Veto, hambre e
impunidad
Alejandro Encinas Rodríguez
17 enero de 2012
En el pasado
período de sesiones , la Cámara de Diputados aprobó el decreto mediante el cual
el Ejecutivo federal debería integrar un fondo especial de 10 mil millones de
pesos para atender los daños ocasionados por la sequía, las inundaciones y
heladas ocurridas en diversos estados del país, en particular en Sonora, Baja
California, Baja California Sur, Aguascalientes, Tamaulipas, Coahuila,
Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nuevo León, Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro,
Guanajuato, Tlaxcala, Puebla, México, Hidalgo, Tabasco y Veracruz.
Con esos
recursos se pretendía enfrentar el daño que presenta cerca de un millón de
hectáreas, 400 mil de las cuales no podrán sembrarse por escasez de agua; la
muerte de miles de cabezas de ganado y de manera esencial la carencia de
alimentos que enfrentan 28 millones de mexicanos, debido a la profunda
dependencia alimentaria que lleva a importar más de 43% de los alimentos que
requiere el abasto nacional.
Se estima que en los últimos 18 meses se han afectado cuatro de
cada 10 hectáreas que integran el territorio nacional por la sequía. La Sagarpa
ha señalado que se han perdido 963 mil hectáreas y cuantiosas cabezas de ganado
y que ha sido afectado más del 40 por ciento del territorio nacional. Esto ha
repercutido severamente en la producción nacional de alimentos, que alcanzará
su nivel más crítico a la mitad del presente año, y en el incremento de precios
en los productos de la canasta básica. Tan sólo de enero de 2006 a diciembre de
2011, la tortilla, el arroz, el frijol, la carne, el café, el aceite y la sopa
de pasta registraron aumentos superiores a 100%.
Pese a esta difícil situación, el Ejecutivo federal, a través del
secretario de Hacienda, ha vetado este decreto aduciendo que es innecesario, ya
que la estrategia gubernamental para la atención a los efectos provocados por
desastres naturales dispone de recursos en el Presupuesto de Egresos de la
Federación, que se canalizan a través del Fondo de Desastres Naturales, el
trabajo coordinado con entidades federativas y la “administración de riesgos”
atendiendo principalmente el “agua para consumo humano, acciones de empleo
temporal, importación de alimentos y reparto de despensas, así como la
contratación de “un seguro de exceso de pérdida para administrar, a través de
los mercados internacionales, los riesgos que enfrenta ante las amenazas de
desastres naturales”.
Esto demuestra una vez más la ausencia de una política que atienda
la seguridad alimentaria como un asunto estratégico para la seguridad nacional,
así como la negligencia oficial ante un problema que pone en riesgo la vida de
miles de mexicanos, en un empecinamiento que resulta absurdo, ya que de acuerdo
con el informe sobre la situación de las finanzas y la deuda pública
correspondiente al tercer trimestre de 2011 se registraron subejercicios al mes
de junio por 3 mil 700 millones de pesos, los cuales fueron reasignados a otros
ramos y programas, subejercicios que se estima podrían sumar al cierre de 2011
cerca de 38 mil millones de pesos.
Mientras, en contraparte la estela de Luz se erige, impune, como
un monumento a la frivolidad, al despilfarro y la corrupción, diversas
organizaciones civiles han denunciado que la hambruna en la sierra Tarahumara
ha llevado a la muerte por desnutrición a integrantes de esa comunidad
indígena.
El veto a la resolución del Congreso denota la ausencia de una
verdadera división de poderes y la unilateralidad con que se manejan las
finanzas públicas del país, pero resulta más preocupante cuando se enfrenta una
virtual emergencia nacional derivada del abandono del campo nacional. Se trata
no solo de la pérdida de cosechas y de cientos de miles de cabezas de ganado,
sino también de muertes de seres humanos, como se ha registrado en la
Tarahumara, donde las comunidades indígenas, al igual que en otras regiones del
país, enfrentan la peor crisis alimentaria de los últimos 80 años.
Diputado federal por el PRD
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