Palacio Legislativo, 30 de noviembre de
2011
COMUNICADO DE PRENSA
Sobre la reacción del gobierno federal
ante la denuncia en contra de Felipe Calderón ante la Corte Penal Internacional
y la muerte del activista Nepomuceno Moreno Núñez, el diputado federal del PRD,
Alejandro Encinas señala:
La denuncia contra el titular del
Ejecutivo federal es un derecho ejercido por un grupo de abogados y miles de
ciudadanos inconformes con la estrategia adoptada por el gobierno mexicano y
como tal debe de atenderse y analizarse.
La reacción de Calderón es desmedida y
temeraria, pues un gobernante debe de garantizar la libertad a diferir en
pensamientos, escuchar las críticas y sobre todo, actuar conforme a derecho y
asumir su defensa legalmente sí así lo decide.
Es importante señalar que la figura
presidencial no es un ente intocable o incuestionable; habría que recordarle a
Calderón que su partido siempre combatió el presidencialismo del régimen
priista, mismo que por cierto, ahora representado en la figura de su
precandidato a la presidencia, le tiende la mano y respaldo ante esta denuncia.
Hay que subrayar que nadie en su sano
juicio puede plantear que el Estado abandone el combate contra el crimen
organizado, pero tampoco caben recriminaciones contra quienes por la vía legal
quieren probar que las decisiones tomadas por particulares sobre la estrategia
de seguridad, han sido erradas, han provocado la pérdida de vidas humanas de
inocentes y la permanente violación de derechos humanos.
Tan mala y sin objetivos claros ha sido
esta estrategia, que hace unos días fue asesinado un integrante del Movimiento
por la Paz y la Justicia, pese a ser una víctima visualizada que buscaba sin
cesar, el paradero de su hijo.
De nada sirvió que el señor Nepomuceno
Moreno fuera atendido personalmente por Calderón apenas el 14 de octubre para
exponerle estar bajo amenaza de muerte, si al final no se garantizó su
integridad.
Resulta aun más lamentable que el
Gobernador de Sonora Guillermo Padrés, emanado del mismo partido en el poder a
nivel federal, lejos de lamentar y condenar la muerte de este ciudadano,
responda con la estigmatización del mismo y por ende su descalificación.
Con estos hechos se sienta un triste
precedente sobre la omisión del Estado en su obligación de salvaguardar la
integridad de los ciudadanos y del otro lado de la moneda, la intimidación que
el propio gobierno realiza contra aquellos que lo critican.
Hago un llamado para que el gobierno
federal, los partidos políticos y la ciudadanía en general entendamos que si la
Corte Penal Internacional investiga la actuación del titular del Ejecutivo
federal y se acreditan delitos de lesa humanidad, debe actuarse en consecuencia
en pleno e irrestricto apego a la ley, porque de lo contrario sólo se asume la
actitud facciosa de ser un hombre de Estado sólo cuando conviene.
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