
En este espacio podrás encontrar información actualizada acerca de las actividades y el pensamiento de Alejandro Encinas Rodríguez, uno de los principales dirigentes de la izquierda mexicana.

La exclusión social de la que han sido objeto varias generaciones de jóvenes alcanza, como nunca antes, indicadores que ponen en entredicho, más allá de la delicada situación de inseguridad pública, la gobernabilidad.
alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador de los Diputados Federales del PRD
Conferencia de Prensa del Dip. Alejandro Encinas Rodríguez, Coordinador del Grupo Parlamentario del PRD.
PRI RECONOCE ILEGITIMIDAD DE FCH: ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ
http://www.diputadosprd.mx/ver_documento.php?tipo=5&id=622
Reforma integral, no simulación
Alejandro Encinas Rodríguez
Retórico y redundante se ha convertido de nueva cuenta el debate en torno a la reforma política que requiere el país. A pesar que a lo largo de dos décadas se han promovido infinidad de iniciativas para alcanzar acuerdos básicos e impulsar reformas que permitan democratizar el régimen político del país, vuelven a estar presentes los desatinos y chantajes de los partidos que controlan la mayoría del Congreso de la Unión para concretar una agenda de acuerdos.
Si bien durante los años 90 se alcanzaron acuerdos que dieron lugar a la autonomía del IFE y la democratización del Distrito Federal, los arreglos posteriores se han truncado al momento de traducirse en ley. No sólo se han topado con el conservadurismo de los gobiernos panistas que se resisten a abandonar las mieles de la discrecionalidad y el centralismo, sino con obstáculos y chantajes de los sectores más rancios de los partidos y los poderes fácticos, que lo mismo frenan acuerdos, que negocian alianzas con el mejor postor.
Tradicionalmente las agendas de la reforma del Estado han consistido en un listado de iniciativas sin articulación y sin una visión integral del trabajo legislativo, por lo que es necesario, de una vez por todas, adoptar definiciones puntuales, partiendo de dos principios básicos: equidad y democracia.
Estos principios rectores deben sustentarse en los pilares del Estado laico, donde la autoridad no sólo hace una gestión transparente y rinde cuentas, sino que respeta los instrumentos e instituciones que admiten hacer exigibles los derechos y libertades de los ciudadanos.
El país no necesita reformas a cuenta gotas o en abonos. Requiere una profunda transformación para responder a la situación de pobreza, violencia, deterioro institucional y ruptura del tejido social por la que atraviesa.
Una condición para una reforma de este alcance, consiste en configurar un modelo de desarrollo que frene el empobrecimiento de la mayor parte de los mexicanos, lo que implica asumir que la reforma política no puede estar disociada de la reforma económica. La articulación entre política y economía debe tener como objetivo la lucha contra la desigualdad.
Por eso, la reforma fiscal sujeta a discusión, no puede mantenerse al margen de la reforma política, una nueva hacienda pública implicaría, por ejemplo, el rediseño del actual modelo federal: ¿Cómo pensar en un nuevo federalismo y el fortalecimiento de la vida municipal, si no se establece una política fiscal, que modifique los términos de la coordinación fiscal y descentralice los recursos? ¿Cómo hacer que el Estado cumpla su responsabilidad social para atender la inequidad, si no cambia la política económica?
¿Cómo pensar en una reforma política si no se regula a los poderes fácticos y el poder del dinero? Es el caso de los consorcios que monopolizan el usufructo de las concesiones públicas. Se precisa la democratización de los medios preservando los principios de libertad de prensa y libertad de expresión; garantizar el acceso a las concesiones públicas a todos los sectores de nuestra sociedad, eliminando el duopolio existente, favoreciendo el desarrollo de medios públicos; la radio y televisión comunitaria, las instituciones educativas, las organizaciones no gubernamentales y los pequeños concesionarios, para que el mexicano goce de opciones diversas.
No puede mantenerse la lógica de que para que haya riqueza y empleo el Estado debe dotar de privilegios a los empresarios. Por el contrario para garantizar la distribución del ingreso, se debe evitar la acumulación ofensiva que existe en el país, partiendo de un sistema fiscal equitativo y progresivo, que elimine privilegios y redistribuya el ingreso.
El debate en turno retomará temas nodales del régimen político, sin embargo, es necesario asumir simultáneamente la edificación de una nueva economía que garantice equidad y bienestar.
alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador General de los Diputados Federales del PRD

Continúan perredistas diseño de agenda en Zacatecas
Created 29/01/2010 - 11:02
Notimex
El coordinador de la fracción parlamentaria del sol azteca, Alejandro Encinas, propuso una reforma de Estado de fondo, donde elaboren una propuesta integral que no solamente contemple cambios constitucionales.
Zacatecas.- Este día continúa la plenaria de diputados federales perredistas en esta capital, para el diseño de la Agenda Estratégica 2010 de su grupo parlamentario, al que asisten unos 35 legisladores, que también analizan una reforma política de fondo.
El coordinador de la fracción parlamentaria del sol azteca, Alejandro Encinas, propuso una reforma de Estado de fondo, donde elaboren una propuesta integral que no solamente contemple cambios constitucionales de fondo, sino que revisen las reglas fundamentales.
Comentó que en el mes de febrero presentarán una iniciativa integral que contemplará las reformas integrales, política y la defensa del estado laico, así como la reivindicación de los derechos ciudadanos.
Dentro los temas a analizar se encuentran también las reformas en materia de seguridad social, así como la reforma laboral, la agenda del cambio climático y la defensa del medio ambiente, en sus ejes fundamentales.
Además, como fracción perredista buscarán una reforma interna, en la forma de trabajo como grupo parlamentario, en la que abarquen los cambios que necesita la Cámara de Diputados para favorecer acciones que ayuden a terminar con la opacidad en cuanto al desempeño de su trabajo y el manejo de sus recursos.
Asimismo, se planteará la forma en la que permitan mejorar las relaciones con estados y municipios, para que puedan desempeñar mejor sus ejercicios en el mejoramiento de sus acciones en materia de fiscalización.
En materia electoral, la fracción del PRD iniciará un programa llamado "Adopta un estado", en el que un grupo de diputados será responsable de apoyar a las entidades que estén en proceso electoral, y al mismo tiempo mejorar su trabajo con los municipios.

Zacatecas, México (28 enero 2010).- En medio de las inconformidades por el proceso electoral en Zacatecas, la bancada del PRD en la Cámara de Diputados arrancará hoy su plenaria en esta ciudad para definir la agenda legislativa que presentará durante el próximo periodo de sesiones, que inicia el 1 de febrero.Los 71 legisladores perredistas estarán acompañados de su dirigente nacional, Jesús Ortega, así como de Gobernadores del sol azteca y del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, como una forma de respaldar a la Mandataria estatal, Amalia García.

Define PRD tres ejes para periodo ordinario de sesiones

Alejandro Encinas Rodríguez
“Las leyes de Dios están por encima de las leyes del hombre”. Tal ha sido la frase que ha removido las brasas de un viejo debate que ha dividido a los mexicanos, provocando incluso la guerra civil. Y si bien tras esa frase prevalece una visión de la vida desde la fe, evidencia a la vez una posición política frente al Estado, sus leyes e instituciones, más aún en una sociedad cada vez más plural y diversa que hace exigibles sus derechos, en especial a ser diferentes.
Tras las cuestionadas elecciones de 1988 y la falta de legitimidad del gobierno federal, en 1992 Salinas de Gortari modificó radicalmente esta relación al otorgar personalidad jurídica a las iglesias y derecho a votar a los ministros de culto. Reanudándose, luego de más de un siglo, las relaciones diplomáticas entre México y el Estado del Vaticano, manteniendo la restricción a los curas para ser votados, el control para el ingreso de personal religioso extranjero y la limitación a las iglesias para ser propietarias de bienes inmuebles y medios de comunicación.
Hoy en un nuevo escenario de confrontación, resurge este debate alentado por una derecha desmemoriada que bien podría sintetizar su forma de pensar en las declaraciones del dirigente del PAN que no distan mucho de la célebre declaración —una más— del ex presidente Vicente Fox cuando respondió: “¿El Estado laico, y eso con qué se come?”.
Paradójicamente, en las instituciones creadas por las leyes del hombre se encuentra el Estado laico o “no confesional", que plantea con toda claridad la separación entre las instituciones del Estado y las iglesias, en una sociedad que permite el ejercicio pleno de las libertades individuales.
El Estado laico no es, como algunos suponen, un Estado anticlerical o antirreligioso, por el contrario, la República laica garantiza el libre ejercicio de todos los credos, ideologías y convicciones filosóficas. La laicidad del Estado se fundamenta en la distinción entre los asuntos del interés público y lo religioso.
El Estado laico distingue entre norma religiosa, norma moral y norma legal y las decisiones legislativas encuentran su fuente de legitimidad en la soberanía popular, es decir en la representación ciudadana de una sociedad diversa.
En un Estado laico, el Estado no impone a los ciudadanos religión o creencia alguna y se mantiene neutral frente a las ideas, religiones e iglesias y nadie, incluso quienes pertenecen al grupo mayoritario, puede imponer a otro una visión hegemónica en su forma de pensar ni en su concepción sobre la vida o del mundo.
El propio Vaticano así lo ha reconocido. El Concilio Vaticano II estableció que: “La laicidad del Estado se fundamenta en la distinción entre los planos de lo secular y de lo religioso. Entre el Estado y la Iglesia debe existir, un mutuo respeto a la autonomía de cada parte. La laicidad del estado no debe equivaler a hostilidad o indiferencia contra la religión o contra la Iglesia. Más bien dicha laicidad debería ser compatible con la cooperación con todas las confesiones religiosas dentro de los principios de libertad religiosa y neutralidad del Estado. La base de la cooperación está en que ejercer la religión es un derecho constitucional y beneficioso para la sociedad”.
No es alentando nuevamente los rescoldos de la división, lo que procurará la sana convivencia y el desarrollo de una sociedad que debe reconocerse y respetar las diferencias entre sus integrantes El respeto a disentir y al derecho a ser diferentes deben ser las bases de una Nación que hoy se nos escapa de las manos.
alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador General de los Diputados federales del PRD
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Sindicato Mexicano de Electrcistas
Alejandro Encinas, Coordinador del Grupo Parlamentario de PRD en la Cámara de Diputados y el Secretario General del Sindicato del SME Martín Esparza, hicieron entrega el día de ayer domingo 10 de enero, de jugetes a los hijos de los compañeros del Sindicato de Electricistas con mitivo del Día de Reyes.



Alejandro Encinas Rodríguez
No se trata sólo de estar a la mira del impacto continuado de la crisis económica que, pese al optimismo oficial y de los apologistas del régimen, continuará impactando negativamente al empleo y al salario, máxime con la escalada inflacionaria de enero y la entrada en vigor de nuevos impuestos. Tampoco se trata de limitarse al seguimiento de la violencia alcanzada en los enfrentamientos con la delincuencia organizada, en la cual algunos de sus cárteles permanecen intactos, ni mantenerse atento al profundo deterioro de las instituciones públicas, advirtiendo cómo se amoldan los grupos de poder, los cacicazgos regionales y los partidos políticos en las elecciones locales y cómo acomodan sus cartas de cara a la sucesión presidencial.
Se trata más bien de atender el estado de ánimo social con que los mexicanos llegamos este año: La desazón provocada por la falta de empleo; la falta de expectativa de contar con un ingreso mínimo que desagravie el ingreso familiar; la frustración de millones de jóvenes sin expectativa de estudio o trabajo; de campesinos sin posibilidad de producir; de obreros a los que el mismo gobierno lanza a las calles, lo que se acompaña de una militarización desmedida en todo el país, donde retén tras retén, operativo tras operativo, se genera un clima de intimidación a la población y que da cuenta de la zozobra de un régimen sin asideros de legitimidad ni rumbo.
Por ello carece de sentido el debate en torno a si el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución son motivo de celebración o conmemoración, como también carece el de reflexionar sobre la extensa agenda social incumplida. Bastaría preguntarnos qué tan independientes y soberanos somos 200 años después de la gesta independiente, y qué tanta justicia social y democracia tenemos 100 años después de la Revolución, para instalarnos en un debate tan estéril como innecesario.
El hecho puntual reside en asumir que la desazón existente expresa ya un desencanto con nuestra endeble democracia, a lo que se suman la frustración y desesperanza derivadas de la crisis económica, que puede traducirse en reclamo e inconformidad. Así, existe un caldo de cultivo favorable para dar otros valores y propósitos al cumplimiento de estas fechas, en un escenario de posibilidades tan diverso que va desde el intento de crear un marco festivo de celebraciones que distraiga de las regresiones autoritarias que vive el país, hasta hacer de estas conmemoraciones una apología de la violencia.
El régimen de Calderón ha entendido este riesgo. De ahí las intensas e infames campañas mediáticas que, en complicidad con los concesionarios y haciendo uso de la mentira flagrante, pretenden crear un ambiente optimista en cuanto a la salida de la crisis o en la “eficacia” del gobierno para combatir a la delincuencia, y en un alarde extremo, la militarización del territorio nacional, independientemente de la falta de coordinación entre las corporaciones civiles y militares, o de la confrontación entre el Ejército y la Armada.
Sin embargo, no sólo son exiguas estas medidas, sino que tampoco trazan una salida a la crisis. Los hechos de la vida política cotidiana marcan un creciente descontento que no pueden toparse con nuevas acciones autoritarias. Por el contrario, si en verdad se aspira a dar un paso cualitativo, es necesario abrir el espacio para construir una salida democrática que atienda los graves problemas de inequidad e incertidumbre que viven los mexicanos y que dé satisfacción a sus aspiraciones frustradas a lo largo de dos siglos.
Se ha planteado la posibilidad de una exigua reforma política y una revisión del pacto fiscal en el país, las cuales en sí mismas resultan insuficientes. Se necesita una gran transformación, una verdadera refundación de la República, pues el actual modelo de organización nacional ha dado de sí. Ante ello, el Congreso debe asumir la iniciativa para impulsar este cambio y resarcir su desgastado prestigio público.
alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador General de los Diputados Federales del PRD
Sufragio efectivo, no reelección
Alejandro Encinas Rodríguez
Martes 22 de diciembre de 2009
Con tres años de atraso, el gobierno de Felipe Calderón se ha planteado “ganar la confianza de los mexicanos” y para ello pretende impulsar lo que denomina una “reforma política” que, al igual que ocasiones anteriores, difícilmente transitará.
Cabe señalar que no se trata de una verdadera reforma política, ya que ninguno de sus elementos representa una transformación del régimen político y queda a la zaga de los acuerdos alcanzados por las fuerzas políticas sobre la reforma del Estado. Se trata de ofrecimientos que si bien retoman iniciativas planteadas por la izquierda desde al menos dos décadas, como la iniciativa popular para que los ciudadanos puedan promover leyes y la figura de candidaturas independientes, con la cual los ciudadanos podrían hacer valer su derecho a votar y ser votados, mantienen serias limitaciones, pues deja pendiente una nueva generación de derechos que permitan el ejercicio de la democracia directa (plebiscito, referéndum, revocación de mandato, rendición de cuentas, presupuesto participativo); y si bien se avanza en romper el monopolio de los partidos en la representación popular, se endurecen los requisitos para crear nuevos partidos, al incrementar al 4% el requisito para el registro, lo que se agrava al promover la elección consecutiva, hasta por 12 años, de presidentes municipales, jefes delegacionales y legisladores, lo que dejaría en una profunda condición de indefensión a los candidatos independientes, pues al no definirse los mecanismos de financiamiento de las campañas y las reglas para enfrentar a los partidos y a los poderes fácticos, los cacicazgos locales y municipales se consolidarán. Basta Imaginar a un candidato independiente compitiendo contra los aparatos corporativos de los gobernadores Enrique Peña Nieto, Fidel Herrera o Ulises Ruiz.
Propuesta por demás ajena a las preocupaciones de los mexicanos, que se presenta justamente en el centenario de una revolución que luchó por el sufragio efectivo y la no reelección, y en un momento donde las instituciones de representación política enfrentan un severo cuestionamiento social y que difícilmente puede sostenerse en tanto no existan instituciones electorales acreditadas, que garanticen el respeto al derecho al voto, la autonomía de los congresos locales y los poderes municipales, y la no injerencia del dinero mal habido y los poderes fácticos en los procesos electorales.
En cuanto a la disminución de los integrantes del Congreso de la Unión, tanto en la Cámara de Senadores como en la Cámara de Diputados, ésta puede revisarse, siempre y cuando se conserve el principio fundamental de la representación proporcional plena. Por eso cualquier disminución en el número de legisladores debe contemplar la disminución en los distritos y en los integrantes de listas de representación proporcional para garantizar la representación de todas las fuerzas políticas y evitar la sobrerrepresentación de cualquiera de ellas.
En cuanto a la segunda vuelta en la elección presidencial. El escenario que se ha venido configurando, bajo la mala actuación de la autoridad electoral y la polarización política inducida por los poderes fácticos, es la de alentar un sistema bipartidista en el país. Lo que cobraría mayor vigor en un sistema, donde no hay garantías democráticas en el ejercicio del voto. Por lo que el establecimiento de una segunda vuelta fortalecería la tentación del bipartidismo y conduciría al desmantelamiento del incipiente sistema de partidos políticos.
Otras propuestas representan una regresión. En particular, al establecer el derecho preferente del Poder Ejecutivo para presentar al inicio de cada periodo de sesiones dos iniciativas de ley para que sean votadas en el mismo periodo, se introduce un esquema de afirmativa ficta que viola el esquema de contrapesos y autonomía entre poderes, cuando se plantea que si el Legislativo no vota estas iniciativas, se considerarían aprobadas. Ello conculca la facultad exclusiva e irrenunciable del Congreso de legislar, a lo que se suman la intención del Ejecutivo para hacer observaciones parciales a la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, al igual que la facultad que se pretende otorgar a la Corte para iniciar leyes, cuando éste es el poder encargado de vigilar su aplicación.
El Congreso valorará estas propuestas, sin embargo para recuperar la truncada transición democrática del país, es necesario retomar las iniciativas y acuerdos alcanzados en ejercicios anteriores, dejando de lado el tema de la reelección que un siglo después seguirá dividiendo a los mexicanos.
PD: La foto publicada del cuerpo sin vida de Arturo Beltrán Leyva, ¿es mensaje al crimen organizado o a la disidencia? De cualquier forma, lo que muestra es que quienes combaten a los delincuentes actúan igual que los mismos.
alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador General de los Diputados Federales del PRD
Unidad necesaria
Martes 08 de diciembre de 2009
Apoco más de dos décadas de su constitución, el PRD realizó su XII Congreso Nacional al que denominó de refundación. Muchas han sido las interpretaciones de lo ahí acontecido, siendo la más recurrente el señalamiento de que no se trató de una verdadera refundación, sino de un nuevo pacto entre las corrientes que constituyen al partido.
Si bien en muchos aspectos el Congreso dejó un mal sabor de boca y un aire de escepticismo, debe entenderse como un segundo paso para revertir la profunda división interna tras el colapso que significó la renovación de la dirección nacional en 2008 y el inicio de un nuevo ciclo en la vida partidaria que tiene el reto de abrir el debate a la posibilidad de crear un nuevo partido, renovado, comenzando con un nuevo padrón de afiliados, nuevas reglas de convivencia interna y apego al principio de que sean los militantes quienes definan orientaciones de la política partidaria y sus órganos de dirección.
Digo que se trata de un segundo paso, pues el primer intento de unidad se dio con la integración del actual grupo parlamentario en la Cámara de Diputados, lo que permitió además de la formación de un solo grupo parlamentario, dar una señal clara tras los resultados electorales en julio de 2009, que evidenciaron que si se pretendía dar viabilidad a un proyecto político desde el PRD y la izquierda, era necesario replantearse los términos de la unidad interna y la relación con otras fuerzas políticas.
Sería iluso suponer que la refundación del PRD se dará por decreto tras este Congreso. Por el contrario, debe construirse a partir de un proceso de debate y renovación, que requiere no sólo de voluntad política o de reformular documentos básicos, sino de un cambio de actitudes y prácticas políticas que permitan cohesión orgánica e identidad ideológica del partido, lo que implica definir una ruta crítica que cumpla al menos con tres condiciones: implementar cabalmente los acuerdos alcanzados para acotar a las corrientes, construir la estructura territorial del partido desde la sección electoral y renovar los órganos de dirección en todos los niveles a más tardar en el segundo semestre de 2011; garantizar la unidad de acción del PRD y sus aliados progresistas en los comicios de 2010, y crear las condiciones para conformar un amplio frente electoral de izquierdas que compita con un solo candidato en 2012.
Así el PRD podrá recuperar su identidad política, su perfil ideológico y unidad interna, superando las disputas internas, reconstruyendo sus alianzas políticas y sus lazos con el electorado, dejando atrás al partido de corrientes con influencia electoral y restituirse como un instrumento para la lucha política, vinculado a los movimientos sociales y con un sólido posicionamiento territorial.
La izquierda debe recuperar el aliento unificador que dio origen al PRD y ello sólo será posible retomando la iniciativa política, reconstruyendo su credibilidad ante la ciudadanía. El PRD debe avanzar en la democratización de su vida interna. Necesita corrientes de pensamiento que enriquezcan la vida y el discurso partidario, asumiendo al territorio como el protagonista fundamental de su organización y como espacio vital para el desarrollo de la comunidad y de una nueva cultura ciudadana que reconozca su diversidad; que profundice las acciones y medidas por el bien vivir; que construya alternativas ahondando la democracia; construir ciudadanía y espacios participativos para movilizar a la sociedad y hacer efectivo el ejercicio de sus derechos.
El proyecto de izquierda en que se inscribe el PRD es la vía para garantizar una verdadera transformación en nuestro país. La derecha ha evidenciado su incapacidad y, por otro lado, no se puede permitir un vuelco a un pasado de autoritarismo y corrupción. Pero para que la izquierda y su principal partido sean factor de estos cambios, es necesario cambiar. Se pueden cambiar —como en el Congreso— documentos básicos, declaración de principios, programa y estatutos, pero se tiene que asumir que si no cambiamos nosotros mismos, nuestras actitudes y prácticas políticas, nada va a cambiar.
Una izquierda dividida y sin alianzas no tendrá futuro. El pluralismo de esta corriente de pensamiento es una virtud, no un obstáculo. De ahí la necesidad de renovar al PRD, una renovación que conduzca a la construcción de una nueva mayoría que asuma los destinos del país.
alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador General del Grupo Parlamentario del PRD
Intervención del Dip. Alejandro Encinas Rodríguez, Coordinador del Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados
Distinguidos invitados:
Agradezco la oportunidad que me brindan para dirigirme a este Congreso de Refundación en mi carácter de Coordinador General del Grupo Parlamentario de nuestro partido en la Cámara de Diputados.
Un grupo parlamentario que recién ha iniciado sus funciones y en un breve plazo ha acreditado cohesión e iniciativa política, enfrentando la regresión conservadora que la derecha pretende imponer en nuestro país.
Son muchos los valores políticos de nuestro grupo parlamentario. En primer lugar el impulso de una agenda de transformaciones expresada a la fecha en 49 iniciativas de ley y 259 proposiciones de punto de acuerdo, donde se establece con claridad la defensa del Estado laico, el respeto a las libertades democráticas y de los derechos de los mexicanos que se conjuga con una acción unitaria que ha permitido actuar con cohesión en temas fundamentales, como la defensa de la economía popular, la lucha contra nuevos impuestos y la defensa del Sindicato Mexicano de Electricistas.
Sin embargo, el valor político fundamental de este grupo parlamentario es el haber construido un arreglo institucional que permitió dar un primer paso para revertir el ciclo de confrontaciones que a lo largo de los últimos años nos han dividido.
Este no es un hecho menor, menos aún cuando nos hemos planteado el reto de hacer de este Congreso un acto de refundación de nuestro partido.
Un partido que cumple ya dos décadas de existencia y cuyo origen data de un momento político clave en la historia del país, cuando tras una crisis dentro del Partido Revolucionario Institucional, surge una corriente democratizadora que buscaba la democratización de los mecanismos de elección de su candidato a la presidencia de la República, y ante la incapacidad de entender la necesidad de transformarse, sufrió una ruptura que abrió paso al encuentro con un amplio espectro de la izquierda mexicana para primero ir juntos al proceso electoral de 1988, y continuar, después, un proceso de unificación de fuerzas diversas que fueron capaces de conjugarse en la fundación del PRD, un partido político que se planteó construir un referente para defender las mejores causas de los mexicanos.
Dos décadas después buscamos refundar éste proyecto. Sin embargo debemos entender este Congreso como el inicio de una nueva etapa del partido, que si bien no parte de cero, necesita abrir el debate a la posibilidad de crear un nuevo partido, un partido renovado, comenzando con un nuevo padrón de afiliados, nuevas reglas de convivencia interna y con apego al principio de que sean los militantes quienes definan las orientaciones de la política partidaria y sus órganos de dirección.
La refundación de nuestro partido debe ser resultado del debate en un ambiente de renovación. Ésta no se va a dar por decreto. Sería iluso suponerlo, por ello se requiere no sólo de voluntad política o de la reformulación de nuestros documentos básicos. La refundación que iniciamos debe permitir nuestra cohesión política al menos en tres ámbitos:
1. La identidad política y el sentido de pertenencia con el partido. Hoy, hay que reconocerlo la identidad dentro del partido se da principalmente en torno a la corriente, las banderas del partido han sido sustituidas por las de los grupos internos, y esta pérdida de identidad desdibuja nuestro perfil ideológico y socava la unidad interna. Es preciso asumir que los ejes políticos que pueden articular nuestra identidad es la lucha por la democracia y el combate a la desigualdad. La lucha por la libertad y la equidad, para lo que necesitamos un partido que se asuma como un instrumento para alcanzar dichas causas.
2. Recuperar la vocación unitaria del PRD con las izquierdas y las fuerzas progresistas. Hasta ahora padecemos una especie de enajenación, concentrados en nuestras disputas internas, fracturando nuestras alianzas políticas y nuestros lazos con el electorado, convirtiéndonos en nuestros propios detractores.
El PRD debe dejar de ser un partido de corrientes con influencia electoral, para restituirse como un partido de masas para la lucha política vinculado a los movimientos sociales, con un sólido posicionamiento territorial y por lo tanto electoral.
Debemos recuperar el aliento unificador que nos dio origen y el capital electoral que perdimos en los recientes procesos electorales. Ello sólo será posible recuperando el discurso y la iniciativa política que conlleve a restituir nuestra credibilidad y confianza ante la ciudadanía y a cristalizar de nueva cuenta las aspiraciones de un vasto sector de la sociedad que nos ha permito constituir una fuerza política importante y convertirnos en una opción real de gobierno.
3. Avanzar en la democratización de nuestra vida interna. Corrientes si, grupos de interés no. Necesitamos corrientes de pensamiento que enriquezcan la vida y el discurso del partido, partiendo de reconocer que la base de sustentación de nuestra vida interna debe ser la organización territorial.
La izquierda debe asumir al territorio como un protagonista fundamental en la creación de un nuevo paradigma, no solo para el desarrollo de la comunidad sino para humanizarla. Ello implica desarrollar una nueva cultura ciudadana que reconozca la diversidad, profundice las acciones y medidas por el bien vivir, construyendo nuevas alternativas, ahondando la democracia, construyendo comunidad, ciudadanía y espacios participativos, capaces de movilizar a la sociedad.
Compañeras y compañeros
Estoy convencido de que el proyecto de izquierda en el que se inscribe nuestro partido, es la vía que puede garantizar una verdadera transformación en nuestro país. La derecha ha evidenciado su incapacidad para conducir al país, y por otro lado, no podemos permitir un vuelco al paso. Pero para que la izquierda y nuestro partido sean factor para impulsar estos cambios, debemos cambiar. Podemos cambiar nuestros documentos básicos, nuestros estatutos, declaración de principios y programa, pero tenemos que asumir que si no cambiamos nosotros mismos, nuestras actitudes y prácticas políticas, nada va a cambiar. Debemos asumir nuestro pluralismo como una virtud. Ese es nuestro reto y espero que éste congreso permita la renovación del PRD que permita la construcción de una nueva mayoría que asuma los destinos del país.

Alejandro Encinas Rodríguez
Tres años después, pese a los malos augurios, este movimiento ha encauzado los avatares del conflicto postelectoral y organizado una vasta red territorial que, tras el recorrido de López Obrador por los 2 mil 456 municipios del país, ha articulado a más de 2 millones 300 mil mexicanos, y hoy, de cara al 2012, inicia un nuevo ciclo que busca, desde esa estructura territorial, ampliar su base social y acreditar un proyecto político alternativo que busca traducirse en una corriente de pensamiento que permita la conformación de una mayoría electoral, sustentada en valores como la tolerancia, la solidaridad, el respeto a la diversidad, la protección del medio ambiente y un crecimiento económico con justicia social.
Con ese propósito, este domingo se ha hecho pública una propuesta que busca alentar el debate nacional en el diseño de un Proyecto Alternativo de Nación, que entre otros puntos plantea:
Recuperar democráticamente al Estado, en un escenario donde existe una República simulada, en la que los poderes constitucionales se han subordinado a poderes de facto que privilegian sus intereses en la conducción del país.
Democratizar los medios masivos de comunicación, impidiendo el control monopólico de la radio y la televisión, y que se utilice una concesión pública en función de intereses particulares. Como se subrayó en el Zócalo, no se trata de expropiar, sino de que el Estado cumpla el mandato constitucional de garantizar el derecho a la información, sin crear una excesiva reglamentación ni optar por la censura, auspiciando la libre competencia.
Transformar el actual modelo económico, haciendo que el Estado asuma su responsabilidad rectora para planear el desarrollo de acuerdo con el interés nacional, enfrentar la especulación financiera y enfocar los esfuerzos alentado la actividad productiva y el empleo; combatir las prácticas monopólicas y abolir los privilegios fiscales, abriendo paso a una reforma fiscal equitativa y progresiva, con autonomía de gobiernos extranjeros y de los organismos financieros internacionales.
Ejercer la política como imperativo ético. Cambiar la forma de hacer política. Hoy la política es sinónimo de engaño y corrupción. Es urgente darle un nuevo sentido al quehacer político, imprimiéndole convicciones y principios. Hacer valer el principio de austeridad republicana, eliminando el derroche y los privilegios de los funcionarios públicos.
Fortalecer al sector energético, lograr la soberanía alimentaria y establecer un Estado de bienestar que enfrente la desigualdad social y la incertidumbre económica, garantizando el derecho a la educación, al trabajo, la salud, la alimentación y la vivienda.
A lo largo de los últimos tres años este movimiento ha resistido todo tipo de embates, en medio del profundo deterioro de la vida pública del país, que han intentado, una y otra vez, su extinción política. Pese a ello, el movimiento ha persistido oponiéndose a la violencia y la mediocridad. Se trata de un movimiento que no se vence ante la adversidad y que lucha por convertir a México en una patria justa y libertaria.
alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador de los diputados federales del PRD



Privilegios vergonzantes
Reunión en defensa del presupuesto para el Distrito Federal
Gravámenes y privilegios
Alejandro Encinas Rodríguez
El Universal
Martes 27 de octubre de 2009
Se trata de una paquete regresivo, que si bien dio marcha atrás a la contribución de 2% al consumo general y a gravar alimentos y medicinas, incrementa el IVA a 16% y el ISR que, además de elevarse a 30%, grava los ingresos a partir de 6 mil pesos mensuales, lo que daña aún más el poder adquisitivo del salario y la economía familiar, ya que un trabajador con ese salario pagará casi 8% más de impuestos, mientras las grandes corporaciones —que mantienen sus privilegios— pagarán sólo 1.5% de sus ganancias; además, al impuesto sobre depósitos en efectivo, un instrumento de control, lo han convertido en un impuesto recaudatorio, al bajar el rango del monto gravable a 15 mil pesos, con una tasa de 3%. Se insiste así en tapar un “boquete fiscal” y se resisten a corregir, como la mayoría de los países lo hacen, las condiciones que propiciaron la crisis.
Como propusimos en una iniciativa de ley alternativa que la Comisión de Hacienda se negó a dictaminar, el problema de la economía mexicana no es su déficit circunstancial en las finanzas públicas, sino la insistencia en una estrategia que desmantela el aparato productivo y profundiza la desigualdad. El régimen fiscal debe contribuir a la recuperación económica y a la generación de empleo, asegurando su sustentabilidad. Dicha iniciativa planteó acciones de austeridad para limitar el oneroso costo del gobierno federal, eliminando los privilegios que ostentan las grandes empresas y grupos de la oligarquía, que no contribuyen al erario nacional.
Propusimos medidas para lograr mayor eficiencia tributaria, mediante la eliminación de los regímenes especiales, como la consolidación fiscal; el diferimiento de pagos de impuestos; los regímenes de excepción a las grandes empresas del transporte y al sector primario empresarial. Gravar las ganancias del capital y el pago de dividendos; eliminar la deducción inmediata de activos fijos y terrenos, y la deducción de las aportaciones derivadas de donativos de terceros, así coo gravar las ganancias bursátiles. Estableciendo un mayor gravamen en el ISR en los estratos de mayores ingresos, protegiendo la carga tributaria de los trabajadores que perciben menos de 10 mil pesos mensuales, para garantizar equidad y progresividad en el esfuerzo fiscal, incorporando al régimen de tributación a las empresas que bajo la protección del Estado no pagan impuestos.
Estimamos un precio promedio de 57 dólares por barril de petróleo, incluyendo en las coberturas de sobreprecios de venta de hidrocarburos a estados y municipios, incrementando la participación de las entidades federativas en la apropiación de los recursos del Fondo de Estabilización de 25 % a 50%, a fin de evitar caídas bruscas de sus ingresos como ocurrió este año; e incrementando el Fondo de Participaciones de 20% a 25% de la Recaudación Federal Participable y el Fondo de Fomento Municipal de 1% a 2% de las participaciones.
Estas medidas permitirían obtener recursos por 550 mil millones de pesos para proteger el empleo y recuperar el crecimiento. Las retomo hoy,toda vez que la aprobación del paquete fiscal no es definitiva, pues deberá ser debatida en el Senado, e incluso puede enfrentar acciones de inconstitucionalidad por el desaseo legislativo con el que se introdujo la reforma al IVA y a la Ley de Derechos, que carecen de base jurídica, en lo que los abogados denominan “la garantía de debido proceso”. Por ello es oportuno insistir en terminar con los privilegios fiscales, ya que de mantenerse tal cual estas medidas se profundizará la recesión, minando al salario, el empleo y a la pequeña y mediana empresa.
La disputa económica es esencialmente una disputa política contra la protección de privilegios y grupos de interés que buscan descargar el peso de la crisis en las capas medias y en la población de menores recursos. Se requiere erigir un nuevo pacto fiscal y la transformación del modelo económico hasta ahora implementado, en el que no se puede continuar manteniendo los privilegios para unos cuantos, en tanto se pone en riesgo la estabilidad política del país.
alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador general de los diputados federales del PRD
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Posicionamiento del Grupo Parlamentario del
20 octubre de 2009
El diputado Alejandro de Jesús Encinas Rodríguez (desde la curul): Con su autorización, señor presidente. Con el respeto que me merecen todos los legisladores y todas las legisladoras, y con el respeto que me merecen los compañeros que están en la tribuna, respetando la decisión que han tomado para manifestar su inconformidad.
Por eso no podemos estar de acuerdo con este paquete y estos dictámenes, porque en primer lugar se dejaron intocados los privilegios de las grandes empresas. Y hoy un trabajador con 6 mil pesos mensuales de salario estará pagando casi 8 por ciento más de impuestos, mientras los grandes consorcios mantendrán los privilegios para pagar solamente el 1.5 de sus enormes ganancias.

Alejandro Encinas Rodríguez
El Universal
Coordinador de los diputados federales del PRD
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Y que si es necesario de nueva cuenta convocar a los capitalinos, que en muchas ocasiones no solamente nos han dado su respaldo con su voto, ratificando nuestra mayoría en tres elecciones consecutivas en el Distrito Federal, convocaremos también, de nueva cuenta, a los ciudadanos del Distrito Federal a defender la autonomía, los derechos y las libertades de la ciudad.
El Presidente diputado Francisco Javier Ramírez Acuña: Está en votación el acuerdo en general y se reservó la Comisión del Distrito Federal para una votación posterior.
En este espacio podrás encontrar información actualizada acerca de las actividades y el pensamiento de Alejandro Encinas Rodríguez, uno de los principales dirigentes de la izquierda mexicana.