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"Estamos en una crisis humanitaria que deriva de la ausencia del Estado":

Alejandro Encinas Rodríguez

Venimos de lejos

Dtto 30

Constituyente

Senador




Intervención de Alejandro Encinas Rodríguez, en su calidad de Diputado Constituyente en la Sesión del 7 de enero de 2017.


Yo quiero ofrecer una disculpa a la Asamblea, pero voy a recoger el guante y solicito la palabra para alusiones personales.

Muchas gracias.

Yo coincido con la Diputada Clara Brugada cuando señaló que este debate nos trae a la memoria la discusión que vimos en el año 2000, cuando se anunció la Ley para Establecer la Pensión Universal para los Adultos Mayores.

Tengo muy presente cómo en aquel momento nos tildaban de populistas de que estábamos repartiendo el dinero que no era nuestro, incluso el Ejecutivo Federal se atrevió a decir que mejor pusiéramos a trabajar a los viejitos en lugar de estarles dando dádivas.

Lo cierto es que al paso del tiempo este programa se convirtió no solamente en un programa emblemático del gobierno de la ciudad, sino que se convirtió en una política social que alcanzó prácticamente a todo el país.

Efectivamente, el programa de Adultos Mayores es el programa emblemático de una política social que se planteó el principio de la universalidad para evitar, justamente, la producción de las prácticas tradicionales donde los agentes de intermediación desarrollan las prácticas corporativas en donde se conculca el derecho de los ciudadanos a acceder, en plena libertad, a los recursos públicos a los que debe tener acceso en condiciones de igualdad y sin ninguna subordinación a ningún agente intermediario, como son muchas organizaciones sociales, ni a ningún gobernante. Ese es el principio fundamental de la universalidad. 

A pesar de ser el programa más importante, desde mi punto de vista, no fue el que tuvo mayores alcances y beneficiarios, sino que hay que asumir y recordar que el programado integrado territorial se conformó con 13 programas sociales que juntaron el principio de universalidad, integralidad, territorialidad, para identificar con toda precisión las zonas de pobreza y de marginación, buscando al beneficiario a manera individual y no a través de ningún intermediario. 

Ahí, por supuesto, fueron emblemáticos los programas de apoyo a las madres jefas de familia, llegamos a 50 mil en el 2006; hoy las becas para los hijos de las madres jefas de familia se mantiene; los apoyos a la gente en condiciones de discapacidad y pobreza, que hoy alcanza 80 mil 900 y tantos beneficiarios, pero hubo programas como, por ejemplo, y que existen hoy, el de útiles y uniformes escolares, que benefician a 2 millones y medio de niños y de jóvenes en esta Ciudad; el programa de mantenimiento a unidades habitacionales, que benefició a 5 millones de personas; el programa de atención médica y medicamentos gratuitos para la población no beneficiaria de Seguro Social o del ISSSTE, que alcanzó a 960 mil beneficiarios, y un conjunto de programas que han articulado una política social que empezó a frenar el proceso de desigualdad y empobrecimiento de la Ciudad que no se ha resuelto.

Habría que pasar por una política focalizada a una visión integral, entendiendo que hay grupos que requieren una atención emergente, inmediata, pero que los programas asistenciales, su objetivo fundamental debe ser dejarlos de aplicar, porque el objetivo debe ser la inserción social de los beneficiarios.

Ese es el valor más importante del programa de adultos mayores, no es el hecho de haber entregado un apoyo económico, que fue muy importante, sino lo fundamental fue que permitió que aquellos adultos mayores, que cuando llegamos en 1997 al gobierno, los dejaban abandonados en las salas de espera de los hospitales o en las iglesias, que aquellos hijos de madres solteras era una vergüenza para el macho padre de familia, los hermanos, o al discapacitado que escondían en la casa porque era una vergüenza para la familia, se convirtieran de nueva cuenta en sujetos activos del núcleo familiar y de la vida comunitaria.

Fue una reivindicación de los adultos mayores, de los hijos de las madres jefas de familia y de la gente con discapacidad, que los convirtió en sujetos activos, quienes contribuyeron además al ingreso familiar para revertir esa situación. 

Eso es lo que tenemos que entender y, por supuesto, que cuando hablamos de universalidad no se trata de que la pensión universal o la renta básica llegue a los estratos sociales de mayores recursos en la Ciudad, que sí, hay muchas señoras de Las Lomas y de Polanco que cobran su tarjeta de apoyo adultos mayores y eso hay que señalarlo.

También hay que señalar que muchos de manera voluntaria han declinado e incluso, es tal el nivel de conciencia y solidaridad que se genera, que cuando muere uno de los adultos mayores que forman parte del pareja, del viudo o la viuda, va a reforzar el fallecimiento para que otra persona tenga su beneficio, ese programa construyó familia, construyó comunidad, construyó ciudadanía, no corporaciones, es lo que tiene uno que tener en mente.

Por eso de la renta básica universal no para dárselas por supuesto como aquí se ha dicho a Carlos Slim y por eso el concepto de progresividad para que vaya en primer término a los sectores más vulnerables que están plenamente identificados en esta Ciudad.

Yo creo que esto sería el principio de un replanteamiento de las políticas públicas en materia social que replantearía toda la forma en que se está atendiendo hoy la desigualdad y la pobreza en el país, donde cada año hay más recursos federales invertidos para combatir la pobreza y cada año tenemos más pobres, porque no han ido a resolver el problema fundamental de la inserción social en el núcleo familiar.

¿Es un problema de recursos y con esto concluyo? No. Miren, yo lo tengo muy presente cuando llegamos al Gobierno en el 2000, había menos recursos, había en el 97, el presupuesto de la Ciudad rondaba los 60 mil millones de pesos. 

Cuando cerramos el gobierno en el 2006 el presupuesto alcanzó los 104 mil millones de pesos, en aquel momento destinábamos el 15 por ciento del presupuesto total atender los programas sociales.

Hoy el Gobierno de la Ciudad tiene 19 programas con un presupuesto superior a los 200 mil millones de pesos, estos 19 programas en donde no solamente están los que ya mencioné, sino los apoyos por ejemplo, a 87 millones de niños con desayunos escolares, 213 estímulos en becas en el Programa Prepa Sí, 2 millones y medio en el Programa de Útiles y Uniformes Escolares Gratuitos, un millón 970 mil beneficiarios con el Seguro Estudiantil contra Accidentes, 3 millones de raciones que se distribuyen en los Comedores Comunitarios, tiene un costo de 15 mil 410 millones de pesos.

Miren, en el 2006 decía, empezamos con alrededor de 60 mil millones de pesos, terminamos en 104 mil, no tuvimos subejercicios, no aumentamos impuestos, no aumentamos tarifas, es más, a la llegada de los nuevos jefes y jefas delegacionales y algunos de los presentes les consta, ampliamos los recursos para las delegaciones y me tocó la fortuna de dejarle al siguiente Jefe de Gobierno 13 mil 600 millones de pesos en caja, en efectivo, para iniciar su gestión.

Por eso lo que se busca es retomar las experiencias del estado de bienestar, no del estado benefactor. No queremos un Estado tutelar ni un estado paternalista, cuyo paternalismo sea un paternalismo autoritario, queremos un Estado garantista, que garantice los derechos, porque la responsabilidad primigenia del Estado es velar por la seguridad y el patrimonio de las personas, y cumplir con la función social de combatir la desigualdad.

El mercado no va a resolver los problemas de desigualdad, la lógica del mercado es la de la acumulación, de ahí que la responsabilidad social del Estado es justamente enfrentar los problemas de inequidad y desigualdad que existen en nuestro país.

Muchas gracias.

Perdón por el abuso, pero ya llevamos aquí varias semanas y ya me tocaba.



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