Reforma fiscal: precarización
laboral
Alejandro Encinas Rodríguez
El Universal
martes
08 de Octubre 2013
Dentro de los aspectos
controvertidos de la reforma fiscal propuesta por el Ejecutivo Federal se
encuentran diversas disposiciones que impactaran negativamente en los ingresos
y el patrimonio familiar de los sectores medios de la población y en particular
de los trabajadores asalariados.
Mucho se ha comentado acerca de
los impactos negativos de gravar las colegiaturas, el transporte foráneo y la
vivienda, lo que ha obligado a dar marcha atrás en la pretensión de cobrar
impuestos a las colegiaturas y a exentar de los mismos a las viviendas de
interés social construidas por el Infonavit o el Fovisste.
Aunque se ha insistido en que se
trata de una reforma con sentido social, que busca contar con recursos
suficientes para establecer el seguro de desempleo y la pensión universal para
la población mayor de 65 años de edad, lo cierto es que del análisis de las
iniciativas presentadas se desprende que, más que disponer de nuevos recursos,
se trata de un manejo de caja que transfiere recursos de una partida a otra, como
es el caso de la disminución y transferencia de recursos del Infonavit para
cubrir el seguro de desempleo.
Estamos ante una propuesta
eminentemente recaudatoria que elude enfrentar los graves problemas de
corrupción, dispendio, evasión e ineficiencias en la recaudación en el sector
público, que de nuevo carga la mano sobre el contribuyente cautivo y que
precariza aún más los salarios y las condiciones para el desarrollo de las
pequeñas y medianas empresas, al restringir la deducción de prestaciones de los
trabajadores, la no deducción de las aportaciones a fondos complementarios de
pensiones y jubilaciones de los trabajadores ni de las cuotas patronales al
IMSS, o al establecer la deducción de algunas prestaciones, como los vales de
despensa, con vales electrónicos autorizados, lo que favorece en mayor medida a
las grandes empresas comerciales.
Un estudio de la Unión Nacional
de Trabajadores, señala que la eliminación del subsidio al empleo, impactará
directamente a los trabajadores con ingresos entre uno y cuatro salarios
mínimos, quienes terminarán pagando más impuesto en lugar de recibir un apoyo.
Señala que si bien la cuota
obrera al IMSS pagada por el patrón continuará estando exenta, para las
empresas dejará de ser deducible, por lo que en el futuro las empresas se
negaran a pactar este tipo de prestaciones. En tanto que la no deducibilidad de
los fondos de jubilación de carácter privado, en los que solamente serán
deducibles al momento que se erogue a favor de los trabajadores la pensión
correspondiente o la prima de antigüedad, desincentivará la inversión en los
fondos de retiro, creando además una contradicción, pues en los fondos
existentes las pensiones que se pagan a los trabajadores no son deducibles
cuando provienen del fondo mismo, debido a que los recursos que operan ya
fueron deducidos.
Estas medidas impactarán
negativamente en la participación de los trabajadores en las utilidades de las
empresas, ya que no será deducible el pago por participación de los
trabajadores en las utilidades de la empresa ni las pérdidas acumuladas de años
anteriores, modificándose además la fórmula para calcular la renta gravable o
utilidad fiscal en demérito de los trabajadores.
De aprobarse estas medidas, se
endurecerá la negociación obrero-patronal, pues a la contención salarial que ha
caracterizado las últimas décadas, se sumará la contención de las prestaciones
sociales que durante el mismo lapso constituyeron una válvula de escape en la
negociación de los conflictos laborales, lo que repercutirá en una nueva caída
en los ingresos de los trabajadores y en una mayor contracción del mercado
interno en momentos en que se registra una recesión económica. La llamada reforma
hacendaria juega con fuego.
Senador de la República
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