Fin de ciclo
Alejandro
Encinas Rodríguez
El
Universal
1 de mayo de 2018
Concluyó el último periodo ordinario de
sesiones del Senado de la República. Con ello, se cierra un ciclo de reformas
legislativas que trastocaron profundamente los cimientos del pacto social
emanado de la Constitución de 1917.
Las LXII y LXIII legislaturas se erigieron
prácticamente en un órgano constituyente. A lo largo de su ejercicio se
realizaron 150 reformas constitucionales, 21 por ciento del total de las
reformas realizadas a la Constitución desde su promulgación. Algunas
representaron avances, como las realizadas en materia de derechos humanos con
la nueva Ley de Niñas, Niños y Adolescentes; las leyes para sancionar la
tortura; la desaparición forzada; la atención a víctimas; en contra de la
discriminación, y la protección de los niños migrantes. Al igual que las leyes
de transparencia y acceso a la información pública; rendición de cuentas; las
que crearon el Sistema Nacional Anticorrupción, o las nuevas leyes de
ordenamiento territorial y desarrollo metropolitano. Destaca, en particular, la
reforma constitucional que reconoció a la Ciudad de México como una entidad de
la Federación, otorgándole autonomía y el derecho a contar con su Constitución
Política.
Sin embargo, el sello distintivo de este
Senado son las llamadas reformas estructurales: la reforma laboral, que
desreguló la relación obrero patronal, conculcando los derechos de los
trabajadores a la contratación colectiva, a la estabilidad y permanencia en el
empleo, a una jornada laboral de ocho horas y a un salario remunerador, al
establecer el outsourcing, que permite la contratación por hora, día, semana o
mes.
La reforma energética, que rompió con el
principio fundacional de la propiedad originaria de la nación sobre los
recursos del subsuelo, y puso n al reconocimiento de las industrias de
hidrocarburos y de electricidad como áreas estratégicas reservadas al Estado, o
la reforma educativa, que revocó las condiciones generales de trabajo y los
derechos del magisterio, al regular de manera unilateral su ingreso, promoción
y permanencia en el empleo.
Así como, diversas leyes que conculcan las
libertades políticas de los mexicanos, por ejemplo: la Ley de Seguridad
Interior, que en realidad se trata de una ley de seguridad del Estado, al
permitir que las fuerzas armadas asuman el mando de los territorios donde el
Ejecutivo federal emita una declaratoria de riesgo a la seguridad interior,
subordinando a la autoridad y a la población civil a la autoridad militar.
El Senado quedó marcado, por la profunda
crisis de las instituciones públicas y la descomposición de los partidos
políticos, resultado de prácticas corruptas, como el moche legislativo, y el
pragmatismo de cúpulas partidarias que suscribieron el Pacto por México,
suponiendo que éste se convertiría en su fuente de legitimidad, derivó en el
desdibujamiento del sistema de partidos, caracterizado hoy por alianzas
electorales inexplicables para el ciudadano, lo que derivó en su fragmentación.
Basta ver el encono en las disputas internas del PAN, la inconformidad
silenciosa en el PRI y el declive del PRD a la marginalidad, que perdió a lo
largo de esta legislatura 17 integrantes.
Pese a todo, un nuevo ciclo, el principio del
n, iniciará el próximo 2 de julio.
Senador de la República
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