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"Estamos en una crisis humanitaria que deriva de la ausencia del Estado":

Alejandro Encinas Rodríguez

Venimos de lejos

Dtto 30

Constituyente

Senador

Trato indigno al Presidente Evo Morales Ayma.


boletin juan sabines


03 Julio 2013

El senador Alejandro Encinas Rodríguez propone ante la Comisión Permanente Punto de Acuerdo en relación al trato recibido por el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, en su tránsito por Europa.
 Al respecto la Comisión Permanente condena enérgicamente el trato indigno y discriminatorio, recibido por el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, por parte de los gobiernos de diversos estados europeos y se solidariza con los pueblos y naciones del Estado boliviano, haciendo eco de la indignación expresada por la de naciones latinoamericanas.

Revista Proceso - Alejandro Encinas



REVISTA
PROCESO 1913
En busca de la identidad perdida
Alejandro Encinas Rodríguez

29 DE JUNIO DE 2013




La izquierda partidaria atraviesa por un cambio de ciclo caracterizado por la fragmentación, el descrédito y su desdibujamiento ideológico. Hasta ahora, los partidos de izquierda han eludido la reflexión profunda sobre su papel; sus principios, orientación programática; la relación con el poder y las otras fuerzas políticas; su ejercicio público, el vínculo con los ciudadanos y los movimientos sociales contemporáneos.

La izquierda partidaria ha priorizado el acomodo de grupos y liderazgos, y éstos han conformado corrientes que se han enclaustrado en los asuntos internos. Lo anterior ha derivado en un pragmatismo político carente de principios, tribalizando el ejercicio partidario y anquilosando el debate ideológico.

La desmesura de los poderes que dominan al país ha tomado como rehenes a las instituciones públicas, incluso, la oposición ha establecido una alianza tácita con la clase política corrupta que opera para mantener los privilegios de unos cuantos por encima de los ciudadanos y, cínicamente, exige a la izquierda apegarse a pactos que no respeta.

La red de complicidades al amparo del poder público opera grandes recursos para comprar elecciones, abusando de la pobreza de la gente, a través de la compra del voto y el uso electoral de programas sociales, como si la democracia fuera una mercancía.

Estamos ante un fenómeno de debilidad institucional de los partidos, caracterizado por la descomposición y corrupción que permea a todos. La alternancia no resolvió los asuntos de la gobernabilidad democrática ni la conformación de un verdadero sistema de partidos democrático. Las sucesivas reformas políticas realizadas, han modificado las reglas de acceso al poder, más no las reglas de su ejercicio. El poder presidencial, con matices, se reproduce con el llamado Pacto por México, consolidando así la estructura legal del autoritarismo. El centralismo regresa por sus fueros profundizando la miseria política de nuestro federalismo, de los estados y los municipios.

No se asume que la legitimidad no es un asunto de número sino de condiciones equitativas, de calidad en la competencia y del apego a la ley, dentro de un sistema democrático y plural de concertación.

El fortalecimiento de la vida institucional, no se refiere, como dice Douglas North, a los poderes constituidos, a los hombres que ocupan los cargos o a los edificios que los albergan. Las instituciones son las reglas del juego en una sociedad. Son las limitaciones ideadas por el hombre para reducir la incertidumbre estableciendo una estructura estable en la interacción humana en una sociedad, donde la única incertidumbre que debe prevalecer es la del resultado de las elecciones.

Por otro lado, el proceso de unificación de las izquierdas, que inició con la conformación del PSUM y que continuó con la convergencia sucesiva de diversas expresiones de las izquierdas hasta llegar al encuentro con la Corriente Democrática en la conformación de PRD, ha concluido. No obstante, este ciclo de unidad de las izquierdas permitió la conformación de una importante fuerza electoral que, solo por la resistencia y la utilización de todo tipo de recursos indebidos por parte de los grupos de poder, no ha logrado asumir el gobierno nacional. Pese a ello un caudal electoral de casi 16 millones de mexicanos, acredita que este ciclo de unidad, no exento de momentos álgidos y desencuentros, obtuvo importantes logros que posicionaron a la izquierda como una fuerza política fundamental en el país. 

El proceso unitario que caracterizó a la izquierda se ha colapsado. El surgimiento de Morena como partido, fragmentó al Movimiento Progresista, lo que significará una disputa por los votos de la izquierda y el rediseño de las políticas de alianzas de los partidos y de su relación con el poder. Hoy presenciamos reencuentros regionales de los otrora aliados, con el PRI y con el PAN, así como el realineamiento de la oposición hacia el Ejecutivo Federal, que se manifiesta, más allá del Pacto por México, en el comportamiento de las dirigencias partidarias que profundizan su encono bajo una supuesta diferenciación ideológica.

El deterioro del PRD, de su vida interna y de sus formas de hacer política, donde las prácticas ilegales se convirtieron en rutina y nunca fueron sancionadas, permitió que la manipulación y el fraude predominaran en las elecciones internas. Lo que se ahondó en el periodo que va de la contienda entre Amalia García y Jesús Ortega, hasta 2008, cuando el Estado mexicano, en un hecho sin precedente, impuso una dirección al partido. Esto último marcó el momento de inflexión en la vida partidaria, profundizando su crisis.

Los gobiernos del PRD, con notables excepciones como sucede en el Distrito Federal, han perdido la iniciativa. La mayoría de los municipios y entidades que encabeza el partido, carecen de un sello propio o de acciones que los diferencien del gobierno federal. Por el contrario, se reproducen los viejos vicios de supeditación al Ejecutivo en aras de mantener “sanas relaciones” y recibir las participaciones federales y los recursos que discrecionalmente asigna el Ejecutivo Federal.

El Partido se ha alejado de la sociedad y de su propia militancia. En buena medida, este distanciamiento se explica por el autismo en la vida partidaria. El PRD se ha convertido en un espacio cuya actividad central es la disputa entre los diversos grupos que lo conforman, para ganar y repartir las posiciones de poder al interior del partido y los espacios de representación popular.

La discusión en los distintos órganos de dirección no son el análisis político ni la forma de fortalecer los movimientos sociales o el cómo ampliar nuestra presencia territorial. La discusión gira en torno a qué grupo le toca tal o cual candidatura o cómo se reparten las diferentes instancias de dirección para “mantener equilibrios”. Los candidatos y dirigentes derivan de la incondicionalidad y las lealtades hacia los diferentes grupos, sin importar el perfil, capacidades e imagen pública de los mismos.

Contra su tradición, el PRD renunció a procedimientos democráticos en la selección de sus candidatos, violando las reglas que permitieron definir a sus candidatos a cargos populares y órganos de dirección. Asimismo, abandonó la apertura de candidaturas a ciudadanos sin partido. Es así, que hoy no hay ningún candidato externo, ningún intelectual, dirigente sindical, agrario o del movimiento LGBT.

Se ha consolidado una nomenklatura, que controla la afiliación, el reconocimiento de los órganos de dirección locales, la firma para el registro o sustitución de candidatos, el manejo discrecional del patrimonio y las prerrogativas partidarias, la contratación de personal, los órganos jurisdiccionales de garantías y elecciones, todos al servicio de una burocracia partidaria, que se cimienta en la impunidad de un sistema de lealtades y complicidades.

Prevalece una diferencia sustancial al interior del PRD. Mientras un sector vincula la estrategia y subordina el discurso partidario al llamado Pacto por México, al que consideran, permitirá posicionar una “izquierda moderna”, “responsable”, otro sector, asume que la participación en ese Pacto representa un acto de legitimación política del gobierno. La apuesta de los primeros consiste en ganar una franja de votantes que está deseosa de ver a una izquierda propositiva, tolerante y que colabora con el gobierno. En tanto los segundos, reivindican una agenda propia y el apego a los compromisos con el electorado que esta corriente de pensamiento representa.

Nadie puede estar en contra de que las fuerzas políticas suscriban un acuerdo para enfrentar las adversidades del país, pero este tipo de pactos debieran reunir al menos tres condiciones: legitimidad, consenso y certeza. Debe ser resultado del debate y el entendimiento públicos no del acuerdo cupular. Tener claridad en sus alcances y contenido, lo que no sucede cuando un grupo élite se arroga la representación popular y anula la división de poderes; o cuando dirigentes perredistas señalan que el Pacto no se verá afectado por “situaciones coyunturales” como las de Veracruz.

En el Pacto están ausentes los temas centrales de todo proyecto progresista: la lucha contra el autoritarismo y la desigualdad, por la democracia y la equidad, y se ha puesto énfasis en otra agenda, la encaminada a satisfacer el objetivo de las llamadas reformas estructurales: la energética y la hacendaria, ante las cuales, el PRI en alianza con el PAN, pretenden ganar a un sector de la izquierda, que, ya sea apoyando, o bien de manera formal votando en contra y oponiendo una débil y “civilizada” resistencia, legitimen su consumación.

El PRD ha perdido identidad y se ha distanciado del compromiso ético que caracterizó a la izquierda en los momentos de confrontación contra la hegemonía autoritaria del partido único. Se perdió la oportunidad de conformar un partido-frente que hubiera permitido mantener la unidad y la expansión del movimiento progresista, evitando la fragmentación electoral y que hubiera obligado a los partidos a una renovación profunda; a superar las burocracia y los grupos de interés, y hubiera permitido continuar el proceso de unificación de las fuerzas progresistas en la creación de nuevos partidos.

Por ello, es imperativo iniciar un gran movimiento por reconstruir la identidad partidaria, bajo un proyecto progresista, renovador y libertario que permita rescatar el objetivo fundacional de nuestro partido y de cara al proceso electoral del 2015, en el que la izquierda competirá dividida y entre sí, avance, más allá de las diferencias que existen, en conformar las bases de un frente de las izquierdas que permita contener el embate que representa la restauración del PRI, y permita, más allá de las limitaciones legales, retomar la iniciativa de construir un Frente Opositor Progresista. No es una tarea sencilla, pero vale la pena intentarlo.

Finalmente, la lamentable pérdida de Arnoldo Martínez Verdugo, marca también el fin de la era de los dirigentes templados como el acero, idealistas que buscaban encabezar la marcha de la humanidad hacia el progreso y la creación del hombre nuevo. Dirigentes cuya mayor virtud fue la congruencia y la integridad, que nunca se deslumbraron con las mieles del poder, lo que cobra mayor relevancia ante el desprestigio y la ambición imperantes en la mayoría de los dirigentes políticos.

Hoy los idealistas sufren un acelerado proceso de extinción ante quienes entienden las grandes ventajas de alinearse con el poder o, desde su lógica, pactan con el régimen, creando una tensión permanente entre congruencia, demagogia y pragmatismo.
En un sentido convencional, la congruencia se asume cuando se considera verdadero un enunciado cuyo contenido refleja un estado de cosas verificables, dónde existe una correspondencia causal entre intención, discurso y praxis. En contra parte, como señalaba Aristóteles, la demagogia es la “forma corrupta y degenerada de la democracia”; nada más cercano a nuestra realidad. La demagogia discursiva de los políticos funciona para justificar y extrapolar la realidad a modo.



Por ello, ante el paroxismo que causó el encono y descalificación de la nomenklatura perredista a Jenaro Villamil, tras la magnífica nota sobre la relevancia histórica de Martínez Verdugo, basta decir que la izquierda debe avanzar del debate de las emociones al de las razones, máxime cuando en materia de psicoanálisis, el enojo hacia el otro, refiere algo no resuelto en nosotros mismos.


PEMEX



Llama Alejandro Encinas a “Conformar un frente nacional en defensa del petróleo”.




Creado en Miércoles, 03 Julio 2013 10:58
Por: Redacción
México, 2 Jul. (Notimex) El senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Alejandro Encinas Rodríguez, urgió a conformar un frente nacional en defensa del petróleo y confió en que ese tema sea un punto de unidad de las izquierdas.
De la movilización convocada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para el 8 de septiembre, confió en que dicho acto permita un ―reencuentro de la izquierda con una de sus mejores causas que es la defensa del petróleo y la industria nacional.
El legislador consideró a pesar de que el gobierno federal aún no presenta una iniciativa puntual de reforma energética, afirmar que se busca la privatización del sector no es especulación porque así lo han declarado en el extranjero diversos funcionaros federales.
En otro tema, consideró que el gobierno de Miguel Ángel Mancera ha cumplido expectativas en cuanto a la cercanía con los ciudadanos, lo cual ha quedado evidenciado con la aceptación creciente que tiene entre la población.
No obstante, comentó, hay retos grandes enfrente, más en una ciudad que cada uno de los gobiernos ha marcado un sello propio, ―creo que un gran reto es darle calidad de vida a los habitantes de la ciudad.
Encinas Rodríguez fue entrevistado en el marco del Seminario ―6 de julio 97: Recuento del proceso de democratización de la Ciudad de México‖, realizado hoy en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), campus Xochimilco.

UAM-X






Universidad Autónoma Metropolitana
Plantel Xochimilco

Foro: “6 de julio 97: Recuento del Proceso de democratización de la Ciudad de  México”
  

Martes, 02 Julio 2013 16:53
El senador Alejandro Encinas Rodríguez durante el seminario “6 de julio 97: Recuento del Proceso de democratización de la Ciudad de  México, externó “en un periodo muy corto de tiempo no solamente la izquierda ha demostrado que sabe gobernar y lo sabe hacer bien; sino que ha marcado cambios claros y profundos en las políticas públicas y en las formas de interrelacionar al gobierno con la sociedad”.
Indicó “nosotros tenemos que explicarlo fundamentalmente por la existencia en el Distrito Federal  de una sociedad con una gran cultura de participación cívica que dejó hace mucho tiempo atrás la cultura del peticionismo para avanzar en la construcción de una cultura de exigibilidad de derechos”.
Señaló “esto no es gratuito, viene de un conjunto de hechos históricos en donde esta Ciudad es y ha sido siempre el centro histórico, político, cultural, social de nuestro país”.
Mencionó “para entender de manera particular por qué el Distrito Federal ha logrado avanzar en este proceso de democratización diferenciándose del resto del país, tenemos que encontrar una explicación y entenderlo también como resultado de los movimientos sociales y políticos contemporáneos desde lo que fueron las luchas sindicales de los años 50 con los petroleros y particularmente del movimiento de los ferrocarrileros, al inicio de los 60 el movimiento médico y magisterial y de manera muy importante el surgimiento del movimiento de liberación nacional que marco una forma distinta de definición política frente a las políticas impulsadas por el PRI y de manera destacada el movimiento estudiantil del 68 que fue una rebelión contra el autoritarismo gubernamental”.
Puntualizó “en el 88 por primera vez  construimos mayoría, la izquierda en el Distrito Federal, el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas construyó una autoridad moral que llevó  por primera vez a la izquierda a que fuera mayoría en el Distrito Federal y desde entonces no la hemos perdido”.
Manifestó “no podemos entender la democratización del DF, sino entendemos como está ha sido resultado de una muy amplia lucha y participación de sus propios habitantes en la construcción de sus derechos y de sus libertades”.
El senador Encinas Rodríguez dividió en tres grandes periodos esta primera experiencia de 1997 al día de hoy.
Externó “la primera que encabezó el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, lo asociaría con el proyecto de una Ciudad Para Todos, cuando por primera vez se presenta una visión integral para la recuperación y el desarrollo de la ciudad en un proyecto elaborado por un grupo que no solamente  tenía una enorme formación profesional sino una gran identidad política y un compromiso con un proyecto político. Los ejes centrales se enfrentaron con una realidad de gran adversidad, se llegó a una ciudad en ruinas prácticamente sin inversión sin desarrollo de obra pública en infraestructura, con finanzas sumamente debilitadas.
Señaló “la ciudad dejaba de ser una dependencia del gobierno federal y se convertía en un gobierno local, unas de las mayores aportaciones del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas fue el haber avanzado en un periodo muy corto de tiempo en la construcción de todo el en traumado institucional de un gobierno local, fueron más de 160 leyes que se elaboraron, reglamentos, una nueva estructura de la administración pública, el rediseño de áreas que estaban profundamente corrompidas particularmente la Secretaria de Seguridad Pública y la Procuraduría del Distrito Federal”.
Indicó “una segunda etapa ligada a un proyecto el Programa por el Bien de Todos primero los pobres, dando continuidad a todo el trabajo de mantenimiento de infraestructura y desarrollo. Con Andrés Manuel López Obrador entra una etapa distinta en donde el eje que marca la gestión es el establecimiento de nuevas políticas sociales en donde si bien el programa de adultos mayores, no es el más importante ni que mayor impacto social tuvo”.
Externó “fueron un conjunto de acciones que impactaron a toda la sociedad. El eje fundamental ha sido como mucho integrantes de las familias antes fueron excluidos se han convertido en entes activos del núcleo familiar y de la vida comunitaria”.
Puntualizó “como tercera etapa con el Gobierno de Marcelo Ebrad un proyecto que se llama Progreso con Equidad cuyo dos rasgos fundamentales es reivindicar la ampliación de regímenes de libertades, así como la ampliación del Sistema Colectivo del metro en la Línea 12, el metrobus que forman parte de una línea continua de consecución política públicas”.
Por último insistió que independientemente  de los cambios de gobierno, hay un conjunto de políticas que debe de tener continuidad y consolidación.

El Universal





¡No!
El Universal
Alejandro Encinas Rodríguez
Martes 2 de julio de 2013

En tiempos donde lo políticamente correcto es decir Sí y en los que la animosidad conduce a dirigentes del PRD a afirmar, que el sol azteca quiere dejar de ser el partido del No para convertirse en el partido del Sí, hay momentos en que es indispensable ejercer nuestro derecho a decir No. Por ejemplo:

No a la decisión del gobierno de los Estados Unidos de construir un muro a lo largo de mil 126 Km. en la frontera entre ambos países que, con un costo de 30 mil millones de dólares, será vigilado por 40 mil agentes fronterizos, el uso de aviones no tripulados y una amplia gama de equipos de alta tecnología, incluyendo radares, sistemas móviles y sensores infrarrojos.

Decir No a esta decisión que es vergonzosa para Estados Unidos y vergonzante para México. La caída del Muro de Berlín marcó el fin a la Guerra Fría, pero no el de la intolerancia de un mundo unipolar. Los muros son propios de un estado de guerra, como sucede en la Franja de Gaza, la frontera Marroquí con la República Árabe Saharaui o la frontera entre las dos Coreas. Estas medidas son una ofensa para México. Aunque el plan de reforma migratoria incluye una vía de legalización para indocumentados, el gobierno estadounidense no tiene en sus prioridades resolver el fenómeno migratorio conforme a lo establecido en instrumentos internacionales sobre la protección de los derechos humanos de las personas en tránsito. Lejos de eso, prejuzga a la población latinoamericana como un peligro para ese país.

La protección de los connacionales y la defensa de una relación de igualdad entre Estados soberanos, deben ser temas estratégicos del gobierno mexicano, mismo que debe exigir respeto a los derechos humanos de los migrantes; rechazar tajantemente el blindaje y militarización de la frontera, y establecer una relación donde los asuntos fronterizos se traten de manera bilateral.

No categórico a la privatización de los hidrocarburos, anunciada por Enrique Peña Nieto al Financial Times, el 17 de junio de 2013, donde revela que ante: “la necesidad de liberalizar Pemex ya se acordó en el marco del llamado Pacto por México”, y que la reforma incluirá "los cambios constitucionales necesarios para dar certidumbre a los inversionistas privados”.

Si bien la dirigencia nacional del PRD ha señalado que no se ha discutido el tema, no ha habido un desmentido ni una clara explicación del Ejecutivo Federal sobre sus declaraciones en el extranjero. Por el contrario, tras el posicionamiento público del PRD en materia energética, Cesar Camacho, Presidente Nacional del PRI, señaló que “el PRD claro que la va a apoyar, ya lo dijo”, y recordó que “uno de los 95 compromisos del Pacto por México es justamente acometer la iniciativa de reforma al sector energético”, sin que la dirigencia perredista señalara algo.

Los hidrocarburos y la renta que genera su explotación son propiedad de la Nación, no son una mercancía de la que pueda disponer arbitrariamente el Gobierno. Se trata de bienes nacionales estratégicos, por lo que debe rechazarse cualquier pretensión por modificar la Constitución, que, bajo el pretexto de la modernización de Pemex, comprometan la renta petrolera o el dominio de la Nación sobre los recursos del subsuelo. En todo caso, cualquier propuesta debe ser debatida públicamente de cara a todos los mexicanos.

Pemex requiere cambios. Sí, pero éstos pueden lograrse sin su privatización. Se requiere modificar el régimen fiscal de Pemex; dotarlo de autonomía presupuestal y de gestión; fortalecer a la Comisión Nacional de Hidrocarburos; establecer tarifas, precios y subsidios de los combustibles y la electricidad para garantizar un acceso equitativo a la energía; convertir al Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros en un organismo financiero; impulsar la investigación y el desarrollo tecnológico hacia la transición energética y el cuidado del medio ambiente, y, de manera firme, combatir la corrupción de funcionarios, empresarios y burócratas sindicales que flagela a la empresa.

En tiempos del Pacto, cuando se considera como políticamente correcto decir, Sí; hay que saber cuándo decir No, aunque no sea del agrado de quienes detentan el poder o de quienes presumen que lo tienen.


Senador de la República

Foro UAM - X






AER PROCESO






REVISTA

PROCESO 1913
29 DE JUNIO DE 2013


En busca de la identidad perdida
Alejandro Encinas Rodríguez


La izquierda partidaria atraviesa por un cambio de ciclo caracterizado por la fragmentación, el descrédito y su desdibujamiento ideológico.
Hasta ahora, los partidos de izquierda han eludido la reflexión profunda sobre su papel; sus principios, orientación programática; la relación con el poder y las otras fuerzas políticas; su ejercicio público, el vínculo con los ciudadanos y los movimientos sociales contemporáneos.

La izquierda partidaria ha priorizado el acomodo de grupos y liderazgos, y éstos han conformado corrientes que se han enclaustrado en los asuntos internos. Lo anterior ha derivado en un pragmatismo político carente de principios, tribalizando el ejercicio partidario y anquilosando el debate ideológico.

La desmesura de los poderes que dominan al país ha tomado como rehenes a las instituciones públicas, incluso, la oposición ha establecido una alianza tácita con la clase política corrupta que opera para mantener los privilegios de unos cuantos por encima de los ciudadanos y, cínicamente, exige a la izquierda apegarse a pactos que no respeta.
La red de complicidades al amparo del poder público opera grandes recursos para comprar elecciones, abusando de la pobreza de la gente, a través de la compra del voto y el uso electoral de programas sociales, como si la democracia fuera una mercancía.
Estamos ante un fenómeno de debilidad institucional de los partidos, caracterizado por la descomposición y corrupción que permea a todos. La alternancia no resolvió los asuntos de la gobernabilidad democrática ni la conformación de un verdadero sistema de partidos democrático. Las sucesivas reformas políticas realizadas, han modificado las reglas de acceso al poder, más no las reglas de su ejercicio. El poder presidencial, con matices, se reproduce con el llamado Pacto por México, consolidando así la estructura legal del autoritarismo. El centralismo regresa por sus fueros profundizando la miseria política de nuestro federalismo, de los estados y los municipios.

No se asume que la legitimidad no es un asunto de número sino de condiciones equitativas, de calidad en la competencia y del apego a la ley, dentro de un sistema democrático y plural de concertación.
El fortalecimiento de la vida institucional, no se refiere, como dice Douglas North, a los poderes constituidos, a los hombres que ocupan los cargos o a los edificios que los albergan. Las instituciones son las reglas del juego en una sociedad. Son las limitaciones ideadas por el hombre para reducir la incertidumbre estableciendo una estructura estable en la interacción humana en una sociedad, donde la única incertidumbre que debe prevalecer es la del resultado de las elecciones.

Por otro lado, el proceso de unificación de las izquierdas, que inició con la conformación del PSUM y que continuó con la convergencia sucesiva de diversas expresiones de las izquierdas hasta llegar al encuentro con la Corriente Democrática en la conformación de PRD, ha concluido. No obstante, este ciclo de unidad de las izquierdas permitió la conformación de una importante fuerza electoral que, solo por la resistencia y la utilización de todo tipo de recursos indebidos por parte de los grupos de poder, no ha logrado asumir el gobierno nacional. Pese a ello un caudal electoral de casi 16 millones de mexicanos, acredita que este ciclo de unidad, no exento de momentos álgidos y desencuentros, obtuvo importantes logros que posicionaron a la izquierda como una fuerza política fundamental en el país. 

El proceso unitario que caracterizó a la izquierda se ha colapsado. El surgimiento de Morena como partido, fragmentó al Movimiento Progresista, lo que significará una disputa por los votos de la izquierda y el rediseño de las políticas de alianzas de los partidos y de su relación con el poder. Hoy presenciamos reencuentros regionales de los otrora aliados, con el PRI y con el PAN, así como el realineamiento de la oposición hacia el Ejecutivo Federal, que se manifiesta, más allá del Pacto por México, en el comportamiento de las dirigencias partidarias que profundizan su encono bajo una supuesta diferenciación ideológica.

El deterioro del PRD, de su vida interna y de sus formas de hacer política, donde las prácticas ilegales se convirtieron en rutina y nunca fueron sancionadas, permitió que la manipulación y el fraude predominaran en las elecciones internas. Lo que se ahondó en el periodo que va de la contienda entre Amalia García y Jesús Ortega, hasta 2008, cuando el Estado mexicano, en un hecho sin precedente, impuso una dirección al partido. Esto último marcó el momento de inflexión en la vida partidaria, profundizando su crisis.

Los gobiernos del PRD, con notables excepciones como sucede en el Distrito Federal, han perdido la iniciativa. La mayoría de los municipios y entidades que encabeza el partido, carecen de un sello propio o de acciones que los diferencien del gobierno federal. Por el contrario, se reproducen los viejos vicios de supeditación al Ejecutivo en aras de mantener “sanas relaciones” y recibir las participaciones federales y los recursos que discrecionalmente asigna el Ejecutivo Federal.

El Partido se ha alejado de la sociedad y de su propia militancia. En buena medida, este distanciamiento se explica por el autismo en la vida partidaria. El PRD se ha convertido en un espacio cuya actividad central es la disputa entre los diversos grupos que lo conforman, para ganar y repartir las posiciones de poder al interior del partido y los espacios de representación popular.

La discusión en los distintos órganos de dirección no son el análisis político ni la forma de fortalecer los movimientos sociales o el cómo ampliar nuestra presencia territorial. La discusión gira en torno a qué grupo le toca tal o cual candidatura o cómo se reparten las diferentes instancias de dirección para “mantener equilibrios”. Los candidatos y dirigentes derivan de la incondicionalidad y las lealtades hacia los diferentes grupos, sin importar el perfil, capacidades e imagen pública de los mismos.

Contra su tradición, el PRD renunció a procedimientos democráticos en la selección de sus candidatos, violando las reglas que permitieron definir a sus candidatos a cargos populares y órganos de dirección. Asimismo, abandonó la apertura de candidaturas a ciudadanos sin partido. Es así, que hoy no hay ningún candidato externo, ningún intelectual, dirigente sindical, agrario o del movimiento LGBT.

Se ha consolidado una nomenklatura, que controla la afiliación, el reconocimiento de los órganos de dirección locales, la firma para el registro o sustitución de candidatos, el manejo discrecional del patrimonio y las prerrogativas partidarias, la contratación de personal, los órganos jurisdiccionales de garantías y elecciones, todos al servicio de una burocracia partidaria, que se cimienta en la impunidad de un sistema de lealtades y complicidades.

Prevalece una diferencia sustancial al interior del PRD. Mientras un sector vincula la estrategia y subordina el discurso partidario al llamado Pacto por México, al que consideran, permitirá posicionar una “izquierda moderna”, “responsable”, otro sector, asume que la participación en ese Pacto representa un acto de legitimación política del gobierno. La apuesta de los primeros consiste en ganar una franja de votantes que está deseosa de ver a una izquierda propositiva, tolerante y que colabora con el gobierno. En tanto los segundos, reivindican una agenda propia y el apego a los compromisos con el electorado que esta corriente de pensamiento representa.

Nadie puede estar en contra de que las fuerzas políticas suscriban un acuerdo para enfrentar las adversidades del país, pero este tipo de pactos debieran reunir al menos tres condiciones: legitimidad, consenso y certeza. Debe ser resultado del debate y el entendimiento públicos no del acuerdo cupular. Tener claridad en sus alcances y contenido, lo que no sucede cuando un grupo élite se arroga la representación popular y anula la división de poderes; o cuando dirigentes perredistas señalan que el Pacto no se verá afectado por “situaciones coyunturales” como las de Veracruz.

En el Pacto están ausentes los temas centrales de todo proyecto progresista: la lucha contra el autoritarismo y la desigualdad, por la democracia y la equidad, y se ha puesto énfasis en otra agenda, la encaminada a satisfacer el objetivo de las llamadas reformas estructurales: la energética y la hacendaria, ante las cuales, el PRI en alianza con el PAN, pretenden ganar a un sector de la izquierda, que, ya sea apoyando, o bien de manera formal votando en contra y oponiendo una débil y “civilizada” resistencia, legitimen su consumación.

El PRD ha perdido identidad y se ha distanciado del compromiso ético que caracterizó a la izquierda en los momentos de confrontación contra la hegemonía autoritaria del partido único. Se perdió la oportunidad de conformar un partido-frente que hubiera permitido mantener la unidad y la expansión del movimiento progresista, evitando la fragmentación electoral y que hubiera obligado a los partidos a una renovación profunda; a superar las burocracia y los grupos de interés, y hubiera permitido continuar el proceso de unificación de las fuerzas progresistas en la creación de nuevos partidos.

Por ello, es imperativo iniciar un gran movimiento por reconstruir la identidad partidaria, bajo un proyecto progresista, renovador y libertario que permita rescatar el objetivo fundacional de nuestro partido y de cara al proceso electoral del 2015, en el que la izquierda competirá dividida y entre sí, avance, más allá de las diferencias que existen, en conformar las bases de un frente de las izquierdas que permita contener el embate que representa la restauración del PRI, y permita, más allá de las limitaciones legales, retomar la iniciativa de construir un Frente Opositor Progresista. No es una tarea sencilla, pero vale la pena intentarlo.

Finalmente, la lamentable pérdida de Arnoldo Martínez Verdugo, marca también el fin de la era de los dirigentes templados como el acero, idealistas que buscaban encabezar la marcha de la humanidad hacia el progreso y la creación del hombre nuevo. Dirigentes cuya mayor virtud fue la congruencia y la integridad, que nunca se deslumbraron con las mieles del poder, lo que cobra mayor relevancia ante el desprestigio y la ambición imperantes en la mayoría de los dirigentes políticos.

Hoy los idealistas sufren un acelerado proceso de extinción ante quienes entienden las grandes ventajas de alinearse con el poder o, desde su lógica, pactan con el régimen, creando una tensión permanente entre congruencia, demagogia y pragmatismo.
En un sentido convencional, la congruencia se asume cuando se considera verdadero un enunciado cuyo contenido refleja un estado de cosas verificables, dónde existe una correspondencia causal entre intención, discurso y praxis. En contra parte, como señalaba Aristóteles, la demagogia es la “forma corrupta y degenerada de la democracia”; nada más cercano a nuestra realidad. La demagogia discursiva de los políticos funciona para justificar y extrapolar la realidad a modo.


Por ello, ante el paroxismo que causó el encono y descalificación de la nomenklatura perredista a Jenaro Villamil, tras la magnífica nota sobre la relevancia histórica de Martínez Verdugo, basta decir que la izquierda debe avanzar del debate de las emociones al de las razones, máxime cuando en materia de psicoanálisis, el enojo hacia el otro, refiere algo no resuelto en nosotros mismos.


Gira Oaxaca







Apoyo al candidato a Pte. Mpal. Antonio Aragón Roldan y a la candidata a diputada local Marta Reyes Carmona. En el cierre de campaña en la explanada municipal de la delegación de Puerto Escondido, Mpio. de San Pedro Mixtepec, Oaxaca.

Gira Veracruz








Conferencia de prensa y reunión con jóvenes de la estructura del PRD, participando el candidato a Pte. Mpal. En Xalapa, Veracruz, Marcos Salas Contreras con más de 300 jóvenes presentes en el evento.


Gira Veracruz








Mitin en Ciudad Mendoza, Veracruz, en apoyo al candidato del PRD Aníbal Payan, en la Plaza Municipal.


Gira por Veracrúz






El Senador Encinas con el candidato a Presidente Municipal de Veracruz, Julio Saldaña Moran y el Presidente Estatal del PRD, Sergio Rodríguez, en conferencia de prensa en Orizaba.





inmigrantes




"La enmienda de seguridad fronteriza aprobada por el Senado estadounidense, es vergonzosa para los Estados Unidos y vergonzante para México": Alejandro Encinas

26 de julio 2013

El 24 de junio de 2013 el Senado de Estados Unidos aprobó con 67 votos a favor y 27 en contra el mayor agravio cometido contra nuestro país en tiempos de paz.

Esta enmienda determina, el levantamiento de un muro a lo largo de mil 126 km dela frontera entre ambos países, vigilado por 40,000 agentes fronterizos, con un costo de 30 mil millones de dólares; el uso de aviones no tripulados, como los llamados “Drones”, y una amplia gama de equipos de alta tecnología, incluyendo radares, sistemas móviles y sensores infrarrojos, así como el establecimiento obligatorio del programa federal “E-Verify”, con el que las empresas que tienen contratos federales pueden verificar el estatus migratorio de sus empleados.


Esta incluye el programa para el registro de entradas y salidas de extranjeros, con el fin de impedir que se queden en Estados Unidos con visas vencidas, medidas propias de un estado de guerra.


Dicha resolución es vergonzosa para Estados Unidos y vergonzante para México, la caída del Muro de Berlín marco el fin a la Guerra Fría, pero no el de la intolerancia de un mundo unipolar. Los muros son propios de la guerra, como en la Franja de Gaza, la frontera Marroquí con la República Saharaui y o la frontera entre las dos Coreas. 


Estas medidas son una ofensa para México. Aunque el plan de reforma migratoria incluye una vía de legalización para indocumentados, el gobierno y el Senado estadounidense no tienen en sus prioridades resolver el fenómeno migratorio conforme a lo establecido en instrumentos internacionales sobre la protección de los derechos humanos de las personas en tránsito. De igual modo, la enmienda aprobada daña la relación soberana entre ambos países, pues prejuzga a la población latinoamericana, en especial a la mexicana, como un peligro, violando el principio de buena vecindad entre ambos Estados.


Para el gobierno mexicano, la protección de las y los connacionales y la defensa de una relación de iguales entre Estados soberanos deben ser temas estratégicos. Ello debido a que, hasta 2012 residían en Estados Unidos casi 12 millones de personas nacidas en México, de las cuales casi setenta por ciento formaban parte de la Población Económicamente Activa de ese país al trabajar en tres sectores principalmente: construcción (17.0%), hotelería y esparcimiento (16.0%) y manufactura (14.3%). Esto representó en 2010, 22 mil millones de dólares por remesas en nuestro país.


Sin embargo, la vida para nuestros migrantes en Estados Unidos es sumamente incierta pues no gozan de ninguna garantía por el trabajo que desempeñan. Muestra de ello es que en Estados Unidos, el 30% de las y los migrantes de nacionalidad mexicana viven en situación de pobreza. En ese mismo sentido, se denota la discriminación que las autoridades tienen contra los mexicanos, al ser a quienes más detienen. Entre 1995 y 2000, más del 95% del total de migrantes detenidos en ese país eran de nacionalidad mexicana y en 2010, el 82.6% del total de migrantes aprehendidos en Estados Unidos eran mexicanos. Lo anterior evidencia la importancia y la urgencia de la intervención del gobierno mexicano para posicionarse frente a estas reformas.


Resulta desafortunado que desde que iniciaron los debates sobre la reforma migratoria en Estados Unidos, el titular del poder ejecutivo mexicano se ha mantenido prácticamente al margen de la discusión, incluso a pesar de que en reiteradas ocasiones organizaciones de la sociedad civil que buscan incidir en la reforma le han pedido se posicione al respecto. Ejemplo de ello fue la respuesta del gobierno mexicano frente a la enmienda aprobada por el senado estadounidense: el Secretario de Relaciones Exteriores se posicionó mediante un comunicado de prensa y declaró que “si bien la reforma migratoria ayudará a mexicanos indocumentados, el muro fronterizo no va a resolver el fenómeno migratorio”. La respuesta muestra que la postura del gobierno federal no se encuentra a la altura de la problemática migratoria, pues la situación que actualmente viven las personas que se ven en la necesidad de migrar requiere de una posición contundente y clara que dé certeza a la población migrante que sus derechos serán defendidos de cualquier iniciativa que busquen vulnerarlos.


El Senado de la República se pronuncia por el respeto a los derechos humanos de las personas migrantes y de una relación de iguales entre Estados. Buscamos que a la población migrantes se les trate con respeto y dignidad por lo que rechazamos el blindaje y la militarización de la frontera.

Por lo anteriormente expuesto y fundado, nos permitimos poner a su consideración el siguiente:


PUNTO DE ACUERDO


Primero. La Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión manifiesta su rechazo y preocupación ante las medidas adoptadas por el Senado de los Estados Unidos de América, para fortalecer con el uso de tecnología militar y la ampliación del muro en la frontera común, asunto que debe resolverse bilateralmente.



Segundo. La Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión solicita al Senado de la República que en el uso de sus facultades constitucionales establezca a la brevedad contactos de alto nivel con el Senado de los Estados Unidos de América, a efecto de que la reforma migratoria promueva de manera integral y respetuosa los derechos humanos, y que a la vez impulse mecanismos de cooperación que detonen la inversión y estimulen el comercio en la franja fronteriza para consolidarla en un paso ágil, moderno, seguro y productivo.








“Superación de la pobreza desde una perspectiva progresista”
Senador Alejandro Encinas Rodríguez

Seminario sobre “Desarrollo incluyente, bienestar social y reforma de la hacienda pública”




¿Qué es la Fundlocal?




En este espacio podrás encontrar información actualizada acerca de las actividades y el pensamiento de Alejandro Encinas Rodríguez, uno de los principales dirigentes de la izquierda mexicana.