Regresar a los cuarteles
Alejandro Encinas Rodríguez
El Universal
Martes, 30 Junio 2015
Polémicas e interesantes las declaraciones del
General Salvador Cienfuegos, Secretario de la Defensa Nacional, publicadas ayer
en El Universal, donde reflexiona sobre los riesgos que encara el país en
materia de seguridad nacional y en las tareas encomendadas a las fuerzas
armadas ante la delincuencia organizada que afecta la seguridad interior,
respecto a las cuales –reconoce-, han pagado un alto costo en su prestigio que
ha valido la pena, pese a que “no es nuestra vocación, no nos sentimos a gusto
haciendo funciones de policía. Pero estamos conscientes que de no hacerlo
nosotros en este momento no hay quién lo pueda atender” y “no veo esfuerzos
decididos” para que las policías avancen.
Durante la entrevista revela la realización de más
de mil 500 acciones diarias en la geografía nacional en las que participan
entre 35 mil y 45 mil soldados, que han participado en más de 800 enfrentamientos
en ésta administración.
Estas declaraciones se enmarcan en el profundo
cuestionamiento que tanto en México como en el ámbito internacional, en materia
de violación a los derechos humanos atraviesa nuestro país.
Apenas el pasado 23 de junio se dieron a conocer
los resultados de los peritajes realizados por la Procuraduría del Estado de
México y la Procuraduría General de la República donde se revela que 11 de los
22 presuntos delincuentes fueron ejecutados el 30 de junio de 2014 en Tlatlaya,
Estado de México habiendo sido ya sometidos, y que las armas que portaban tres
de las víctimas estaban descargadas.
De igual manera, el Día Internacional en Apoyo a
las Víctimas de Tortura, Amnistía Internacional denunció que durante la última
década aumentaron en 600 por ciento las quejas por tortura cometidas en México
por policías y fuerzas de seguridad, incluidas detenciones arbitrarias y
desapariciones forzadas, sin que el gobierno mexicano hayan instrumentado los
protocolos internacionales para prevenirla ni sancionado a los funcionarios
públicos que cometen estos delitos, quienes gozan de total impunidad.
Ello coincide con el Reporte sobre Derechos Humanos
en México del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el cual señala que
la falta de castigo a las ejecuciones extrajudiciales y otras violaciones a los
derechos humanos, obedece a la complicidad que existe entre criminales y
oficiales de seguridad corruptos, a lo que se suman 22 mil 322 personas
desaparecidas en el país, 9 mil 790 de las cuales corresponden a la actual
administración, así como 552 quejas por tortura procesadas por la Comisión
Nacional de Derechos Humanos hasta agosto de 2014 y 445 quejas más por tratos
crueles.
El Estado mexicano no puede continuar minimizando
estos hechos ni ocultando información, alentando la impunidad y el malestar
ciudadano. Como sucedió con la solicitud del periodista Ezequiel Flores
Contreras, a la Sedena respecto a que uno de los 43 normalistas desaparecidos
era soldado activo, a lo que la dependencia respondió, que: “se localizó a una
persona que corresponde al nombre de uno de los 42 estudiantes desaparecidos de
la escuela rural Isidro Burgos que refiere en su solicitud; sin embargo, el
nombre se encuentra clasificado como confidencial por tratarse de datos
personales”, cuando la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública
establece que no podrá invocarse el carácter de reservado de la información
cuando: “Se trate de violaciones graves de derechos humanos o delitos de lesa
humanidad”.
Como señaló el General Cienfuegos, las fuerzas
armadas seguirán asumiendo tareas que corresponden a la autoridad civil,
dejando en claro que “nosotros en cuanto se nos ordene nos vamos a hacer las
actividades para las cuales nos preparamos (…) para la guerra, para la defensa
del país”. Los datos dan cuenta del fracaso de la estrategia implementada, del
incremento de la violencia y de las violaciones a los derechos humanos. Es hora
de crear las condiciones para que el ejército regrese a sus cuarteles. (Senador
de la República)
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