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"Estamos en una crisis humanitaria que deriva de la ausencia del Estado":

Alejandro Encinas Rodríguez

Venimos de lejos

Dtto 30

Constituyente

Senador

XII Congreso Nacional Refundacional del Partido de la Revolución Democrática

Intervención del Dip. Alejandro Encinas Rodríguez, Coordinador del Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados
Oaxtepec, Morelos, 3 de diciembre de 2009
Compañeras y compañeros congresistas,
Distinguidos invitados:

Agradezco la oportunidad que me brindan para dirigirme a este Congreso de Refundación en mi carácter de Coordinador General del Grupo Parlamentario de nuestro partido en la Cámara de Diputados.
Un grupo parlamentario que recién ha iniciado sus funciones y en un breve plazo ha acreditado cohesión e iniciativa política, enfrentando la regresión conservadora que la derecha pretende imponer en nuestro país.

Son muchos los valores políticos de nuestro grupo parlamentario. En primer lugar el impulso de una agenda de transformaciones expresada a la fecha en 49 iniciativas de ley y 259 proposiciones de punto de acuerdo, donde se establece con claridad la defensa del Estado laico, el respeto a las libertades democráticas y de los derechos de los mexicanos que se conjuga con una acción unitaria que ha permitido actuar con cohesión en temas fundamentales, como la defensa de la economía popular, la lucha contra nuevos impuestos y la defensa del Sindicato Mexicano de Electricistas.

Sin embargo, el valor político fundamental de este grupo parlamentario es el haber construido un arreglo institucional que permitió dar un primer paso para revertir el ciclo de confrontaciones que a lo largo de los últimos años nos han dividido.

Este no es un hecho menor, menos aún cuando nos hemos planteado el reto de hacer de este Congreso un acto de refundación de nuestro partido.

Un partido que cumple ya dos décadas de existencia y cuyo origen data de un momento político clave en la historia del país, cuando tras una crisis dentro del Partido Revolucionario Institucional, surge una corriente democratizadora que buscaba la democratización de los mecanismos de elección de su candidato a la presidencia de la República, y ante la incapacidad de entender la necesidad de transformarse, sufrió una ruptura que abrió paso al encuentro con un amplio espectro de la izquierda mexicana para primero ir juntos al proceso electoral de 1988, y continuar, después, un proceso de unificación de fuerzas diversas que fueron capaces de conjugarse en la fundación del PRD, un partido político que se planteó construir un referente para defender las mejores causas de los mexicanos.

Dos décadas después buscamos refundar éste proyecto. Sin embargo debemos entender este Congreso como el inicio de una nueva etapa del partido, que si bien no parte de cero, necesita abrir el debate a la posibilidad de crear un nuevo partido, un partido renovado, comenzando con un nuevo padrón de afiliados, nuevas reglas de convivencia interna y con apego al principio de que sean los militantes quienes definan las orientaciones de la política partidaria y sus órganos de dirección.

La refundación de nuestro partido debe ser resultado del debate en un ambiente de renovación. Ésta no se va a dar por decreto. Sería iluso suponerlo, por ello se requiere no sólo de voluntad política o de la reformulación de nuestros documentos básicos. La refundación que iniciamos debe permitir nuestra cohesión política al menos en tres ámbitos:

1. La identidad política y el sentido de pertenencia con el partido. Hoy, hay que reconocerlo la identidad dentro del partido se da principalmente en torno a la corriente, las banderas del partido han sido sustituidas por las de los grupos internos, y esta pérdida de identidad desdibuja nuestro perfil ideológico y socava la unidad interna. Es preciso asumir que los ejes políticos que pueden articular nuestra identidad es la lucha por la democracia y el combate a la desigualdad. La lucha por la libertad y la equidad, para lo que necesitamos un partido que se asuma como un instrumento para alcanzar dichas causas.

2. Recuperar la vocación unitaria del PRD con las izquierdas y las fuerzas progresistas. Hasta ahora padecemos una especie de enajenación, concentrados en nuestras disputas internas, fracturando nuestras alianzas políticas y nuestros lazos con el electorado, convirtiéndonos en nuestros propios detractores.

El PRD debe dejar de ser un partido de corrientes con influencia electoral, para restituirse como un partido de masas para la lucha política vinculado a los movimientos sociales, con un sólido posicionamiento territorial y por lo tanto electoral.

Debemos recuperar el aliento unificador que nos dio origen y el capital electoral que perdimos en los recientes procesos electorales. Ello sólo será posible recuperando el discurso y la iniciativa política que conlleve a restituir nuestra credibilidad y confianza ante la ciudadanía y a cristalizar de nueva cuenta las aspiraciones de un vasto sector de la sociedad que nos ha permito constituir una fuerza política importante y convertirnos en una opción real de gobierno.

3. Avanzar en la democratización de nuestra vida interna. Corrientes si, grupos de interés no. Necesitamos corrientes de pensamiento que enriquezcan la vida y el discurso del partido, partiendo de reconocer que la base de sustentación de nuestra vida interna debe ser la organización territorial.

La izquierda debe asumir al territorio como un protagonista fundamental en la creación de un nuevo paradigma, no solo para el desarrollo de la comunidad sino para humanizarla. Ello implica desarrollar una nueva cultura ciudadana que reconozca la diversidad, profundice las acciones y medidas por el bien vivir, construyendo nuevas alternativas, ahondando la democracia, construyendo comunidad, ciudadanía y espacios participativos, capaces de movilizar a la sociedad.

Compañeras y compañeros

Estoy convencido de que el proyecto de izquierda en el que se inscribe nuestro partido, es la vía que puede garantizar una verdadera transformación en nuestro país. La derecha ha evidenciado su incapacidad para conducir al país, y por otro lado, no podemos permitir un vuelco al paso. Pero para que la izquierda y nuestro partido sean factor para impulsar estos cambios, debemos cambiar. Podemos cambiar nuestros documentos básicos, nuestros estatutos, declaración de principios y programa, pero tenemos que asumir que si no cambiamos nosotros mismos, nuestras actitudes y prácticas políticas, nada va a cambiar. Debemos asumir nuestro pluralismo como una virtud. Ese es nuestro reto y espero que éste congreso permita la renovación del PRD que permita la construcción de una nueva mayoría que asuma los destinos del país.

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