La Babel del Suchiate
Alejandro
Encinas Rodríguez
El Universal
14 de Mayo, 2019
El
incremento de los flujos migratorios en nuestro país ha abierto un intenso
debate plagado de prejuicios y falta de información. La modalidad que
representan las caravanas migrantes, originarias particularmente de
Centroamérica, ha desatado, una especie de fiebre xenófoba y racista en algunos
grupos de nuestra sociedad que han encontrado un eco fácil, queriendo cerrar
los ojos ante un fenómeno que llegó para quedarse.
Las
caravanas migrantes expresan apenas un pequeño porcentaje de los flujos
migratorios que se registran en el país, dominados por el éxodo de poblaciones
que buscan escapar de la violencia y de la pobreza en su país, asociado a la
porosidad de la frontera sur que permite, prácticamente una libertad de
tránsito, la corrupción de autoridades y a la actividad de grupos asociados al
tráfico, la trata de personas y otros delitos.
A ello se
suma un hecho similar al que registran otras regiones económicas del mundo:
México ha dejado de ser un país de tránsito y de expulsión de migrantes a los
Estados Unidos, para convertirse en un país de destino. Por lo que debe
prepararse para asumir la integración de las personas migrantes a nuestra
sociedad, en un momento en que esta población en México representa solo el uno
por ciento del total.
Ello exige,
una nueva visión distinta de la política migratoria y del desarrollo de la
región que contemple al menos cinco componentes:
El
establecimiento de un Plan de Desarrollo Integral, que fomente la formación de
una nueva región económica de beneficios compartidos entre el sur de México y
los países de Centroamérica, y la conformación de un nuevo mercado laboral en
la región, que permita el acceso a mejores condiciones de vida en zonas
expulsoras, y una gestión migratoria que garantice la protección de las personas.
El respeto a
los derechos humanos de las personas migrantes: conciliando el control
migratorio con un trato digno y respetuoso a las personas, en especial a las
niñas y niños; mejorando sustancialmente las condiciones materiales y de
servicios en albergues migratorios, garantizando el retorno asistido, en los
casos necesarios, atendiendo adecuadamente las solicitudes de refugio, y
asegurando el cumplimiento de las leyes migratorias y las recomendaciones
emitidas por la CNDH y organismos internacionales, a fin de transitar hacia un
modelo de migración ordenada, segura y regular.
La
integración regional del flujo emergente: ofreciendo alternativas ocupacionales
a migrantes regularizados. Promoviendo un Programa de Ocupación Emergente en
los centros donde se cuente con un albergue temporal, permitiendo a los
migrantes regulares acceder a los programas públicos de bienestar, vinculando a
los migrantes con empleadores del sector privado, así como con los proyectos
estratégicos del gobierno, como el Tren Maya, la Refinería en Dos Bocas y el
Corredor Transístmico.
Impulsar una
iniciativa diplomática: actualizando el Acuerdo de Entendimiento Migratorio y
su cumplimiento sobre los ciudadanos de Guatemala, Honduras y el Salvador,
motivando la responsabilidad de los países centroamericanos para controlar la
migración irregular de sus connacionales, especialmente, para evitar la
movilidad de niñas y niños, alertando, a través de las embajadas, consulados y
medios de comunicación en los países centroamericanos sobre los riesgos de la
migración irregular, así como las alternativas para hacerlo de manera ordenada
y segura.
Un tema que
requiere una atención particular es el relativo a los flujos de migrantes
extracontinentales. Fenómeno, que, si bien no es novedoso, su número creciente
encara nuevos retos para las relaciones con el exterior, así como en las
políticas públicas.
Basta ver la
composición de los migrantes transcontinentales en el albergue la
Mesoamericana: Afganistán, Bangladesh, Etiopía, Guinea, Congo, Angola, Mauritania,
Eritrea, India, Sri Lanka, Pakistán, Camerún, Sierra leona, Yemen, Burkina
Faso, Nepal, que constituyen una verdadera Babel del Suchiate y que, guste o
no, como todo fenómeno y proceso social, su integración transformará, hoy
nuestra vida cotidiana, mañana la cultura nacional. (Subsecretario de Derechos
Humanos, Población y Migración)
No hay comentarios:
Publicar un comentario