La violencia penetró en los hogares
El Universal
Alejandro
Encinas Rodríguez
11 de junio
de 2019
El deterioro
de la vida pública a lo largo de las últimas décadas alcanzó todos los rincones
de nuestra sociedad, incluso a las familias, afectando en particular a las
mujeres, las niñas, niños y adolescentes.
El
debilitamiento de la estructura familiar, de la escuela, la iglesia y otras
instituciones sociales ha traído consigo que, los referentes tradicionales de
identidad se han desdibujado. La violencia intrafamiliar alcanza niveles
alarmantes. Cada día se asesina en promedio a nueve mujeres; cerca del 20% de
los delitos se asocian a lesiones contra menores de edad. En 2018 se
registraron 2 mil 908 homicidios de niñas y niños, 3 mil 200 de mujeres, de los
cuales 894 fueron feminicidios. Hasta abril del presente año se han cometido
294 crímenes de odio contra la mujer.
Muestra del
deterioro de nuestras formas de convivencia familiar y comunitaria son los
resultados de la Encuesta Nacional de Inegi sobre la Dinámica de las Relaciones
en los Hogares 2016, que evalúa la dinámica de las relaciones que mantienen las
mujeres con las personas que integran sus hogares, así como los vínculos que
establecen en los centros educativos, laborales y en el espacio público.
En México
viven 46.5 millones de mujeres de 15 años y más, de las cuales, 30.7 millones
(66%) han padecido al menos un incidente de violencia.
El principal
espacio de violencia contra las mujeres se ubica en la relación de pareja y
familiar, siendo el principal agresor el esposo, la pareja, el novio, el padre
o sus hermanos. El 44% de las mujeres que tienen o tuvieron una relación han
sido agredidas por su pareja en algún momento de su vida marital o en el
noviazgo.
El segundo
ámbito de mayor violencia es el comunitario: la calle, el parque y el
transporte, donde 39% de ellas fueron víctimas de actos de violencia por parte
de desconocidos, sobre todo de índole sexual, y va desde frases ofensivas, al
abuso sexual.
Los actos de
violencia más frecuentes son la violencia sexual, que ha sufrido 34% de las
mujeres de 15 años y más, ya sea por intimidación, acoso, abuso o violación.
De las
mujeres que han asistido a la escuela, 25% enfrentaron violencia. Las más
frecuentes fueron agresiones físicas y sexuales dentro las instalaciones
escolares.
Del total de
agresiones ocurridas en la escuela, el 38% fueron de índole sexual; 34%
psico-emocionales y el 28% físicas. Los principales agresores fueron sus
propios compañeros, compañeras y maestros.
27 de cada
100 mujeres que trabajan han experimentado algún acto violento, principalmente
de tipo sexual y de discriminación, por razones de género o por embarazo. El
tipo de violencia más frecuente en el trabajo es la discriminación, las
agresiones sexuales y las de tipo emocional como las humillaciones, degradación
e intimidación. Los agresores más frecuentes son el o la compañera de trabajo y
el patrón, y ocurren principalmente en el centro de trabajo.
La violencia
familiar ocurre principalmente en su casa o en la casa de algún familiar. La
violencia física o sexual ejercida por su pareja ha dejado consecuencias
emocionales con serias repercusiones en la integridad emocional y física de las
mujeres, 8% de ellas ha pensado en suicidarse y el 3.4% lo ha intentado.
9.4% de las
mujeres de 15 años y más (4.4 millones) sufrieron abuso sexual durante su
infancia. Los principales agresores son: tíos y primos (42%); conocidos (16%);
desconocidos (11.5%); padre o hermanos (13.5%); padrastro o madrastra (6%);
abuelos o madre (4.5%).
Encarar y
superar esta circunstancia exige, además de la acción del Estado contra la
violencia y la impunidad, de un esfuerzo social que transforme nuestras formas
de convivencia, respeto y tolerancia, empezando desde los núcleos familiares.
(Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración)
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