sin asumir ninguna
responsabilidad al respecto.
Si se midiera la contaminación atmosférica en
estados como Morelos, en Semana Santa hubiera habido contingencia atmosférica
por partículas menores a 10 micras derivadas de las quemas agrícolas que se
realizaron esos días en el estado.
Y no sólo ahí, en Mexicali, si se midiera,
habría contingencia atmosférica por la presencia de agroquímicos en la
atmósfera y así les podría poner muchos ejemplos en otras ciudades.
Yo creo que es el momento de hacer un
replanteamiento en serio, desde actualizar la red de monitoreo atmosférico,
todo lo que son las disposiciones y normas ambientales y fundamentalmente dos
aspectos: ya es hora de que aquí impulsemos una ley de aire limpio y en segundo
lugar exijamos al Ejecutivo federal, en este caso a través de la Comisión de la
Megalópolis, una estrategia nacional de calidad del aire que permita no
solamente actualizar el ProAire para la Zona Metropolitana, sino hacer una
política ambiental para enfrentar los problemas de contaminación atmosférica.
Muchas gracias y perdón por el abuso de
tiempo.
0-0-0
No hay comentarios:
Publicar un comentario