Rumbo al colapso
Alejandro
Encinas Rodríguez
El universal
07 Marzo
2017 17:00
Sorprende el
optimismo desbordado, la ausencia de autocrítica y la profunda evasión de la
realidad que devela el discurso del Presidente Enrique Peña Nieto al encabezar
el 88º aniversario del PRI, en momentos en que su índice de aprobación alcanza
un mínimo histórico.
En el escenario
nacional se profundiza la incertidumbre derivada de su errática actuación ante
los agravios del Presidente Trump, quien cumple sus amenazas: cierra las
fronteras a productos mexicanos; revierte las inversiones norteamericanas en
México; proyecta la construcción del muro; persigue y deporta a los mad
hombres y a los jóvenes dreamers.
Pese a la
orfandad en que se encuentra la tecnocracia mexicana tras el derrumbe del
paradigma neoliberal en los Estados Unidos, se insiste en mantener un modelo
que, lejos de alentar el mercado interno y diversificar nuestras relaciones
económicas con otros países y regiones del mundo, se persiste en los
gasolinazos, el incremento en los precios del gas y de la luz, y en los
recortes presupuestales, llevando a la economía al borde de una recesión, como
lo demuestran los estudios realizados por la CEPAL y distintas firmas privadas,
que estiman, en el mejor de los casos, un crecimiento del 1.8 por ciento para
2017, al registrarse caídas significativas en los índices de confianza, de
crecimiento del mercado, en las ventas, precios y empleos.
La
desigualdad se profundiza, la violencia aumenta, las complicidades y la
corrupción asociada a la política y los negocios se mantiene impune. Lo
importante para el Presidente y su partido, es mantener el poder: “Nosotros los
priistas, y está en nuestra genética, siempre salimos a ganar”. “Nuestro único
plan y nuestra única estrategia debe ser ganar y ganar por México”, subrayó
Peña Nieto en su discurso, y para ello no habrá limitación alguna.
Y recurre a
la añeja afrenta: “Hoy nuevamente hay riesgos de retroceso. Al igual que hace
seis años, están resurgiendo las amenazas que representan la parálisis de la
derecha o el salto al vacío de la izquierda demagógica”. “Lo que está en juego
es mucho más que una elección; lo que se estará decidiendo en las urnas éste y
el próximo año es, literalmente, el futuro de México”.
Se avecinan
tiempos difíciles. Todo indica que lejos de enfrentar el escenario adverso por
cauces democráticos, la tentación de una salida autoritaria gana terreno.
El derroche
de recursos; la onerosa cooptación de “dirigentes” partidarios, diputados
locales y presidentes municipales; la identificación del voto opositor casa por
casa; la compra de conciencias; la intimidación, y la operación política de los
gobiernos federal y local en las secciones electorales del Estado de México,
son, ya, los signos distintivos de la elección mexiquense.
La
pretensión de dotar de un marco legal a las fuerzas armadas para justificar la
participación en las tareas que competen a la autoridad civil a fin de
“mantener la seguridad interior del país”, y de reformar la Constitución antes
del inicio formal del proceso federal para establecer la segunda vuelta en la
elección de Presidente, ante el crecimiento de las preferencias por Andrés
Manuel López Obrador, a manera de desafuero preventivo, dan cuenta de la
apuesta autoritaria.
El país de
nunca jamás, donde la realidad se quiere someter a los designios del presidente
en turno, se encamina a la polarización política, lo que demanda una acción
firme de nuestra sociedad para impedir el colapso de nuestra precaria
democracia. (Senador de la República)
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