“De cara al 2012 debemos construir un proyecto de frente político electoral de las izquierdas con un solo candidato y con una propuesta claramente diferenciada del PRI y del PAN”, así resumió Alejandro Encinas, coordinador de los diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Congreso de la Unión, la tarea de la izquierda para dar batalla en las elecciones presidenciales.
No hay tiempo, reconoce. Y advierte: un alejamiento de movimientos sociales como del que encabeza Andrés Manuel López Obrador por parte del PRD y una alianza con el PAN significará una catástrofe, tanto para la izquierda nacional como para el país ante el acecho del PRI para colocarse de nueva cuenta en Los Pinos.
El perredista habla de los errores que llevaron al partido a un desplome electoral en 2009, la desigualdad social, la reforma política propuesta por Felipe Calderón y del “enorme desprecio de los poderes fácticos a un gobierno que emane de lo popular”.
-¿Cuál es su óptica de la izquierda en un escenario que deja ver alianzas con la derecha en algunas entidades?
-La izquierda está en un momento de búsqueda de una nueva identidad. No hemos sabido manejar el resultado de 2006 porque un sector de la izquierda y en particular del PRD asumió el resultado como una derrota y no como un despojo, que fue lo que pasó, y eso ha llevado incluso a posiciones encontradas de reconocer o no al gobierno de Felipe Calderón. El general Álvaro Obregón decía que sólo se comete un error y que los demás son resultado del primero.
Se desencadenó un conjunto de errores dentro del partido que llevaron a un retroceso no sólo del PRD sino de la izquierda, porque la táctica de un sector del partido después de 2006 fue de distanciarse del movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador y en la búsqueda de esa diferenciación hubo tres momentos que llevaron al fracaso político y electoral del cual no hemos salido.
El primero fue una polarización interna del partido, en la que algunos gobernadores tomaron distancia del movimiento, lo cual nos condujo a nuestro primer revés electoral en Guerrero: el gobierno de Zeferino pactó con la burocracia del partido y perdimos ciudades fundamentales como Iguala, Acapulco, Zihuatanejo y otras ciudades del estado.
El segundo revés lo ubico en la elección interna del PRD que dio cuenta no necesariamente de una polarización, sino del nivel de descomposición del PRD en donde las prácticas ilegales dentro del proceso llevaron, primero, a que se tratara de revertir un resultado que me favoreció y tratarlo de revertir por la mala; esto llevó a un desaseo que primero obligó a la nulidad de la elección por parte de la Comisión de Garantías y en segundo lugar a uno de los más graves errores que han cometido miembros del PRD: ir a buscar el apoyo de un órgano del Estado para nombrar la dirección nacional.
Se logró que un órgano del Estado impusiera la dirección del partido; y cuando hablo de un órgano del Estado no me refiero sólo al Tribunal Electoral, sino a todas las fuerzas que concurrieron en la toma de esa decisión donde intervino Felipe Calderón, Manlio Fabio Beltrones, incluso empresarios, en la lógica de imponer una dirección a modo.
El tercer revés tiene que ver, como consecuencia de este cúmulo de errores, con el haber menospreciado la presencia y la fuerza electoral de la coalición Por el Bien de Todos y un empecinamiento de que el PRD fuera solo en la elección de 2009. Si hubiéramos ido juntos con el Frente Amplio Progresista, en lugar de 71 diputados federales que hoy tenemos tendríamos 120, hubiéramos ganado la mayoría de los distritos en Guerrero, pero solamente ganamos uno; lo más importante es que no hubiéramos tenido el mayor colapso electoral y territorial, que fue la pérdida de varios municipios en los estados.
El saldo más grave del revés electoral del PRD no está en el número de los legisladores federales ni en el porcentaje de la votación, sino en los 10 millones de mexicanos que de la noche a la mañana dejamos de gobernar. Perdimos el gobierno del 48 por ciento del estado de México: Ecatepec, Nezahualcóyotl, Texcoco, Chalco, Valle de Chalco, Los Reyes; sólo ahí en el estado de México perdimos el gobierno de 6 millones de mexicanos, y a eso le sumamos derrotas en Morelos, en Iztapalapa, que es una derrota electoral del PRD. De 25 millones de mexicanos que gobernábamos en 2009, hoy estamos gobernando 15 millones, ése es el verdadero error.
“Yo decidí permanecer en el partido que es un patrimonio de generaciones de muchas izquierdas mexicanas. El registro que hoy tiene el PRD es el que ganamos los comunistas en 1979. No pudimos dilapidar ese capital político y decidimos dar pleito interno. Se abrió una nueva etapa después de 2009 donde han habido dos señales importantes en la búsqueda de acuerdos: una, que yo esté en la coordinación del grupo parlamentario que busca no sólo la coordinación, sino de dar una señal de cohesión interna en el partido; la otra es la rectificación de esta política de alianzas con la izquierda aunque se nos atraviesa esta piedrita de alianzas con el PAN, lo cual trae de nueva cuenta una diferenciación dentro de la izquierda. Yo no soy partidario de una alianza con el PAN.
La militancia se merece definiciones claras sin ninguna ambigüedad. En todo caso, hay que avanzar en construir frentes electorales pero no una lógica de PAN-PRD tomados de la manita paseándose por todo el país en donde sólo hay desaliento, confusión, y es una apuesta grande donde va empeñado todo el capital político de la izquierda que de fracasar va a ser difícil de remontar en 2012.
El principal reto de cara al 2012 es recuperar el posicionamiento territorial de la izquierda en los gobiernos municipales de la República, también hay que recuperar la vocación de frentes. Creo que, de cara a 2012, debemos construir un proyecto de frente político-electoral de las izquierdas con un solo candidato y con una propuesta claramente diferenciada del PRI y del PAN de cara a las elecciones”.
-Una tarea difícil.
-Estamos construyendo un conjunto de redes en la que pueden concurrir el movimiento que encabeza Andrés Manuel, movimientos sociales diversos, en una sola candidatura a 2012, ésa es nuestra prueba principal y es nuestra prueba de fuego porque estamos en la antesala, que ya no permite retrasos.
-Es difícil concebir una mancuerna PAN-PRD luego de los acontecimientos de 2006 y parece que, lejos de beneficiar a la izquierda, le perjudica y le da puntos al PRI.
-No es la primera vez que vamos con el PAN, pero ahora son circunstancias distintas. Por ejemplo: fuimos con Javier Corral en Chihuahua, con Pablo Salazar en Chiapas, pero si haces el balance de qué pasó después... no pasó nada significante.
Y habría una enorme contradicción: ¿cómo le explicamos a nuestros electores, a nuestros militantes, una alianza con el PAN a quienes hemos cuestionado de una profunda crisis económica en el país, que ha militarizado todo el territorio nacional, que ha criminalizado a los jóvenes y a la movilización social, o que firma acuerdos en lo oscurito con el PRI para que el PRI venda su voto para aprobar más impuestos a los mexicanos a cambio de que no haya alianzas electorales con el PRD? Esa confusión no sólo hace que pierda la izquierda, perdemos todos, pierde la democracia, porque ya hay un desencanto con la democracia en este país.
La prueba de fuego van a ser las elecciones, porque si estas alianzas fracasan, revertir la presencia del PRI va a ser enorme.
-Construir una sola candidatura. ¿Cómo lograrlo con dos personajes importantes como Marcelo Ebrard por un lado y Andrés Manuel López Obrador por otro?
-Yo he platicado con ambos, y no entendemos una izquierda dividida con más de un candidato; no veo un escenario donde haya un candidato del PRD, otro del PT y Convergencia, sería un error gravísimo dividir y minar esfuerzos. Nuestro candidato será el que esté mejor posicionado en estos momentos y quien pueda sacar adelante el proyecto político. Mi trabajo político personal se va a orientar a un acuerdo de esa naturaleza: buscar una sola candidatura que identifique a la izquierda. Una alianza con el PAN no la veo en 2012.
-Más por el desencanto del que habla, y aun con espectáculos del PRI y el PAN en la Cámara de Diputados pero que a fin de cuentas los involucra. ¿En dónde está parado el PRD en este asunto?
-Hay un desencanto con la democracia por dos razones fundamentales: un descrédito profundo de las instituciones públicas y la política en general, derivado por los propios errores de los políticos y las instituciones, y también, un enorme vacío de autoridad y de claridad en la conducción del país. Mucho del deterioro de la moral pública, de la vida institucional, tiene que ver con el abandono del Estado de sus responsabilidades fundamentales que no han logrado, en un ambiente democrático, mejorar la calidad de vida de los mexicanos.
En una democracia tan incipiente como la nuestra, donde el signo fundamental del deterioro de nuestro país es la polarización social, la concentración del ingreso, el incremento de la pobreza y de la inseguridad pública, tenemos un escenario enorme de la ingobernabilidad cuando la gente lo que quiere es tranquilidad y trabajo. Por eso tanto rechazo a una reforma política que ha puesto como centro de atención la reelección. Es absurdo plantear la reelección en el Centenario de la Revolución que surge por “Sufragio efectivo, no reelección”, sino además cuando la credibilidad en el Congreso y la política está en su peor momento.
Un país que tuvo su peor caída en la economía, por debajo de la crisis del error de diciembre del 94, en donde tenemos la tasa de desempleo más alta en este momento de 6 por ciento con 3 millones de mexicanos, 5 millones de mexicanos que laboran menos de dos jornadas a la semana, 7 millones de jóvenes que no estudian y no trabajan, 2 millones de niños que no asisten a la primaria, 250 mil mexicanos que son deportados de los Estados Unidos cada año, 12 millones 600 mil mexicanos en la economía informal.
Es un escenario de riesgo de ingobernabilidad terrible, a lo que se suma un debilitamiento del Estado frente al crimen organizado y zonas del país donde la autoridad legítimamente constituida no es la que gobierna. Ésa es la parte más fundamental del desencanto con la democracia.
La otra es la parte que han alentado los grupos de poder. El descrédito de las instituciones, de los partidos políticos, de diputados, senadores, no solamente es resultado de su propia responsabilidad sino que también hay una campaña de debilitamiento de la vida institucional. Ustedes ven sistemática y permanentemente a los poderes fácticos y a los grandes medios televisivos desacreditando a la política.
La campaña que inició esta semana el Consejo Coordinador Empresarial es muy clara: vamos a desacreditar a la Cámara de Diputados, y ya empezaron. Ésa es la otra parte que no hemos discutido en serio porque hay una enorme corrupción en la vida pública del país, pero hay la misma corrupción o más, en la vida de los inversionistas privados.
Lo mismo no pagan impuestos que hacen negocios ilícitos y gozan de más impunidad que cualquier otro delincuente. Ésa es la otra cara de la moneda que tenemos que discutir en serio, porque si queremos una reforma política real, tiene que haber una reforma económica del Estado y una reforma que controle a los poderes fácticos del país.
-Venían funcionando los poderes fácticos y los institucionales de alguna manera, ¿dónde se da la ruptura?
-Los poderes fácticos se fueron moldeando a las formas de ejercicio del poder en México. Superaron la alternancia del PRI al PAN con Vicente Fox, porque Fox prácticamente les concedió todo, no solamente todo el régimen de privilegios fiscales sino que les dio mayores tiempos en las concesiones públicas de radio y televisión y más favores. En el caso de Calderón hay un giro muy importante: ellos imponen un candidato para evitar la llegada de la izquierda.
El momento de ruptura se da cuando Calderón no les resulta capaz de manejar la situación, fabrican otro candidato. Ahora ya tienen fracción parlamentaria las televisoras, cabildean, compran votos en el Senado y en la Cámara de Diputados para mantener sus privilegios, y además ahora fabrican candidatos a modo. El papel fundamental que debe jugar el PRD y toda la izquierda es señalar este riesgo enorme que existe en el país del sometimiento a estos poderes y construir una fuerza social suficiente para hacerle contrapeso.
El PRD está jugando en la ambigüedad, en el momento más crítico del país, con alianzas que desdibujan el perfil político.
-Año 2006, una campaña de desprestigio contra López Obrador. Ya no hablemos de grandes empresarios, medianos, pequeños, se asustaron, ¿puede garantizarles la izquierda tener una relación de concordia a ellos?
-Históricamente la izquierda ha estado estigmatizada de todos los males de México desde antes del 68 con conspiraciones del comunismo mundial para desestabilizar al país, hasta 2006 donde había campañas absurdas donde López Obrador iba a privatizar los consultorios médicos, la medicina pública, iba a cerrar escuelas católicas e iba a quitar las casas para dárselas a otros. Cuando llegamos al gobierno de la ciudad de México con Cárdenas, desde él hubo una campaña en bardas que decían “que vuelvan los corruptos y se vayan los pendejos”, alegando que no teníamos experiencia y en efecto, no la teníamos tras siete décadas de un partido pero aprendimos, y tanto que ahí seguimos.
Cuando fui secretario de Desarrollo Económico en la ciudad de México me tocó construir una relación con inversionistas de los más acaudalados y logramos tener la inversión privada más importante: 10 mil millones de dólares, más del 56 por ciento de la inversión extranjera de México; se hicieron grandes desarrollos mobiliarios, rescate del Centro Histórico, se detonó un gran desarrollo a partir de una relación institucional con transparencia, pero no fue suficiente par acabar con el estigma.
Ello despertó toda la guerra sucia y además los miedos a la izquierda, los antivalores a la sociedad, el rencor social, no de los pobres a los ricos, sino de los ricos a los pobres, un enorme desprecio, racismo, discriminación.
“¿Cómo un naco de Macuspana va a gobernar este país?”, decían. Hubo un enorme rencor y sí hubo un problema de clases, sí hay un problema de clases y no de los pobres a los ricos, sino por el enorme desprecio de los poderes fácticos a un gobierno que emane de lo popular. ¿Cómo hay que hacerle frente?, derrotándolos en las urnas, igual que en 2006, construir una fuerza que permita derrotarlos en las urnas.
Da la impresión que existen perredistas que entienden que el partido es sólo un instrumento, no un fin, pero al construir una fuerza, en lo social, cuestionas también el sistema de partidos.
-Sí y no. Los partidos somos un mal necesario, permiten organización de ciudadanos en torno a ideas muy puntuales. Con esta reforma política (de Calderón) se pretende inhibir, consolidar un sistema bipartidista y poner candados para que la izquierda no llegue al gobierno.
El éxito de 2006 radicó en que desde el gobierno se construyó un apoyo social, no a un candidato sino a un proyecto político que se irradió a todo el país: apoyos a adultos mayores, madres solteras, discapacitados, que generó confianza de que era posible manejar de manera distinta al país. Por eso esta guerra sucia de operación de las mafias del poder para impedir nuestra llegada. Nosotros, en la lógica de Primero los Pobres, era hacer una acuerdo nacional para un Estado socialmente responsable que permitiera una sociedad más equitativa y menos desigual. Hoy, 11 familias concentran más de 100 mil millones de dólares de riqueza personal y de ésas, tan sólo Slim tiene más de la mitad. Con ese dinero pueden vivir 11 millones de familias mexicanas, pero 10 familias concentran el 10 por ciento del ingreso nacional. Estamos en situación de riesgo.
-¿Cómo cambiar el modelo?
-Necesitamos un Estado rector que regule al mercado y que sea el instrumento para mitigar la desigualdad social, y una economía democrática donde todos tengamos oportunidad de tener ingresos y todos paguemos impuestos. Si revisamos el sistema fiscal mexicano, los grandes empresarios tienen la posibilidad de eludir impuestos, y no es posible que cualquier profesionista paga el 30 por ciento de Impuesto Sobre la Renta y Carlos Slim sólo el 1.7 por ciento de sus ganancias. Si resumes: Impuesto Sobre la Renta, IVA, Pago de Derechos, de cualquier trabajador que gane 20 mil pesos, la mitad se le va en impuestos. Eso no puede ser, necesitamos un pacto fiscal en donde todos paguen y de manera equitativa.