15
de septiembre, 2020
El incierto futuro de la Conago
El Universal
OPINIÓN 15/09/2020 02:37 ACTUALIZADA 02:59
En el mundo de la política al revés, el pasado 7 de septiembre, 10
gobernadores de distintas filiaciones partidarias, anunciaron su separación de
la Conferencia Nacional de Gobernadores, en respuesta, afirman, al trato que
reciben por parte del presidente de la República, así como por la inexistencia
de fórmulas que permitieran una interacción efectiva con el gobierno federal.
Ello como secuela de la reunión celebrada en San Luis Potosí, en
agosto, donde la mayor parte de los gobernadores que hoy se separan, demandaron
una revisión del acuerdo de coordinación fiscal que permitiera disponer de
mayores recursos federales a las entidades que representan, las que, de acuerdo
con su dicho, suman 32% del Producto Interno Bruto, aunque algunas de estas
entidades dependen en sus ingresos en más de 90% de las participaciones
federales.
La creación de la Conago, en julio de 2002, fue resultado de la
iniciativa de diversos gobernadores, de manera destacada por el entonces
mandatario de Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya, para integrar las asociaciones
de gobernadores del PRI, del PAN y del PRD, en un foro permanente, cuyo
objetivo fuera fortalecer el federalismo mediante mecanismos democráticos,
creando un espacio incluyente, abierto a todas las entidades, sin distinción de
partidos.
Se pretendía crear un espacio institucional para lograr un mayor
equilibrio y mejor distribución de las potestades entre los órdenes de gobierno
federal y estatal, a fin de fortalecer a las entidades federativas, confirmando
su pertenencia al pacto federal, con el deber de impulsar un proceso de
descentralización y fortalecimiento del federalismo.
Con la constitución de la Conago como asociación civil, se superó
la restricción legal establecida en el artículo 117 constitucional, que
establece que “los estados no podrán en ningún caso celebrar alianza, tratado,
o coalición con otro estado ni con potencias extranjeras”, señalando que sus
integrantes participan de manera voluntaria, en una relación entre pares, donde
sus decisiones se adoptan por consenso.
Durante los primeros años, la Conago buscó establecer una agenda
de trabajo para alcanzar los objetivos planteados. De esta agenda emanó, por
ejemplo, la convocatoria a la Convención Nacional Hacendaria, celebrada el 5 de
febrero de 2004 en Juriquilla, Querétaro, donde se debatieron temas asociados a
ingresos, gasto público, deuda pública, colaboración intergubernamental,
fiscalización y rendición de cuentas, entre otros. Que permitió la suscripción
de convenios para dar cumplimiento a las propuestas emanadas de dicha
Convención.
Recuerdo que el 17 de julio de 2006, suscribimos el
correspondiente al Distrito Federal con la Secretaría de Hacienda, del cual,
pese a su generalidad, la mayor parte de sus cláusulas fueron desatendidas por
los gobiernos federales subsiguientes.
Destaco este hecho, ya que tras el fracaso de la Convención
Nacional Hacendaria, independientemente del activismo de distintos mandatarios
estatales, la Conago fue minando sus objetivos originales, convirtiendo muchos
de sus encuentros con el presidente de la República, en actos de peticionarios.
En una sociedad de amigos del presidente.
La separación de estos gobernadores viene a debilitar un espacio
que pretendía la coordinación y fortalecimiento de los gobiernos locales, que
viene a dividir a incluso a los gobernadores con la misma filiación partidaria,
alentando una confrontación más vinculada a la disputa electoral que se
avecina, que a la legitima reivindicación del federalismo.
Subsecretario de Derechos Humanos,
Población y Migración. @A_Encinas_R
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