Embarazo adolescente: la otra emergencia
El Universal
Alejandro
Encinas
OPINIÓN 27/10/2020 00:59 ACTUALIZADA 00:59
La pandemia que
asola al mundo ha traído consigo impactos profundos en nuestras formas de
convivencia familiar y comunitaria. Si bien un buen número de las acciones
implementadas para enfrenar el confinamiento, como el trabajo desde el
domicilio, la formación a distancia, las reuniones virtuales e incluso los
encuentros sociales virtuales, se han conformado en buenas prácticas, los
impactos negativos en el seno del hogar han incrementado los riesgos que viven
las mujeres, niñas, niños y adolescentes ante el maltrato, la violencia, el
abuso sexual, las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no
deseados.
Cifras
del Consejo Nacional de Población muestran una realidad alarmante:
cada día ocurren en México mil nacimientos de madres adolescentes (15 a 19
años), se estima que el 17.4 por ciento de los nacimientos de este año serán en
este grupo. Cifra que en el marco de la pandemia va en ascenso, al igual que
los 9 mil 876 embarazos anuales de niñas menores de 15 años, muchos de éstos,
resultado de violencia sexual.
Gran
parte de los embarazos suceden en adolescentes con un menor horizonte
educativo, se trata del 40 por ciento del total de adolescentes del país. Las
más altas tasas de fecundidad se encuentran entre las mujeres indígenas: 91.9
nacimientos por cada mil mujeres indígenas menores de 19 años.
Proyecciones
de Conapo estiman que el 16.3 por ciento de las adolescentes que acceden al
bachillerato, abandonan la escuela porque se unieron, se casaron o embarazaron;
lo que contrasta con los hombres, entre quienes solo el 2.8 por ciento deja sus
estudios por estas situaciones. En el nivel de educación superior, solo 6.7 por
ciento de las mujeres que se hicieron madres antes de los 19 años, acceden a la
formación profesional.
La
menor escolaridad menoscaba las oportunidades de empleo y de remuneración.
Actualmente, la brecha salarial entre las madres adolescentes y aquellas que lo
hicieron en la edad adulta alcanza un 40 por ciento.
Frente
a esta situación, el gobierno federal ha emprendido la Estrategia Nacional de Prevención
del Embarazo Adolescente (Enapea). Se trata de una acción institucional que
busca encarar este problema e impulsar un profundo cambio cultural,
garantizando el derecho a la educación sexual y reproductiva que
establece nuestra Constitución, fortaleciendo la autonomía de las niñas y
adolescentes a través de la educación integral de la sexualidad en todos los
niveles educativos, en los medios de comunicación, en el ámbito familiar y en
los programas comunitarios, reconociendo a las y los adolescentes, como sujetos
de derechos sexuales y reproductivos.
En
esta estrategia concurren todos los órdenes de gobierno para instrumentar
acciones de atención y prevención en los ámbitos educativos y de salud,
acompañada de una campaña de comunicación a partir de dos grandes vertientes:
“Yo decido” y “Yo exijo respeto”. La primera se enfoca a jóvenes de 15 a 19
años para prevenir el embarazo adolescente, y la segunda, a la población en
general para la prevención del embarazo infantil y la maternidad forzada en la
población menor a los 15 años.
Combatir
esta emergencia social es prioridad del Gobierno Federal y un asunto de
justicia social, aunque también debe asumirse que la naturaleza y magnitud de
este fenómeno trasciende el ámbito de las políticas gubernamentales, que
requiere del compromiso de la sociedad en su conjunto para conjurar la
violencia dentro de los hogares y garantizar una vida digna y de respeto a las
niñas y niños en nuestro país.
#YoDecido:
800 624 64 64, línea abierta a toda la población.
Subsecretario
de Derechos Humanos, Población y Migración
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