Unidad en torno a qué
Alejandro Encinas Rodríguez
El Universal
Martes, 21
Febrero 2017
México atraviesa por uno de los peores momentos en su relación con el
gobierno de los Estados Unidos. Donald Trump ha inventado, en aras de su
legitimación, una nueva amenaza a la seguridad nacional de su país: los
mexicanos y por ello los persigue y discrimina. Más bien, Trump es una amenaza
para México y para el mundo.
En México, las políticas neoliberales adoptadas en las últimas décadas,
implicó el desmantelamiento de un proyecto de nación,al entregar al país a la
dictadura del mercado, lo que trajo consigo la subordinación a la hegemonía de
los EUA, configurando una vulnerabilidad extrema, un Estado débil y
fragmentado,con un gobierno desprestigiado, sin recursos y sin respuestas; una
economía frágil y dependiente.
El arribo de Trump a la Casa Blanca refrenda la urgencia de llevar a
cabo un replanteamiento de las políticas impuestas.Se transformó el sistema de
poder emanado de la Segunda Guerra Mundial y del fin de la guerra fría. Estados
Unidos sigue siendo una potencia en el ámbito económico, militar y tecnológico,
pero el entorno internacional se ha vuelto crecientemente complejo.
Diversos sectores de la sociedad señalan que son tiempos de unidad, y,
efectivamente lo son. Pero no de cualquier unidad. La unidad nacional ha sido
una consigna utilizada en diversos momentos de la historia en los que, bajo el
argumento de que existe una amenaza externa que pone en peligro la integridad
de la nación, se busca mantener el orden establecido limitando libertades,
reprimiendo la disidencia al régimen, ya que “se atenta contra la unidad
nacional” y “nos debilitan” ante los enemigos externos.
Así sucedió durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho, quien en el
contexto de la Segunda Guerra Mundial justificó el desmantelamiento de las
estructuras sociales creadas durante el cardenismo, limitó el derecho de
huelga,y estableció el delito de disolución social. Miguel Alemán continuó las
campañas anticomunistas y la represión a los movimientos sociales, impulsando
el Amparo Agrario y el charrísimo sindical, y Gustavo Díaz Ordaz, en aras de la
unidad nacional para enfrentar “la conjura comunista internacional” reprimió al
movimiento estudiantil de 1968.
Hablar hoy de unidad nacional es referirse a la unidad de las mexicanas
y de los mexicanos en torno a causas y objetivos comunes que permitan
rectificar el rumbo y la defensa soberana del país. No la unidad en torno a una
figura presidencial decadente y ajena al interés nacional.
Unidad para crear un nuevo proyecto de nación: distribuir para crecer y
crecer distribuyendo. Una nueva política de industrialización y de desarrollo
rural, así como un nuevo patrón de desarrollo energético asentado en el control
soberano de los recursos naturales, con empleo y salarios dignos.
Unidad para alcanzar otra forma de gobernar, que descentralice el poder
y permita la apropiación social de los asuntos públicos. Asumir un enfoque
integral de derechos humanos y un sistema de justicia honesto que aliente la
convivencia armónica de la sociedad, donde el Estado atienda la desigualdad
existente y la inequitativa distribución del ingreso.
Unidad para cambiar de régimen, eliminar el secuestro de la política por
una minoría, para acabar con la impunidad y la corrupción, con el fuero y los
privilegios de la clase política.Ganar la paz en democracia para alcanzarla
armonía en la vida personal, familiar y comunitaria; la igualdad sustantiva
entre géneros y generaciones, en un marco de libertades.
Unidad para dignificar el papel de México en el mundo y frente a Estados
Unidos. Defender a nuestros paisanos y respetar los derechos humanos en nuestra
frontera sur.
Es tiempo de una nueva ruptura política y cultural, para convertir la
energía contenida en la inconformidad social en organización para iniciar la
profunda transformación que México necesita. (Senador de la República)
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